“No pudieron exterminarnos, seguimos aquí”, dijo el alcalde del Común de Izalco, Mateo Latin

«No pudieron exterminarnos, seguimos aquí”, dijo el alcalde del Común de Izalco, Mateo Latin, en el 86.° aniversario de la masacre de miles de campesinos indígenas, que agobiados por la pobreza, se alzaron con palos y machetes para exigir la devolución de sus tierras comunales en 1932.

El acto de conmemoración se llevó a cabo este 22 de enero de 2018, tras concluir la “Caminata de los pueblos originarios en resistencia”, que partió de Tacuba hace cinco días, hasta llegar al sitio conocido como El Llanito, en Izalco, donde fueron enterradas, en fosas comunes, muchas de las víctimas.
“Para nosotros es un honor estar aquí hoy y haber participado en la caminata de los pueblos originarios, que no finaliza este día, porque la caminata de los pueblos originarios no nació el 17 de enero pasado, sino hace incontables años. Esta caminata va a seguir de otras maneras, en ese diálogo sobre el manifiesto que tiene planteamientos discutidos y consensuados entre las comunidades”, dijo la secretaria de Cultura, Silvia Elena Regalado.

El manifiesto de los pueblos originarios del occidente de El Salvador expone los aportes hechos a la humanidad desde la cosmovisión indígena, en aspectos como la agricultura, medicina, y arquitectura e ingeniería, entre otras, pero también, viejas demandas sociales, ya que “en los cantones y caseríos siguen existiendo las grandes penurias por las cuales se revelaron hace 86 años”, dijo el líder indígena de Tacuba, Leonel García.

En el documento, los pueblos originarios piden la devolución de sus tierras que les fueron despojadas, educación formal respetando sus costumbres y tradiciones; frenar el saqueo y destrucción del patrimonio cultural; detener las construcciones en lugares sagrados y sitios arqueológicos; y realizar una seria y responsable investigación sobre los sucesos de 1932, entre otros. Según fuentes históricas, el levantamiento se dio por la necesidad de los campesinos de recuperar sus tierras arrebatadas entre 1881 y 1882 por la Ley de Extinción de Ejidos y Tierras comunales, durante el gobierno de Rafael Zaldívar.

La respuesta a la insurrección fue el fusilamiento de miles de indígenas, y fue ordenado por el dictador Maximiliano Hernández Martínez, quien se hizo con el poder, luego de dar golpe de Estado al presidente Arturo Araujo.

En el evento participaron líderes indígenas de Nahuizalco, Salcoatitán, Tacuba e Izalco; el ministro de Gobernación, Arístides Valencia; el director nacional de las Casas de la Cultura, César Pineda; y estudiantes de bachillerato de Patrimonio Cultural.

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