El otro poema XV de Pablo Neruda

Ya no tienen lugar las entrelíneas del poema XV de la emblemática antología del Nobel de Literatura chileno, Pablo Neruda: ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’. Ahora, si las leemos bien, sus palabras y dulces rimas resultan una oda al ninguneo de la mujer destinataria de aquellos versos. Pero, no, mujer. No nos gusta cuando callas.

Pablo Neruda al revés

Me gustas cuando hablas porque estás como presente,
y no me oyes ni de cerca, y mi voz no te toca.
Parece que tus ideas estuvieran volando
y parece que una canción te abriera la boca.

Como todas las cosas están llenas de tu alma,
emerges de las cosas, llenas de un alma única.
Mariposa de sueño, no te pareces a nada,
y te pareces a la palabra alegría.

Me gustas cuando hablas y estás radiante.
Y estás como abriéndote, mariposa en capullo.
Y no me oyes ni de cerca, mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el hablar tuyo.

Déjate que me hables también con mi silencio
claro como una lámpara, simple como un silla.
Eres como la noche, cantante y constelada.
Tu voz es de estrella, tan cercana y tan sencilla.

Me gustas cuando hablas porque estás como presente.
Cercana y gloriosa como si no hubieras vivido.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que tenga sentido.

La versión de Neruda del poema 15

«Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto».

 

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