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CONFERENCIA DE MUNICH, TRUMP Y EL SALVADOR.

Por: Fernán Camilo Álvarez Consuegra.

La Conferencia de Múnich de 1938, parece que esta por repetirse, con nuevos actores: potencias decidiendo sobre la soberanía de otro en desventaja geopolítica, al tiempo que El Salvador, ya es parte activa de la política interior de Estados Unidos y claramente se decide por él

La Conferencia de Múnich, trato de establecer el “Heartland” o espacio vital alemán, lo que evitaría, que posteriormente Alemania, expandiera su territorio. Se decidió sobre los Sudetes, que pertenecían a Checoslovaquia, que no debería ser parte de la negociación entre Alemania, Italia, Francia e Inglaterra. La justificación de la conferencia fue mantener la paz europea, ante una Alemania rearmada, que exige la reivindicación de sus derechos como potencia. Once meses después, luego de un ataque de falsa bandera, se invade el corredor de Dánzig, en Polonia y hace inevitable la Segunda Guerra Mundial.

Para prevenir un nuevo choque entre potencias durante el desarrollo de un conflicto, Alemania y la Unión Soviética acordaron un fuerte intercambio comercial y repartirse Polonia, que sería invadida conjuntamente; así se logró al pacto Ribbentrop-Molotov, firmado el 23 de agosto de 1939. Y el 22 de junio de 1941 Alemania invade la Unión Soviética por sus recursos.

En situación similar se encuentra hoy el mundo: las potencias, para evitar una confrontación mayor, ceden los derechos de otros, buscando la contención. Hoy posiblemente se decidirá el destino inmediato de Ucrania y el futuro de Europa a largo plazo. Rusia pretende reconstruir el antiguo imperio soviético, basándose en el poder nuclear, mientras que su economía y poderío militar convencional, está al borde del colapso.

Para una potencia nuclear, que posee el segundo ejercito del mundo, no poder conquistar a su vecino en tres años, es una derrota y depender del comercio con China e India y armas de Irán y Corea del Norte, es una mayor derrota. Por lo que ahora, para recuperarse, amenaza con guerra global y exige por la negociación con un tercero, los objetivos no alcanzados.

Estados Unidos está amenazado ya por Putin, quien ha desconocido la venta de Alaska en 1867, por lo que se establece a futuro dicha reclamación ya sea por vía de negociación, juridicial o la fuerza. Si Putin exige los territorios ucranianos y sus fuentes de energía como base para una negociación, es que la explotación conjunta de minerales entre Ucrania y Estados Unidos también es sujeta a negociaciones futuras. Una tregua sin posibilidades de recomponer las fuerzas ucranianas, pero si las rusas, solo augura una ruptura de hostilidades.

Al mantenerse la ayuda europea a Ucrania, y Estados Unidos negocia con Rusia, se obliga a presionar a Europa, en favor de Rusia, quien pretende romper la unión continental europea para recuperar Polonia y los países Bálticos; si esta amenaza no fuera real, no se estarían armando dichos países y preparándose para un conflicto.

Una situación de este tipo aislaría más a Estados Unidos, sobre todo si su industria militar especializada no produce lo suficiente para sufragar sus gastos de investigación. Para Europa, Estados Unidos ya no es un socio confiable, como ya no lo es para México y Canadá.

Responsabilizar a Irán de la respuesta de los hutíes yemeníes, es abrir una nueva puerta de responsabilidades internacionales entre naciones, pues si los hutíes, responden a Irán, e Irán es socio de Putin en la guerra “proxi” contra occidente, Putin sería el responsable y si agregamos la relación de dependencia económica con China, Xi Jinping, sería el responsable de lo que hagan los hutíes. Este concepto es la responsabilidad del mando, según la deconstrucción “Woke”, tan criticada por la administración Trump, pero ahora la aplica.

La estabilidad mundial durante la Guerra Fría fue gracias al globalismo impulsado por Estados Unidos, en la que, desde las Naciones Unidas, el FMI, AID y otras organizaciones exclusivamente norteamericanas, procuraron fomentar la cooperación internacional que, a la larga, redundaban en solidaridad con Estados Unidos y colaboraban en su defensa. Por tal razón los diferentes conflictos en Latinoamérica durante esa época fueron para disputar el área de influencia de Estados Unidos, consolidado en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

En la medida que Estados Unidos se retire de la OTAN y de todo organismo internacional, se aislara y sus enemigos superaran a sus aliados. Hoy El Salvador, al recibir a deportados, supuestamente del Cartel de Aragua; ha puesto las cárceles salvadoreñas al servicio directo del Ejecutivo norteamericano, violando principios de territorialidad y soberanía. Al recibir a estos prisioneros, cuya situación sigue siendo debatible en Estados Unidos, El Salvador se vuelve parte de la política interna de Estados Unidos, no siendo el Gobierno salvadoreño un socio confiable, pues apenas se reciben los primeros deportados y ya se exige más dinero para mantenerlos recluirlos, presentándolo como como la nueva “industria de servicios” que El Salvador pone en el mercado mundial y con el que espera sufragar los gastos de gobierno.

El orden internacional basado a los intereses nacionales, expresados en acuerdos y fundados en la libre determinación de los pueblos, garantiza la paz. Si una potencia busca generar guerras “proxi” o invadir un país para realizar sus propios objetivos nacionales, altera la paz y solo cederá ante la fuerza colectiva de los otros estados ejercida bajo el principio de legítima defensa.

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