Por: TOÑO NERIO.
¿Hablamos de deportaciones o de protecciones? Y hasta cuándo llegarán.
El gobierno estadunidense ha estado mandándole al gobierno salvadoreño grupos pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS13) que tenía presos y estaban a punto de prestar declaración ante la justicia de las cortes de Nueva York.
Iban a contarle al mundo los tratos que les permitieron salir de las cárceles salvadoreñas donde purgaban largas condenas y viajar a Guatemala, México y los Estados Unidos, para continuar en total libertad y felizmente sus vidas criminales.
Pero no me cabe ninguna duda de que hay razones de Estado detrás de todo ello y que, en especial, al gobernante salvadoreño -socio o súbdito de Donald Trump- le urge borrar todas las huellas de la trama del acuerdo con el crimen organizado local que le ha permitido presentarse como el único de los gobernantes que pudo pacificar el país.
Veamos algunos ejemplos de medidas que se han tomado para silenciar a los jefes pandilleros.
Saúl Antonio Turcios Ángel, más conocido como “el Trece de Tecla” fue encontrado muerto en el interior de la cárcel de “máxima seguridad”de Zacatecoluca, El Salvador (“el país más seguro”).
Al momento de su asesinato, el 30 de agosto de 2024, Turcios era uno de los máximos dirigentes de la organización criminal conocida como Mara Salvatrucha 13 (MS13).
Un mes antes, en julio, al hablar como candidato nominado para la elección presidencial en la Convención Nacional del Partido Republicano, Donald Trump había acusado al gobernante salvadoreño de estar poniendo en libertad a los peores criminales y enviándolos a los Estados Unidos, como estrategia para reducir la violencia en su país y presumir así de un éxito falso en materia de seguridad.
En efecto, a mediados de abril fue presentado el líder de la MS13, Elmer Canales Rivera (Crook), para su audiencia preliminar ante una corte en Nueva York en la que se esperaba revelaría los nexos entre el gobernante salvadoreño y la organización que dirige.
Canales Rivera guardaba prisión en El Salvador cuando en 2019 asumió la jefatura del poder ejecutivo el actual gobernante usurpador.
Cumplía una condena de más de cuarenta años por múltiples delitos.
Pero, como parte del cumplimiento de los compromisos adquiridos en un pacto entre el gobierno y la MS13 para disminuir los homicidios en el país, en noviembre de 2021, el criminal fue liberado de su prisión, llevado a un apartamento de lujo en la señorial Colonia Escalón de la capital salvadoreña -a pocas cuadras de la residencia presidencial- para reunirse con su pareja, Yesi Carolina Chávez Ramírez, y posteriormente fue sacado del país hacia Guatemala de manera subrepticia por uno de los hombres de confianza del presidente salvadoreño, el titular de la Dirección de Reconstrucción Del Tejido Social de la Presidencia de la República, Carlos Marroquín (alias Slipton).
La idea del Crook era cruzar hacia México con ayuda de las redes de narcotraficantes. Así lo hizo y se instaló en las cercanías del Estadio Azteca, en la capital mexicana.
Al revelarse la maniobra por parte del diario digital El Faro, que publicó la grabación de una conversación telefónica entre el asesor presidencial alias Slipton y líderes de la MS13, desde la presidencia de la República ordenaron a alias Slipton que hiciera todo lo necesario para recapturar al Crook y regresarlo a El Salvador antes que la policía estadounidense lo consiguiera.
El diario digital publicó que el presidente de la República ordenó traer de regreso al país al Crook y designaron “para esta operación al inspector Raúl Eduardo Reyes Escuintla, jefe de la División Élite Contra el Crimen Organizado (DECO) quien acudió a los bajos fondos en busca de aliados con contactos en el mundo criminal mexicano.”
En primer lugar contactaron a un miembro de la Pandilla 18, conocido por el alias Rafael, para que se encargara de realizar el trabajo. En pago sacaron de prisión a su hermana y se la entregaron, le dieron documentos y dinero para sus viáticos y le facilitaron su movilidad.
Por otra parte, los oficiales salvadoreños se pusieron en contacto con el Cartel Jalisco Nueva Generación y le ofrecieron un millón de dólares para que consiguiera información que llevara a la recaptura del Crook, criminal amigo y socio del gobierno salvadoreño.
Para desgracia del gobernante salvadoreño, Canales Rivera fue aprehendido el 8 de noviembre de 2023 por las autoridades de seguridad del gobierno de México las cuales, de inmediato, se pusieron en contacto con el Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI), en cumplimiento de la solicitud de presentación de las cortes de ese país para que responda por el asesinato de dos mujeres en Nueva York, que el Crook ordenó desde su prisión cuando todavía estaba en El Salvador.
Al día siguiente, 9 de noviembre, en Houston, Texas, las autoridades mexicanas hicieron entrega del reo al FBI para que luego fuera llevado ante las cortes neoyorquinas.
Conociendo la “metodología” de negociación de Donald Trump a nadie puede extrañar que la denuncia que hizo pública en la Convención Republicana en contra del gobernante mentiroso tenía por objeto someterlo para utilizarlo como objeto de su propaganda antiinmigrante.
En pago por la docilidad del gobernante salvadoreño, Donald Trump ha comenzado a devolver a los líderes criminales que podrían comprometer a bukele al grado de tener que verse en el banquillo de los acusados.
Uno de los pandilleros de la MS-13 que Donald Trump ha puesto en manos de bukele es César Humberto López Larios, alias Greñas de Stoners, líder y miembro fundador de la cúpula -llamada Ranfla Nacional-.
Esa estructura del más alto nivel fue la que negoció en 2019 con el gobierno para acordar la reducción de homicidios y disminuir la violencia a cambio de beneficios sociales para las familias de los pandilleros y económicos y carcelarios, como la construcción de una cárcel de cinco estrellas.
El Greñas fue capturado en México el 9 de junio de 2024 en México, y de inmediato fue puesto en manos del FBI para trasladarlo ante el juez que sigue su caso en Nueva York.
Pero el domingo 23 de marzo de 2025, en el periódico El País apareció una nota firmada por Bryan Avelar, titulada ‘Greñas’, el líder de la MS-13 que puede tener la clave del acuerdo carcelario de Bukele y Trump, en la que textualmente se lee que: “Cuatro días antes de la deportación de Greñas, el 11 de marzo, la fiscalía solicitó sobreseer los cargos en su contra. “Debido a razones geopolíticas y de seguridad nacional, y a la autoridad soberana del Órgano Ejecutivo en asuntos internacionales, Estados Unidos desestima los cargos contra el acusado sin perjuicio, para que El Salvador pueda procesarlo primero bajo acusaciones penales bajo la ley salvadoreña”, se lee en un documento fiscal obtenido por El Faro.”
La nota, sin embargo, finaliza diciendo que: “Este martes, dos días después de que se conociera la deportación de Greñas, dos de los máximos líderes de la MS-13 detenidos en EE UU, que participaron en las negociaciones con el Gobierno de Bukele, se declararon culpables ante la Corte del Distrito Este de Nueva York, según documentos obtenidos por el periodista Carlos García, de Insight Crime. Sus nombres son Marlon Antonio Menjívar Portillo, alias Rojo de Park View y Jorge Alexander de la Cruz, alias Cruger.”
Es decir, Trump todavía tiene varios ases bajo la manga, que los va a sacar cada vez que quiera chantajearlo al cada vez más débil gobernante salvadoreño.
Entonces, la pregunta que debemos hacernos es si estamos hablando de deportaciones o de protecciones. Y hasta cuándo estas van a durar.