Francisco Parada Walsh
Son dos cosas tan diferentes, pareciera que hablar del amor y la amistad es hablar el mismo idioma pero no, el amor es aquel sentimiento indescriptible que nace de lo más profundo del alma, me refiero a ese amor erótico, ese amor que nos desvela y nos adormece, que nos alegra y que nos entristece, que nos emociona y que nos decepciona; que nos arrebata los sentidos.
¿Qué es la amistad para mí?: Es un fuerte lazo con una persona que nace de la nada, se es amigo porque se quiere ser amigo y empiezan a caminar esas dos personas por los senderos del bien o del mal pero siempre juntos y también están aquellos amigos que pasamos décadas sin compartirlos y volvemos a ellos como el pájaro a la fuente y siempre habrá un manantial esperando por nosotros para refrescar ese cariño latente.
He tenido muchos amigos pero cada uno fue agarrando su billete de lotería; a mis 53 años los amigos son pocos, con esos pocos soy inmensamente feliz. Y a esa amistad honesta, sincera y proba se le riega como se cuida el clavel más bello.
¿Habrá una diferencia entre la amistad del borrachito con su amigo borrachito, entre el amigo ladrón con el amigo ladrón o entre el rey de España con la reina de Inglaterra?: Ninguna diferencia, todos los lazos de la amistad son puentes irrompibles, los pilares de una amistad no la da el dinero ni mucho menos, se fundamenta en dar todo sin esperar nada.
¿Qué diferencia hay entre la amistad y el amor erótico?: Puedo escribir por mí pues es algo tan personal que no podría atreverme a describir sentimientos ajenos que rayan lo primitivo. Escribo este artículo como un homenaje a un amigo, hombre brillante, sincero, cristalino, humano, culto como pocas personas he conocido, un gran amigo, bello amigo; nuestras escasas reuniones son horas interminables de conversar y debemos detener esa verborrea para zarpar cada quien a su mar. El único estimulante para que esa conversación arranque es la taza de café sin embargo es imperativo que ese café negro con azúcar blanca en tazas verdes como la esperanza sea sustituido por vino que en vano limpia mis venas.
¿Por qué decido rendirle homenaje a un amigo?: Porque a pesar de ser un genio de la alquimia ésta le puyó como se puya un globo de helio, su fortaleza es esa química que jamás entendí, a él no le funcionó para abrirle el pecho a su amada y robarle el corazón y como el acto más pecador decidir comerse el corazón de ella pero la dama como una linda gatita se acicaló, paró la cola y de dos brincos se perdió.
¿Cómo es que alguien que sabe las fórmulas del adenosinfosfato, el ciclo de Krebs y tantas locuras más no pudo encontrar los átomos del amor?: Simplemente ni la mente más brillante puede entender los vericuetos del amor, es más fácil colonizar planetas y cometas que entender por qué te amo; es más fácil entender la teoría de los agujeros negros que entender por qué ese negro amor no se olvida ni se deja; ¿Por qué?, ¿Por qué?, él, derrotado y sin cariño me envió un poema que dedica a su amada con su corazón reventado de dolor.
No importa.
No importa si no te gusto, no importa sino me amas, no importa. Yo, sí te amo. Yo quisiera cuidarte hasta el día de mi muerte pero si no me lo permites, no importa. Hoy vi a un hermano de la calle, boca seca, mirada perdida, desesperado por llevar pan a la boca de sus hijos. No importa que no te pueda amar, tengo hermanos a quien debo cuidar también. HUGO. Cuando el amor ruje con el alma desecha llamando a su presa no importa si rugió en verso o en prosa, poco importa la prisa, ya el daño está hecho. Repito esta estrofa de un poema de Gabriela Mistral, “Besos” que dice: “Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria”.
¿Qué diferencia hay entre el poema de la grande Gabriela Mistral con el poema de mi amigo HUGO?: Ninguna, ninguna, cada uno fue escrito bajo los influjos de ese amor fugaz, que uno es un verso que no rima y que el otro es prosa un poco roma pero cada letra, cada palabra, cada renglón, cada estrofa sufre y llora por la amada.
¿Dónde se encuentra el epicentro del amor?: Pueden diseccionar mis pellejos, mi hueco cerebro y mi atrofiado corazón y nunca encontrarán ese lugar que convierte el hielo en agua ardiente, el sueño en ese eterno insomnio pensando en ese amor, en ese encuentro, en esas palabras que quedaron sin nunca decirse, sin nunca amarrarse.
Nuevamente me pregunto ¿Dónde está ese centro del amor?: No es la mente, no es el corazón, no son las hormonas, no, ese centro es algo que lo tengo pero no sé dónde es que está, ahí latente, cual monstruo hibernando en el averno para convertirse en la rosa más bella para aquella, sí, aquella flaca, aquella gorda; aquella canche, aquella prieta, pero es ella, la que me roba el corazón.
¿De qué sería capaz con tal de robar a la amada?: Ya robarla es delito pero no me importa pasar mi eternidad en una mazmorra con sólo tener un beso de ella, no me importa cabalgar por mares y navegar montañas por llegar a los pies de mi amada.
¿Sucede lo mismo con el amor filial?: No, no sucede igual, se puede dar la vida por el amigo pero nunca el alma ni el corazón.
La amistad no me genera dudas, emociones ni largas noches en vela, a diferencia de ese amor erótico que me desespera, que me deshace, que me arrincona cual boxeador siendo vapuleado, ni que la vida tire la toalla para que el árbitro detenga la paliza, ese amor es una cosa enfermiza; sufro, lloro, río pero todo tiene un final como el buenas y malas películas.
¿Cuál es mi caso personal?: Nada de lo escrito no lo he vivido, sólo sé que mis pasiones galopando superan con creces a mis emociones.
¿Qué fue lo más duro que tuve que vivir?: Tener frente a mí a una virgen de nombre María, en ese momento era amo y señor de su vida y en vez de tocar avanzada preferí tocar la retirada.
¿Qué es de ella?: No lo sé, sólo sé que ella sabe que hubo un loco que prefirió ver a su amada partir a tierras lejanas que verla sufrir.