«Esta es la última oportunidad para los palestinos», declaró desafiante el presidente Donald Trump, luego de «lanzar» su nuevo «bestseller» con el nombre, también concebido por él, de Acuerdo del Siglo para Oriente Medio.
El lugar escogido para la escenificación fue la Casa Blanca y los actuantes, el anfitrión y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Ausentes, por no ser invitados, ni consultados para la elaboración del plan, los palestinos, los que, según Trump, deben aceptar que Jerusalén es la capital indivisible de Israel; que los asentamientos judíos construidos en tierra palestina seguirán en manos de sus moradores israelíes, que los movimientos palestinos tendrán que deponer las armas mientras que a Israel se le regala cada año más de 3 000 millones de dólares en equipos militares, y –sin mucha explicación y nada que resulte convincente– añade que se crea un Estado palestino y…asegura que Estados Unidos tendrá allí una embajada. ¡Cínico obsequio! para una población llena de dignidad.
Según el sitio digital de Sputnik, «el plan puede dejar boquiabierto a quien lo lea, ya que las propuestas que se mencionan tienen muy poco que ver con la realidad. Es difícil creer que quienes lo concibieron pensaran que los palestinos iban a aceptarlo».
El momento escogido tiene sus razones: Trump en medio de un juicio político, y Netanyahu con tres acusaciones de corrupción, y ambos quieren reelegirse en sus respectivos cargos este año. Desviar la atención en ambos casos era el objetivo. Dar la impresión de que buscar la paz en la zona, es parte de la escena mediática preparada.
Algunos medios y especialistas califican el hecho como «visión delirante de Trump y, a la vez, surrealista» la de lanzar este mamotreto que solo servirá para «echar más leña al fuego» en la volátil región del Oriente Medio.
En el propio acto de presentación del bestseller de Trump, el mandatario, embriagado por el acontecimiento y sin que tuviera algo que ver con el proceso de paz entre palestinos e israelíes, aseguró que «el paso más importante de mi gobierno fue la salida de mi país del acuerdo nuclear con Irán». Dijo que «Irán está aislado y se ha debilitado. Hemos terminado con Soleimani», exclamó eufórico el mandatario estadounidense.
El presidente palestino, Mahmud Abás, que ni siquiera fue consultado sobre el citado plan, lo rechazó rotundamente, mientras millones de sus conciudadanos y otras comunidades árabes en diversas partes del mundo se lanzaron a las calles para decir NO a tan ignominiosa ofensa.
A la hora del recuento de los hechos más significativos y a la vez más desafiantes para la comunidad internacional de la política estadounidense dirigida por Trump, vale resaltar la apertura de una embajada de Estados Unidos en la ciudad sagrada de Jerusalén, ofensa provocativa que, el «Trump del trópico», el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, imitó para congraciarse con quien considera su paradigma.
Trump se atrevió de igual forma, y dando la espalda a las resoluciones de la onu y otros organismos internacionales, a reconocer la anexión a Israel de las Alturas del Golán sirio.
Para pisotear aún más el derecho del pueblo palestino a su Patria, abolió la contribución de su país a la onu para humillar a los millones de refugiados a causa de la represión israelí, la expropiación de sus tierras, y el apoyo de Estados Unidos al respecto.
El llamado «Acuerdo del siglo», que ahora Trump presenta como su bestseller, recoge en algunas de sus páginas, referente a los más de cinco millones de palestinos que han tenido que huir de su Patria, que los países de la región donde ahora habitan tienen la «responsabilidad moral de integrar a los refugiados» y niega que Israel tenga que permitir su regreso a los territorios de los que fueron expulsados. En este sentido, indica que el derecho al retorno de los refugiados «nunca fue realista».
Como era de esperar, durante el agasajo en la Casa Blanca, el premier israelí, Benjamín Netanyahu, agradeció a Trump por el acuerdo y dijo que su país se comprometía a cumplirlo. «El acuerdo del siglo es la oportunidad de un siglo, y no la vamos a dejar pasar», aseveró.
Como vemos, 2020 comienza cargado de incertidumbres, en el que, una vez más, la causa de la paz para Palestina es postergada y la región del Oriente Medio permanece inestable, bajo la acción injerencista de Washington y el uso de Israel como su punto de apoyo en la zona, para apropiarse de sus cuantiosos recursos energéticos.