Bergoglio, fe en el triunfo final de los pobres para cambiar el mundo.

Por: Ruben Montedonico Rodríguez.

De seguro, parafraseando el dicho “por sus frutos lo conoceréis”, el personaje mundial
Jorge Mario Bergoglio, latino, rioplatense, construyó su discurso conteniendo esencias
del pensamiento mayoritario, la esperanza en el cambio humano, en la conducta de la
especie y, con ella, de la naturaleza, de cómo tratar al planeta.
Para aquellos que no hemos tomado partido por una confesión; para los que no nos
hemos afiliado de algún modo a una religiosidad; para quienes nos recuerdan que estamos
excomulgados y con poco de consideración y mucho de “contigo no se puede hablar”
nos llaman (como si fuese un delito creer en la gente) y nos decimos ateos, la muerte
de Bergoglio nos pesa, pero su mirada al futuro nos repone la fe en nuestras ideas.
Confieso que cuando estaba pensando, un poco desconfiado -por lo tendencioso que son
en ciertas cosas que se escriben en Wikipedia- me sorprendió algo de lo que leí sobre el
finado tras ser nombrado papa y haber adoptado su alias: “(…) Francisco apoyó una mayor
inclusión de mujeres en la Iglesia Católica (‘actitud que extendió más allá de lo
 religioso’), defendió valores de justicia social, tuvo un trato más acogedor con las
personas LGBT que los papas anteriores, apoyó acciones para combatir el calentamiento
global, defendió a los migrantes y rechazó las políticas hostiles contra ellos.
Al tomar en cuenta esta referencia, me parece de orden decir que el surgimiento en Sudamérica
no impidió la reflexión y las visitas a otras geografías; Bergoglio estuvo en Birmania
(Myanmar), Emiratos Árabes Unidos, Macedonia del Norte, Irak, Bahréin, Sudán del Sur,
Mongolia y Timor Oriental (ya como nación independiente). Sin embargo, sería injusto si
no recordase a quienes desde Brasil (el mayor país católico de América, lugar del más grande
desarrollo del neopentecostalismo opuesto al romanismo): Cámara, los Lorsheider, Arns,
Casaldáliga y tantos otros. Al colombiano Torres, el salvadoreño Romero, el peruano
Gustavo Gutiérrez -a quien se recuerda asociado a la teología de liberación.
Todos los anteriores, practicantes de diversos caminos en el siglo XX, fueron caldo de
 cultivo del pensamiento avanzado en el adulto mayor Bergoglio. No es preciso a estos
efectos rememorar el papel fundamental de los togados del siglo XIX, que contribuyeron
grandemente a la independencia pro criolla del continente. Una vocación que no practicamos
ni nos es afecta, no es valladar para reconocer méritos en el objetivo común.
Bien hace Francisco Claramunt (a quien no conozco) en ‘Brecha’ de Uruguay cuando repasa
alguno de estos nombres, los une con Bergoglio en su proximidad con América Latina y cita
que “fue en Bolivia, cuando encabezó en 2015 el primer Encuentro Mundial de Movimientos
Populares, con 1.500 representantes de asociaciones indígenas, campesinas, sindicales,
ambientalistas y de derechos humanos, entre ellos los Sin Tierra de Brasil y las poderosas
centrales campesinas bolivianas”. Espacios más adelante indica que el personaje fallecido
insistiría con el protagonismo de los pobres: «Ustedes, los más humildes, los explotados,
los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la
humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover
alternativas creativas”. Les pidió a los asistentes que “no se dejaran encorsetar”.
En otro momento de su alocución leída, calculada, medida en cada palabra, expresará; “Algunos
dicen: la cooperativa, el comedor, la huerta agroecológica, el microemprendimiento, el diseño
 de los planes asistenciales… hasta ahí está bien. Mientras se mantengan en el corsé de las
‘políticas sociales’, mientras no cuestionen la política económica o la política con mayúscula,
se los tolera. […] Cuando ustedes se atreven a cuestionar las ‘macro relaciones’, cuando
chillan, cuando gritan, cuando pretenden señalarle al poder un planteo más integral, ahí ya
 no se los tolera. No se los tolera tanto porque se están saliendo del corsé, se están metiendo
en el terreno de las grandes decisiones que algunos pretenden monopolizar en pequeñas
castas. Así la democracia se atrofia”. Entre otras cosas, ejercía desde la privilegiada tribuna
el elemental derecho para criticar lo vigente, lo que había como yugo a las mayorías. Cuando
una avalancha entierra con dolor o fingiéndolo, cuando muchos creen que deben estar y
participar de los homenajes al muerto y otros concurren para sacarse la foto, es sano recordar
estos decires.
Atento a los hechos del día a día se señalará que en 2018 al encontrarse con la noticia sobre ‘paraísos
Fiscales’ externó: “América Latina estaba buscando un camino, la patria grande, y de golpe -con  los
 años- está sufriendo bajo un capitalismo liberal deshumano”. Al lamentar que sólo puedo acreditarlo a
Claramunt, no tengo cómo corroborar su afirmación, se escribe que “sería el único jefe de Estado
del primer mundo que se atrevería a pronunciar públicamente la palabra ‘genocidio’ para aludir a lo
que ocurre en Gaza, el único en llamar ‘terrorismo’ a las acciones israelíes”.
Es mi deseo cerrar esta colaboración con las palabras que rescató desde un espacio de opinión en el
periódico porteño ‘Página 12’, el argentino escritor, docente y doctor en psicología Sergio Zabalza
:“es mejor ser ateo que alguien que va a la iglesia y después odia a todo el mundo” ,Zabalza asegura
que “la iglesia católica es una institución pesada, conservadora, reaccionaria. Como bien supo decir
el poeta y sacerdote Hugo Mujica (premio Casa de las Américas de Poesía Americana, 2013): ‘la
Iglesia tomó de rehén a Jesucristo’. Esto es: una organización armada para neutralizar el mensaje de
un tipo –poco importa aquí si Cristo existió o no – que privilegió a los pobres, hizo de la humildad
su recorrido y puso el amor por sobre cualquier otra cuestión”.
Al final, Zabalza escribirá que Bergoglio le pareció “un ateo que nos hizo creer que la vida es
algo mejor que odiar al vecino, encerrarse en uno mismo y prestar atención a las mentiras de los
fantoches de turno”. ¿Estaría pensando en Milei?
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