Sus finanzas presentan números rojos, pero es lo menos grave. El Vaticano, de seguir así, estará en quiebra absoluta para 2023 y como resultado del colapso, los empleados perderán sus pensiones. Esta es la principal advertencia del libro Giudizio Universale (Juicio universal), de Gianluigi Nuzzi, que incluye 3 mil páginas de documentos confidenciales que afirma haber recopilado desde 2013.
El libro también establece que debido a la crisis de abusos sexuales, las donaciones enviadas al Vaticano se han reducido en 2018 a 51 millones de euros (56.9 millones de dólares), en comparación con 101 millones de euros (112.7 millones de dólares) en 2006. La obra de Nuzzi no es contra Francisco, al contrario, apoya sus intenciones de saneamiento y transparencia. Sin embargo abre un flanco de vulnerabilidad que se suma al constante acoso de los ultraconservadores que en todo momento atacan al pontífice con actitud cismática. Y lo ridiculizan, especialmente ahora, caricaturizando las “excentricidades” del Sínodo para la Amazonía.
El texto de Nuzzi fue descalificado por el Vaticano: “No hay peligro de un impago. Sólo existe la necesidad de una revisión de gastos. Y eso es lo que estamos haciendo”, declaró Nunzio Galantino, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).
El libro afirma que los problemas financieros del Vaticano se deben a la mala gestión de su cartera de inversiones y de sus propiedades inmobiliarias por parte de la APSA.
Un segundo factor que ha minado la estructura financiera de la Santa Sede es la corrupción, los continuos escándalos de manejos turbios y de abuso de los recursos de la Iglesia por parte de altos miembros de la curia romana que tienen diferentes nombres y cargos en el tiempo. Desde Roberto Calvi, el banquero del Vaticano que apareció ahorcado en un puente de Londres en 1982. Recordemos el caso de monseñor Paul Marcinkus, a quien Juan Pablo II protegió de la justicia italiana escondiéndolo en el Vaticano y cuyos dos principales aliados de la mafia lo encubrieron por operaciones financieras turbias.
Desde hace 40 años se desconfía del Vaticano por lavado de dinero, al grado que la Unión Europea endureció medidas. Y hay escándalos vergonzosos, como el de Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, quien construyó y remodeló su lujoso apartamento –que incluyó una piscina– en Roma con los donativos para un hospital de menores con discapacidad. También figura el cardenal australiano George Pell, hoy en prisión por abusos sexuales a menores, quien fue encargado de la reforma financiera impulsada por Francisco. Este poderoso prelado gastaba demasiado en lujos de gran magnate: comidas en restaurares caros, viajes en primera clase, confección de sus trajes en casas exclusivas. Y hay un largo etcétera que ha minado la autoridad y autenticidad de una estructura envilecida por la pérdida de sentido y extravío de su misión.
Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del banco del Vaticano, laico, también salpicado por escándalos, le llegó a confesar a Nuzzi que conoció a muy pocos católicos dentro de la curia.
Los escándalos y malos manejos han minado los ingresos no sólo del Vaticano sino de toda la Iglesia. Las diócesis tradicionalmente ricas, que aportaban recursos cuantiosos a Roma, han disminuido drásticamente sus contribuciones, además de las diferencias ideológicas contra Francisco, que diversas diócesis norteamericanas han manifestado públicamente.
En suma, el Vaticano se encuentra al borde de la insolvencia y así lo aseguran los propios asesores del papa Francisco, según los documentos internos y datos del Consejo para la Economía en mayo de 2018, que publica el periodista italiano, que dicen: “Se renueva la preocupación por el déficit que afecta a la Santa Sede y se considera que se debe informar al Santo Padre de lo siguiente: el déficit es recurrente y estructural, ha alcanzado niveles preocupantes, con el riesgo de provocar la insolvencia a falta de acciones urgentes”.
Juicio universal fue presentado este lunes 21. Lleva como subtítulo: La batalla final del Papa Francisco para salvar la Iglesia del colapso. Fue un conversatorio entre periodistas en la Galería Alberto Sordi, con la asistencia de 200 personas. Participaron Tom Kington, corresponsal del Times of London en Roma, y Lucia Annunziata, directora de The Huffington Post.
¿Quién es Nuzzi? Es un periodista que a lo largo de los últimos lustros ha rastreando irregularidades en las finanzas del Vaticano y cuyos textos han sacudido las estructuras y los equilibrios de una curia romana corrupta. Escritor y periodista de Milán, tiene 41 años. Muy conocido por sus programas de televisión, siempre apunta a primicias estrujantes que conmocionan a la opinión pública. Durante años condujo Los intocables, un programa televisivo nocturno de análisis en profundidad de gran audiencia. Es autor de varias investigaciones y primicias que han tenido una amplia cobertura e impacto. En 2009 publicó Vaticano SpA, donde revela, gracias a los documentos secretos, los escándalos financieros y políticos de altos prelados de los palacios sagrados, acelerando la renuncia del presidente del Instituto para las Obras de Religión, Angelo Caloia, quien estuvo en el cargo 20 años.
En 2012, en Su Santidad publicó los documentos confidenciales del Papa Benedicto XVI, lo que desató el escándalo mediático llamado Vatileaks, que llegó a distorsionar el equilibrio de poder del Vaticano y desencadenó una crisis profunda, pues puso en evidencia las luchas de poder en la curia, que contribuirían a la renuncia de Joseph Ratzinger en 2013. En 2015 publica Vía Crucis, que relata la lucha de Bergoglio por una Iglesia más transparente y cristiana al revelar nuevos documentos secretos donde expone que la corrupción financiera en El Vaticano es endémica y produce deslealtades contra el pontífice argentino.
Focos rojos tiene Francisco para salvar a la Iglesia no sólo de los embates conservadores sino de la bancarrota financiera.