“No hay duda de que hay una lucha política dentro de la Iglesia» afirma el padre Sosa, interrogado sobre la difícil situación del Papa. «Las criticas miran a la sucesión”, agrega.
La difícil situación del papado de Francisco , el próximo sínodo de obispos sobre Amazonas que se realizará en Vaticano en octubre y la situación en Venezuela, fueron los temas principales en los que se centró el encuentro con periodistas extranjeros que esta semana hizo en Roma la máxima autoridad de la Orden de los Jesuitas, el Superior General padre Arturo Sosa.
Nacido en Caracas en 1948, Arturo Marcelino Sosa Abascal, fue ordenado sacerdote en 1977. Es licenciado en Filosofía y doctor en Ciencias Políticas y fue profesor en varias universidades venezolanas. Como jesuita, entre otras cosas, fue consejero del Padre Superior de la orden en Roma. En 2016 fue el primer no europeo -de los 31 sucesores de Ignacio de Loyola que fundó la Compañía de Jesús en 1540- en ser elegido “papa negro”, el nombre que antiguamente se daba a la mayor autoridad de los jesuitas por su poder en la Iglesia y fuera de ella y dado que se vestía de negro como cualquier sacerdote, no de blanco como un pontífice.
En sus años de trabajo en Venezuela no era muy famoso. Pero en la década del 1990, más precisamente en 1992, su nombre salió a relucir cuando los autores de un intento de golpe de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez – entre los que estaba quien sería luego presidente de Venezuela, Hugo Chávez- pidieron que el padre Sosa actuara como mediador. Los militares que intentaron el golpe pero luego se rindieron, iban a ser trasladados a la cárcel y se temía por su suerte. Esa mediación hizo que algunos sectores lo acusaran luego de ser un “filochavista”.
Interrogado sobre la situación del Papa Francisco -un jesuita como él-, al que sectores muy conservadores, especialmente de Estados Unidos, lo acusan de ser demasiado progresista y hasta “comunista” y tanto desde el exterior como dentro del Vaticano hay quienes boicotean su accionar, padre Sosa dijo que “hay opiniones muy distintas”. “No hay duda de que hay una lucha política dentro de la Iglesia. En esta lucha entra un elemento, el clericalismo, es decir la lucha por el poder dentro de la Iglesia. Y no es sólo un ataque al papa Francisco. El no cambiará, está muy sereno ante las críticas. Pero las críticas son también un modo de influir en la elección del próximo papa. Papa Francisco no es un jovencito, el suyo no será el más largo pontificado de la historia. Esas criticas miran a la sucesión”.
El Papa Francisco, dijo además padre Sosa, “es hijo del Concilio Vaticano II. Y como tal, pone toda su energía y su capacidad para hacer realidad lo que el Vaticano II soñó para la Iglesia. Porque esa es la verdadera reforma de la Iglesia”. Padre Sosa hizo referencia en efecto al Concilio considerado por muchos como el más “revolucionario” que ha tenido la Iglesia hasta ahora, el que, entre otras cosas, ponía el acento en la participación de la gente y en los pobres, cosa que Francisco subrayó desde el primer día de su pontificado. “Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres”, fue su primera frase ante cientos de periodistas que asistieron a su primera rueda de prensa pocos días después de haber sido elegido papa en marzo de 2013.
En el pueblo de Dios “quien más favorable es al Vaticano II, tiene más resistencias. Pero hay que seguir luchando- Más de cincuenta años (desde aquel Concilio) no es tanto tiempo”, subrayó. Contó además que la Compañía de Jesús, que tiene unos 15.600 miembros repartidos en 110 países del mundo, en estos últimos años se ha interrogado sobre cómo actuar en tiempos de papa Francisco y ha adoptado “cuatro preferencias apostólicas”, es decir orientaciones, para los próximos diez años. Preferencias que buscan conseguir la “reconciliación y la justicia”. Esas preferencias son: indicar el camino hacia Dios, caminar junto a los pobres y excluidos, ayudar a los jóvenes a crearse un futuro de esperanza y contribuir a la Casa Común, es decir como el papa Francisco llama a la Madre Tierra en su encíclica ecológica “Laudato Si”. “Migrantes y refugiados”, ya estaban entre las prioridades de los jesuitas, “son un desafío y como tal, no puede ser descuidado ni sustituido”.
En cuanto al próximo Sínodo sobre Amazonas que se hará en el Vaticano en octubre y que ha adquirido particular relevancia después de los recientes incendios, padre Sosa contó que la Compañía de Jesús trabaja con la Red Panamazónica, que incluye muchas diócesis y organizaciones religiosas de numerosos países. Los jesuitas sobre todo trabajan en la parte brasileña del Amazonas. “La Iglesia quiere ofrecer soluciones al Amazonas. La pregunta que se tratará de responder en el sínodo es cómo nosotros debemos servir a esa comunidad y cómo resolver sus problemas. El sínodo será “un encuentro pastoral para intercambiar ideas y hacer una reflexión común, para América Latina y para el mundo”, indicó padre Sosa, no sin antes destacar además el concepto de “ecología integral”, que comprende “todas las dimensiones de la vida humana” en la que insiste el Instrumentum Laboris, es decir el documento base que abrirá los debates en el sínodo. “Los que piensan que ésta es una opción de izquierda, mejor que abran los ojos”, comentó el padre jesuita.
En Venezuela, dijo sobre su país, se requiere “no solo el cambio del gobierno sino el cambio del sistema” y que ambos sean “producto de la voluntad del pueblo”, medidas “tomadas democráticamente”. Hablar de elecciones en Venezuela “no es una utopía porque en el pueblo venezolano existe una cultura democrática”. Pero en su opinión, para conseguir esos objetivos es necesario el apoyo internacional.