TIAR

(Por: Luis Arnoldo Colato Hernández)

Las siglas significan Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), y como lo señala, está diseñado para que los Estados Americanos se asistan mutuamente en caso de agresión a cualquiera de los estados miembros.

Fue propuesto e impulsado a instancias de EE.UU al tiempo que la OEA era fundada.

A propósito, el mismo organismo supra continental y durante el conflicto por las Malvinas, no asistió a la Argentina en su enfrentamiento contra Bretaña, manteniendo durante el conflicto la mayoría de los miembros de la misma y por presiones de EE.UU, una actitud más bien de colaboración para con la potencia europea, que sigue al presente controlando las ínsulas, mientras expolia los vastos recursos marítimos, minerales y energéticos de un territorio geográficamente americano y de pertenencia Argentina.

Al presente y luego de todos estos años, el TIAR no se ha pronunciado por este craso atropello a uno de sus estados miembros. Ahora apreciamos con una mezcla de rubor y curiosidad, como éste es reclamado para enfrentar, “…la agresión y amenaza…”, que supone [leámoslo con comillas] Venezuela para el resto del continente. 12 naciones miembros del tratado han respondido al llamado, de las que 2 – Chile y Costa Rica -, asisten subrayando que su participación “…no responderá a criterios militares…”.

Vergonzosamente y por instrucciones del Ejecutivo, también nuestro país participa de esta comedia, de la que los EE.UU no participa, aduciendo no ser ésta la vía de solución a la situación venezolana.

Cabe señalar, que las razones ulteriores de tal razonamiento, es la difícil situación del actual ejecutivo estadounidense en su carrera por el segundo mandato, que no lo tiene fácil, habiendo ya en su afán de lograrlo, “aligerado” la carga, despidiendo a su principal asesor en materia de seguridad (el señor Bolton), quién según los entendidos constituye una incomodidad política que amenaza la posibilidad de reelección de Trump, por su radical e ilógica posición en lo relativo al manejo de las crisis generadas por la política exterior de los EE.UU, lo que debe sumarse a la ya insostenible situación financiera de los EE.UU, cuya deuda externa toca fondo, y no le deja espacio de maniobra para aventuras tan riesgosas, como lo será enfrentar a una Venezuela moralmente preparada para ello, lo que se constituiría en otro Nam para EE.UU.

Como sea y a pesar de los beligerantes y grandilocuentes discursos dispensados para la ocasión, estos no se han quedado más que en eso: discursos, pues las razones esgrimidas para dar vía a esta aventura son simplemente una excusa servilista por parte de sus partícipes, que han olvidado a la historia y sus lecciones; concretamente el episodio en el que Brasil, Argentina y Paraguay sometieron a instancias de Bretaña al Uruguay, llevando aquel esfuerzo por liquidar el proyecto económico uruguayo al extremo de acabar virtualmente con todos los varones del país, constituyéndose no solo en un vergonzoso episodio de nuestra historia, pero además en el más crudo capítulo que revela la sumisión de las élites latinoamericanas a los intereses imperialistas de poderes extranjeros.

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