La Dirección Nacional de Patrimonio Cultural y Natural a través del Departamento de Patrimonio Cultural Edificado, restauró la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, encargada de custodiar la Colección Nacional de Artes Visuales y de efectuar exposiciones temporales de artistas nacionales y extranjeros, las cuales fueron suspendidas en 2016, por las condiciones de humedad del espacio a causa de filtraciones.
La Sala Nacional de Exposiciones —ubicada al interior del parque Cuscatlán— fue intervenida con obras de impermeabilización en la cubierta del techo de cemento para eliminar las filtraciones de agua. Además, se construyó una capa de concreto impermeable para garantizar la durabilidad de la restauración de esta área.
Como parte de las obras de mejoramiento, se impermeabilizaron las escalinatas y las balaustradas (barandal), que previamente habían sido limpiadas y resanadas. El proyecto de restauración se financió con fondos propios de Secultura por un monto de US$32,955.50.
“Además de los trabajos de impermeabilización, el proyecto contempló obras orientadas a recuperar la belleza original del edificio y sus elementos arquitectónicos interiores; para lo cual se sustituyó por completo el cielo falso de tabla yeso al interior de la sala principal de exposiciones; se pintaron las paredes interiores del mismo espacio y se pintó la fachada del edificio”, indicó el responsable de la obra de intervención y técnico del Departamento de Patrimonio Cultual Edificado, Arq. Iván Sánchez.
El funcionario agregó que “el resultado final del proyecto es un edificio que además de haber sido protegido contra las filtraciones de agua lluvia, ha recuperado, mediante la restauración de sus elementos externos e internos, sus valores arquitectónicos y estéticos inherentes”.
El edificio que aloja a la Sala Nacional de Exposiciones, surgió como parte del complejo recreativo del parque Cuscatlán en San Salvador. Fue inaugurado por el presidente Maximiliano Hernández Martínez, el 1° de marzo de 1939. Se desconoce cuál fue su uso original, pero por ser parte de este conjunto urbano, se presume que tuvo vocación cultural desde sus inicios. Su diseño original consistió en un espacio empotrado en el suelo, abierto hacia el parque y enmarcado en sus costados por dos escalinatas que conectan a este último con la acera de la Alameda Roosevelt. Todo el espacio se encuentra techado por una losa de concreto armado que cumple la doble función de cubierta y acera para el tránsito peatonal sobre la referida vía.
A principios de la segunda mitad del siglo XX, el inmueble comienza a ser utilizado por la Dirección General de Bellas Artes como galería para exposiciones, pero pocos años después cayó en desuso. Entre 1991 y 1996 el edificio fue rehabilitado por el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), que lo abre como Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, uso que mantiene hasta la fecha, bajo la administración de la Dirección Nacional de Artes,Teatros y Espacios Escénicos, de la Secretaría de Cultura de la Presidencia.
Por tratarse de un edificio que se construyó en un emplazamiento poco favorable y con materiales que con el tiempo han experimentado una pérdida parcial de sus propiedades físicas y mecánicas originales, es natural que su conservación demande un trabajo continuo de mantenimiento. Esta demanda ha sido cubierta en parte por la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural y Natural, desde su reinauguración en 1996 hasta la actual administración de Secultura.