Los inmigrantes indocumentados –sobre todo los jóvenes– siguen como peones en el juego político de Washington, mientras el rey del tablero inicia su segundo año en la Casa Blanca igual que el primero, bajo una investigación sobre cómo llegó al poder y sospechas de obstruir esa indagatoria.
Donald Trump inició el día felicitándose por el “triunfo” sobre los demócratas que permitió reanudar las operaciones del gobierno federal después de un cierre parcial de tres días, y sobre todo por rechazar las demandas de la oposición de incorporar medidas para proteger a los dreamers, jóvenes indocumentados que inmigraron siendo menores de edad y protegidos de la deportación por una orden ejecutiva de Barack Obama conocida como DACA, que fue anulada por el magnate en septiembre.
El liderazgo demócrata cedió a cambio de una promesa del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, de iniciar el debate sobre un proyecto de ley para permitir algún tipo de legalización para los aproximadamente 700 mil dreamers. Sin embargo, esa misma promesa no fue extraída de la Cámara de Representantes y este martes el presidente dejó el resultado en duda.
“Nadie sabe a la segura si los republicanos & los demócratas podrán alcanzar un acuerdo sobre el DACA para el 8 de febrero, pero todos estarán intentándolo… con un gran enfoque adicional sobre la fuerza militar y seguridad fronteriza”, afirmó Trump.
Por ahora, la negociación sobre los jóvenes indocumentados sigue como rehén del muro y de mayor “seguridad” fronteriza, lo cual provoca divisiones no sólo entre los partidos, sino dentro de ellos.
Por ello, los dreamers y sus defensores continuaron condenando a demócratas y republicanos por seguir jugando con su futuro después de repetidas promesas. Representantes de varias organizaciones protestaron frente al Senado el lunes y de nuevo este martes al expresar decepción e ira, sobre todo con los demócratas que cedieron después de prometer que no aprobarían una legislación para continuar financiando las operaciones del gobierno que no incluyera medidas de protección para los jóvenes.
La ley que aprueba el financiamiento del gobierno federal promulgada la noche del lunes sólo es una extensión temporal que caduca el 8 de febrero, y agrupaciones como United We Dream y Make the Road declararon que continuarán con sus acciones hasta ese día, para presionar a los legisladores de ambos partidos a que aprueben una solución permanente sobre el DACA. Analistas señalan que por ahora nada está resuelto en el juego político que llevó al cierre del gobierno, postergado sólo un par de semanas.
Al mismo tiempo que Trump insiste en que ha logrado más que cualquier otro presidente y se felicita mucho a sí mismo, y tantito a su equipo, por los “éxitos” y “triunfos” en su primer año de gobierno, la investigación encabezada por el fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones, procede con mayor énfasis, ahora sobre posibles intentos del gobierno de Trump de obstruir dicha indagatoria. Este martes se reveló que entre los que han sido interrogados en este proceso están el procurador general Jeff Sessions y el ex director de la FBI, James Comey.
Sessions, quien fue obligado a recusarse de la investigación porque trabajó en la campaña de Trump, fue interrogado durante varias horas la semana pasada. Fue, hasta donde se sabe, el primer integrante del gabinete presidencial en contestar preguntas en esta investigación.
Comey fue interrogado a finales del año pasado, con el enfoque en los memorandos que escribió el entonces jefe de la FBI sobre sus interacciones personales con el presidente, reportó el New York Times.
Más aún, Mueller busca interrogar al propio Trump en las próximas semanas, enfocándose en sus decisiones de despedir a su asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, en febrero del año pasado, y al ex director de la FBI Comey, en mayo, reveló el Washington Post. Ese enfoque, según el rotativo, indica que la investigación se está centrando en posibles acciones del presidente y otros miembros de su entorno para obstruir la investigación, lo cual es un delito.
Los abogados del presidente están negociando los términos para la “entrevista” de Trump por el equipo de Mueller, con algunos asesores que expresan preocupación de que el mandatario pudiera caer en una trampa legal. Roger Stone, asesor y amigo del presidente, aconsejó a Trump evitar toda entrevista con el equipo de Mueller, ya que sería una “misión suicida”.
Hasta la fecha, la investigación de Mueller ha llevado a cargos contra Flynn por mentir a la FBI, y acusaciones de conspiración y lavado de dinero contra el ex jefe de campaña de Trump Paul Manafort y su socio Rick Gates.
Un exasesor de la campaña presidencial, George Papadopoulos, se declaró culpable de mentir a la FBI y ahora coopera con los investigadores; esta semana, su novia italiana Simona Mangiante, afirmó al Post que mucho más será revelado próximamente y que la historia recordará a Papadopoulos como un “John Dean”, el famoso abogado de Richard Nixon, quien se declaró culpable y proporcionó información que ayudó a llevar a su fin esa presidencia en torno al escándalo Watergate.
Ante esto, se intensifica la especulación sobre si Trump se atreverá a despedir a Mueller para frenar la investigación.
Entre muros, actos crueles contra los más vulnerables, intrigas de palacio, y una cifra astronómica de mentiras (en sus 365 días de presidente, Trump ha hecho 2 mil 140 declaraciones falsas o engañosas, según el conteo del diario Washington Post, el segundo año de gobierno inicia como copia mediocre de un capítulo de Juego de Tronos.