Los desplazamientos masivos de personas a causa de las consecuencias del cambio climático generan más desacuerdos y conflictos internacionales.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) lanzó este año una campaña para combatir el cambio climático por la amenaza que representa para la paz del mundo. La razón es que actualmente los desastres naturales desplazan tres veces más personas que los conflictos armados.
El cambio climático provoca la disminución de los recursos naturales, la salinización del agua y destrucción de los cultivos. Esto pone en riesgo la seguridad alimentaria y la salud pública, lo que genera más migración.
En este sentido, el informe anual del Instituto para la Economía y la Paz en Australia indica que las emigraciones masivas, causadas por la falta de recursos, podrían desatar desacuerdos y conflictos internacionales. De hecho, cerca de mil millones de personas viven en zonas de alto riesgo a causa del calentamiento global y el 40 por ciento de ellas se encuentran en países donde ya existen conflictos.
Un punto de encuentro: la sede de la ONU en Nueva York.
Los protagonistas: líderes de 193 países.
A debate: #AcciónClimática, #SaludParaTodos, #ObjetivosMundiales, #Juventud2030 y más.No te pierdas la 74.ª #UNGA, la cumbre mundial más importante del año. https://t.co/e2K1ChdOXp pic.twitter.com/BaoWxt3Jp8
— Naciones Unidas (@ONU_es) September 17, 2019
Este 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Paz, la ONU recuerda que para lograr un mundo pacífico se necesita los países deben trabajar en función de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, acordados en 2015, para garantizar «el desarrollo económico y social de todas las personas en todas partes, y garantizar que sus derechos estuvieran protegidos».
Entre esos objetivos, la organización destaca el número 13: «Acción para el clima», un llamado a la acción inmediata para reducir las emisiones de gases de invernadero, aumentar la resiliencia y mejorar la educación sobre el cambio climático.
El secretario general de la ONU, António Guterres, aseveró en mayo pasado que el cambio climático es una amenaza cada vez más grande para la paz de los pueblos. Por ello, exigió a los gobiernos adoptan con urgencia estas cuatro medidas para alcanzar la neutralidad de carbono para 2050:
– Cobrar impuestos a la contaminación, no a las personas.
– Dejar de subvencionar los combustibles fósiles.
– Dejar de construir nuevas centrales de carbón para 2020.
– Trabajar hacia una economía verde, no una economía gris.
Las naciones en desarrollo y que menos contribuyen al calentamiento global, están entre las más ambiciosas para reducir sus emisiones.
Más datos en este nuevo informe del @pnud y @UNFCCC, publicado como anticipo de la Cumbre sobre #AcciónClimática. https://t.co/SyKKdmLbSN pic.twitter.com/ZTk19aR0Bu
— Naciones Unidas (@ONU_es) September 18, 2019
«Los estrategas militares ven claramente la posibilidad de que los impactos (del cambio climático) aumenten las tensiones en torno a los recursos y se den movimientos masivos de personas en todo el mundo», dijo Guterres en la cumbre del Foro de las Islas del Pacífico.
Asimismo, la ministra de Ambiente y Cambio Climático de Canadá, Catherine McKenna, aseguró, en entrevista a IPS en febrero pasado, que el cambio climático «tiene un efecto significativo en las economías, el desarrollo social, la paz y la seguridad, y en particular en contextos frágiles, donde multiplica las amenazas a las dificultades de gobernanza».
Mackenna aleró «la dimensión de seguridad instalada por el cambio climático es acuciante y multifacética». Mencionó como algunos ejemplos «la desertificación en partes de África, las migraciones forzadas de comunidades vulnerables en América Central, los conflictos por la escasez de agua, el aumento del nivel del mar y las tormentas tropicales en los pequeños estados insulares».
También recordó, que aparte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la adopción del Acuerdo de París en 2018 tiene como propósito disminuir las emisiones de carbono y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los dos grados (centígrados), respecto de la era preindustrial.
