El país está quebrado económicamente.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre. * 

El sondeo de realidad realizado por nuestros estudiantes, a partir del 1ro. De febrero hasta el 19 del mismo mes en que hicimos el cierre; nos muestra una fotografía del país, realmente preocupante.  Preocupante en el sentido de que, los espacios se van cerrando y las medidas de fuerza, de violencia institucionalizada van a ir escalando en contra de amplios sectores de la población y eso, ya sabemos históricamente a que nos conduce.

El país está quebrado económicamente y agredido y humillado social, cultural y religiosamente. Y no olvidemos que la humillación -y la nuestra es extrema- es sin más preámbulo, uno de los grandes resortes de la violencia.

Eso sí, ellos, los Nuevos Inquilinos del gobierno están más que bien, están creciendo económicamente y al igual que Arena y el Fmln ya se sienten eternos, ya han construido su trono mental desde el cual sólo emana marginación, abuso y empobrecimiento de la nación. Y estas tres realidades políticas que ha soportado la nación, lo único que han mostrado es el carácter antidemocrático y fascista del actual sistema.

El sondeo de realidad basado en un diálogo más que en un cuestionario, preguntaba por los 8 problemas más fuertes o grandes que tiene actualmente la nación salvadoreña.  Dialogamos con 1,842 personas de 58 municipios ubicados en todas las regiones del país, con mayor proporción de mujeres y jóvenes, respondiendo a la realidad poblacional del mismo. Y los resultados son los siguientes:

  1. Desempleo/falta de oportunidades.
  2. Salud Deficiente.
  3. Educación Pública Deficiente y en crisis.
  4. Canasta Básica Cara.
  5. Corrupción Política.
  6. Contaminación Ambiental. (Minería)
  7. Economía.
  8. Pobreza.
  9. Vivienda inaccesible para la población.

Entre pobreza y vivienda inaccesible, el margen es muy estrecho por eso aparece el 9º. Problema.  Ahora bien, estos problemas expresan la realidad de un sistema abiertamente antidemocrático y expoliador.  En la actualidad simplemente estamos siendo testigos y víctimas de la radicalización de un modelo que incluso ya no siente necesaria la máscara del “sistema democrático”, porque así han asumido que la realidad del pueblo salvadoreño es servir únicamente para el enriquecimiento de las élites.

Este es un modelo expulsor de hermanos y que abiertamente hace de los salvadoreños un producto más de exportación, para sus ansias de Remesas bañadas en sangre. Lo trágico de esto, es que algunas universidades, iglesias e intelectuales sigan viendo esto como una Emigración normal, natural. Y no se atrevan a decir con hondura, que nuestra población no es migrante, si no, desplazados internos por un modelo extorsionador y terrorista.

Y cuando hablamos de quiebra económica, opresión social y cultural, y basado esto en la ruptura del Estado de Derecho, por este gobernante seudo musulmán y sus secuaces; nos referimos precisamente, a que el séptimo problema señalado por la población es la economía en sentido estricto y con toda su amplitud. Y toma su rostro real, al ver que el problema número 1 es el desempleo, el problema 4 es la canasta básica cara, inalcanzable para la gente hoy en día. Entonces la pobreza, problema 8, simplemente es el resultado de una maquinación de la élite oligárquica, que ve traducirse esto en remesas para el consumo y crecimiento de sus bolsillos. La vivienda inaccesible, sobre todo para los jóvenes, no es más que el correlato para la desesperanza de la población.

El desempleo es estructural y tomemos en cuenta, que empleo y salario es casi la única forma que tienen las mayorías de llevar el sustento a su hogar. En ese sentido, la política sistemática por expulsar del mercado a los pobres, que mediante la economía informal busca la sobrevivencia de sus hijos, se convierte en una auténtica guerra en contra de los pobres.  ¿Adónde queda la libre competencia, supuesta esencia del sistema capitalista? Ah, resulta que este no es capitalismo democrático, es puro saqueo de la nación, que lleva a compartir nuestra tierra, nuestros recursos y una mano de obra paupérrima y aterrorizada por falta de derechos, con unos socios voraces como lo son los chinos y los turcos. Y luego algunos se preguntan por qué 7 de cada 10 jóvenes quieren irse del país.

Ahora bien, la actitud esteticista del régimen hace de los pobres un elemento perturbador del nuevo ornato. Porque los pobres afean el ambiente, porque su “modernización” pasa por desaparecer, desplazar y exprimir junto con sus “amigos” a lo que vaya quedando del pueblo salvadoreño.

Quizá a esto pueda llamársele un genocidio de baja intensidad, baja en su forma, pero grave en su dimensión real de daño al pueblo y su territorio. Y lo empezaron mostrando, queriendo traer profesionales de otros países, mostrando que los nuestros no les son útiles. Han invitado a otros extranjeros a venir a vivir a este paraíso, haciéndoles creer que estos son territorios fantasmas, porque acá sólo cuenta la capacidad de compra, y los actuales y legítimos propietarios no cuentan por su misma condición de salvadoreños comunes y sin capacidad de compra.

Esa visión racista y criminal, no puede sentir amor por el pueblo, y en su desprecio no conciben como necesario que este pueblo esté amparado por un Estado de Derecho; es más, este estado de derecho es un obstáculo para su visión y sus propósitos de despojo.

En estas circunstancias la salud y la educación, no puede ser otra cosa que un gasto innecesario para gentes que no entran en el paraíso del musulmán y sus socios.  Ilusos los que todavía piensan que la educación y la salud en algún momento pueda convertirse en una Inversión de los saqueadores, para sus víctimas.

En su visión malsana este territorio es para exprimirse y, en consecuencia, culpar a los empobrecidos de la destrucción del medioambiente; no es más que un engaño para imponernos una minería extractivista que por su naturaleza destructiva pretende dejar este territorio llamado El Salvador en una fuente de veneno no apta para la vida humana.

Estamos pues presenciado como víctimas y testigos, el oscurecimiento de nuestro cielo por un genocidio y ecocidio, ante el cual no va quedando otro recurso a la gente que el resistir o morir.

*(Salvadoreño. Investigador y docente universitario). 

 

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