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Titubeos mundiales para seguir a EEUU en la guerra contra China.

Por: Ruben Montedonico Rodríguez.

Como un torbellino, con intempestivos vientos arrachados e inesperados, las decisiones
del nuevo inquilino de la Casa Blanca son cada vez más impredecibles -en algún sentido-, se
combinan con promesas de campaña y van exponiendo que los supermillonarios
-que en el pasado desde sus negocios sirvieron de sostén a los políticos republicanos- decidieron
operar por sí mismos los resortes del Estado, equivalente en el exterior al dominio capitalista sobre
el centro occidental y sus países y el colonial-imperialismo en la periferia, procurando extirpar todo
brote alternativo, como en mejor expresión de futuro lo expresa el conglomerado de naciones
reunidas en torno a los BRICS. El aderezo a esto se lo agrega Donald Trump con
expresiones reñidas con las que comúnmente se adjudican a los mandatarios estadunidenses que,
aunque espíen hasta a sus más fieles y obsecuentes seguidores: el acto de la Oficina Oval entre
el presidente, su vice, y el autoproclamado presidente de los ucranianos, puede servir como claro
ejemplo de ese comportamiento, rayando en lo sádico.
Toda desobediencia de la periferia será castigada por el rigor imperialista mediante todas
las formas de intervención de que dispone, desde la vía diplomática (a través de sus embajadas,
por ejemplo) hasta las que directamente recurran al Pentágono, al que le quiere “comprar»
Groenlandia.
Más allá de los actos amenazantes del principio, de los que fueron objeto gobiernos y países
de América, en el caso de Canadá y México sobre los que penden eventuales sanciones ficales a
las exportaciones (bajo la forma de aranceles en su compra por EEUU), subsiste el acoso sobre el
canal de Panamá, al que lo tomaría por la fuerza militar so pretexto de servir a China con desmedro
hacia lo estadunidense.
Si por el contrario lo gobiernos de la periferia se suman a la política exterior de Trump y se alejan
de los ofrecimientos o intercambios con China, su “estabilidad” será aquella que logren las diversas
corrientes de sus integrantes con las burguesías, los militares y las oposiciones, sin considerar signos
políticos de las partes. Las elecciones y la “alternancia” hacen parte sustancial de este esquema.
Por un lado, se conocen ampliamente la panoplia de sanciones comerciales que desde EEUU como forma
de amenaza- primero- y ahora como imposición contra China, lo que me ha llevado a escribir que creo que más
que el intento de perjudicar a un competidor estamos ante una nueva versión de la “guerra fría”, Sin embargo, creo
que un escritor como Hamza Castillo tiene razón al opinar que “China no ha evitado proyectar fuerza como parte
de su política exterior. Ha modernizado rápidamente su ejército y ha buscado expandir su arsenal nuclear. También está construyendo todo un conjunto de instituciones como el BRICS y su iniciativa de la “Franja y la Ruta” que desafían a la hegemonía estadunidense. A pesar de las posiciones opuestas de cada lado, tanto Washington como Pekín son profundamente conscientes de la necesidad de dialogar y evitar un conflicto abierto”.
En tanto, crecen las preocupaciones en la UE. Por principio de cuentas se le exige establecer una política común con EEUU en relación a China: al parecer esto será como pedir un imposible dada la imbricación de diferente índole que asocian a la UE con el gigante asiático. Simplemente una renuncia de cualquier miembro de la Europa comunitaria al comercio y a las asociaciones empresariales con China debe tomarse como un verdadero disparate. Si a esto le sumamos acciones como el retiro de EEUU del Acuerdo de París (sobre cambio climático) y, sobre todo, el ninguneo a la UE y a Ucrania que significó el “arreglo” inicial de unas conversaciones de paz en el conflicto ucranio-ruso (entendido como favorable al invasor y a Putin), cuando se exige que los países aporten el 2% de sus PIB para pertenecer a la OTAN, como decía el más grande dramaturgo inglés, “algo huele mal en Dinamarca”.
Todo lo anterior se da, asimismo, en un clima en el que un grupo de republicanos del entorno a Trump -quizá el
tenga la misma consideración- ven a la UE como un competidor de las empresas y los productos estadunidenses,
pese a que no consiguen aprobar una política común sobre las migraciones, con desempleo, pagando más del doble
por el gas y el petróleo y con una economía, en general, tendiente a un irremediable declive. Por ejemplo, se estima
que del presupuesto de defensa español el 1,3% se dirige a la OTAN; de pasar al 2% se exigiría un renovado esfuerzo
presupuestal equivalente a 19 mil millones de euros.
Con todo lo anterior sobre la UE, el republicano Michael Waltz, escogido como consejero de Seguridad Nacional
por Trump, piensa -al igual que otros miembros del gabinete de secretarios de gobierno que “estamos en una carrera armamentista global con un adversario que, a diferencia de cualquier otro en la historia norteamericana, dispone de capacidad económica y militar para realmente suplantarnos y reemplazarnos”. Sin embargo, gente como Waltz suponen y pusieron en práctica desde hace años: “Creo firmemente que el Partido Comunista Chino ha entrado en una Guerra Fría con EEUU y es explícito en su objetivo de reemplazar el orden mundial liberal, liderado por Occidente, que ha estado en vigor desde la Segunda Guerra Mundial”.
En cuanto al subcontinente sudamericano los investigadores coinciden que la presencia comercial de China en la
región se está expandiendo a un ritmo de crecimiento de dos cifras, constituyéndose en una preocupación importante para la administración Trump. Están observando de cerca cómo los productos, la financiación y la tecnología chinos están inundando el continente, desplazando la demanda interna de inversiones, productos y tecnología estadunidenses en el hemisferio. Este cambio sienta las bases para una presencia regional, principal y alternativa. Cabe esperar que se intensifiquen las concesiones mutuas en esta cuestión para países como Perú, Colombia y Chile. Ecuador, en su seguidismo presidencial-electoral, cederá una de las Galápagos para la naval yanqui.
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