POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.
George Edward Griffin, autor estadounidense, publica “El Engendro de la Isla Jekyll” en mil novecientos noventa y cuatro. El libro hace la referencia a la reunión que tuvieron un grupo de banqueros conspiradores, en la Isla Jekyll en mil novecientos diez. La isla, propiedad de J.P. Morgan, está situada en la costa del Estado de Georgia. Durante nueve días los Morgan, los Rockefeller, los Rothschild, los Warburg y los Kuhn Loeb se reúnen, el propósito de dicha reunión era formar un cartel para incrementar las ganancias y reducir la competencia. La solución ofertada fue crear una copia del Banco Central Europeo.
Así se instauro la Reserva Federal, la cual es un cartel con fachada gubernamental. Su objetivo no es proteger al público, sino, sacrificarlo en beneficio del cartel de los banqueros. Sus agencias operativas han sido el Fondo Monetario Internacional, que actúa como una especie de Reserva Federal Mundial y el Banco Mundial, que sería la agencia prestamista del Fondo Monetario Internacional para surtir fondos al mundo.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, se fundaron en mil novecientos cuarenta y cuatro, en el curso de la conferencia monetaria patrocinada por las Naciones Unidas, la cual tuvo lugar en Bretton Woods, New Hampshire.
Griffin considera que las verdaderas metas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son, reducir el dólar del oro para aminorar tanto el dominio del dólar como del oro y remplazar el dólar y todas las demás monedas, por una divisa mundial creada de la nada por el Fondo Monetario Internacional.
El dólar fue desvinculado del oro, esparciendo dólares por todo el mundo para la reconstrucción de la posguerra y financiar las guerras de posguerra. En mil novecientos setenta y dos, se convenció a Richard Nixon que una reserva remanente de oro era preferible a ninguna. Cerró la “ventana de oro” y no cumplió a los tenedores extranjeros de redimir sus dólares con oro.
El autor describe muchas actividades de apoyo a gobiernos despóticos, eso tiene como meta crear un gobierno mundial regido por las élites de banqueros que, utilizan a las Naciones Unidas como pivote de una estructura política. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Mundial emite y controla la única divisa importante del mundo.
Las élites se dan cuenta que nunca podrán consolidar y mantener su poder a menos que, puedan convertir al Fondo Monetario Internacional, en el emisor exclusivo de la única divisa importante del mundo. Lo esencial de la ayuda financiera es, entregar en las garras del Nuevo Orden Mundial a los países del Tercer Mundo. Además, hundir a las economías y el confort de los países fuertes, hasta producir el derrumbe económico y la quiebra del orden cívico.
Griffin narra la fundación del Banco de Inglaterra en mil seis cientos noventa y cuatro. Explica que el Rey Guillermo necesitaba dinero para la guerra. No pudiendo reunirlo mediante impuestos ni pedirlo en préstamo, concedió una carta de privilegio a un grupo intrigante de aristócratas y banqueros ingleses, a fin de que constituyeran un banco al que le daría el monopolio para la emisión de billetes de bancos ingleses. El papel moneda se crearía a partir de la nada y se acreditaría al gobierno, a cambio de un pagaré que comportaría el único respaldo requerido. El gobierno pagaría intereses sobre este “préstamo” para darle un aspecto legitimo a los ojos del público.
El reembolso que recibía el banco consistía en que, se le autorizaba a realizar otros préstamos comerciales con los mismos pagarés del gobierno como “respaldo”. Los bancos al recibir intereses sobre el dinero que creaban y prestaban a voluntad se enriquecerían. El rey juntaría todo el “dinero” que se le antojase, mientras que el público pagaría todo esto con la devaluación de sus ahorros y la expansión de la divisa. Este es el “Mecanismo Mandrake”, capacidad del mago de crear algo de la nada. Una vez emitida la carta privilegio, el Rey y sus cómplices conspiradores se apresuraron a convertirse en accionistas del monopolio de fabricación del dinero.
Griffin presenta la “Formula Rothschild” que es una estrategia para “impulsar a los gobiernos a entrar en guerras, por las ganancias que estas rinden”. La estrategia consiste en asegurarse que cuenten con enemigos provistos de fuerza militar suficiente. En casos que existieran enemigos débiles, habría que darles dinero para que fortaleciesen su faceta militar. Si no hubiese enemigo alguno, habría que crearlo.
El autor narra el “affaire Lusitania”. El barco llevaba oculta municiones a bordo, las cuales eran responsabilidad de J.P. Morgan. La embajada alemana, en conocimiento de lo que se embarcaba en esta nave de pasajeros, presento un aviso de advertencia en diversos periódicos de la costa este de Estados Unidos. Morgan logro impedir su publicación, así que el barco zarpo el primero de mayo de mil novecientos quince, con ciento noventa y cinco pasajeros norteamericanos a bordo. Un submarino alemán torpedeo al buque el siete de mayo. En abril de mil novecientos diecisiete, Estados Unidos declaro oficialmente la guerra a Alemania.
Luego, la obra de Griffin trata la conexión de las elites de banqueros norteamericanos con sus colegas de Inglaterra. Junius Morgan fue aceptado como miembro de la firma inversionista George Peabody. Durante la guerra civil norteamericana, Junius Morgan inscribió a su hijo John Pierpont Morgan en colegios europeos. En mil ocho cientos cincuenta y siete, lo instalo en los Estados Unidos, para que manejara la rama norteamericana de sus negocios. Luego J.P. Morgan senior mando a J.P. Morgan junior a que interiorizara las costumbres británicas.
El autor plantea la relación existente entre los Morgan y los Rothschild. Estos últimos se plantearon establecer un “frente” en los Estados Unidos, utilizando a August Belmont. Los que no deseaban realizar transacciones con los Rothschild y otras firmas judías, se sentían atraídos por los negocios prestatarios de J.P. Morgan, por su antisemitismo público.
El autor cierra el libro narrando que, durante la Primera Guerra Mundial, Inglaterra sufrió una inflación mayor que los Estados Unidos. Inglaterra deseaba corregir esa relación sin deflacionar su economía, convenciendo a Estados Unidos que inflara más la suya, con el objeto de igualar precios y las tasas de interés. El nueve de agosto de mil novecientos veintinueve, la Reserva Federal elevo la tasa de redescuento al seis por ciento y empezó a vender valores en el mercado libre. Ambos hechos causaron la reducción de las reservas y el suministro de dinero con una aplicación inversa al mecanismo Mandrake. El veintinueve de octubre, se derrumbó el mercado.