El pasado 2 de marzo una inquietante lluvia de aspecto oscuro se precipitó sobre la prefectura de Saitama, extendiendo temor e incertidumbre entre sus pobladores debido a su peculiar color oscuro. Algunas alocadas teorías de internautas que vieron las imágenes del fenómeno en redes sociales aseguraban que se trataba de una mezcla de hollín provocado por la cremación de cadáveres de víctimas del coronavirus, aunque la verdad es mucho más siniestra.
La alcaldía de la prefectura tomo cartas en el asunto inmediatamente y realizó análisis radioactivos en muestras del líquido, cuyos resultados dieron negativo. La decisión de las autoridades por realizar dichos estudios se debe a que en el pasado se registró un fenómeno similar, tras la explosión atómica en Hiroshima y Nagasaki.
Sin embargo, días después se supo que se trataba de una masiva emanación de humo proveniente de una fábrica de productos derivados del petróleo en Hasuda, donde se utilizan enormes hornos para procesar el plástico que allí se produce. El material carbonizado que se extiende por las chimeneas de la fábrica se mezcló con las densas nubes que cubrieron el cielo en ese momento, provocando una lluvia oscura con un peculiar aroma a plástico quemado. Hasta el momento ninguna organización, tanto gubernamental como independiente, ha realizado declaraciones en cuanto al impacto ambiental que ocasionan este tipo de prácticas industriales, que claramente añaden elementos de origen antropocéntrico a los ciclos naturales del planeta. (Con información de youtube, actualidad.rt.com, comunidad-biologica.com, elinformante.mx)