Por: Sergio Del Águila*/
Entre el bombardeo de información sea declaraciones, entrevistas, mensajes y campañas con frecuencia se lee y se escucha de boca de funcionarios, técnicos y comunicadores, decir distanciamiento social, cuando en realidad lo que la pandemia del Covid-19 obliga es al distanciamiento físico, dejar dos metros frente al otro.
Pareciera sin importancia hacer apuntes sobre el uso del concepto, pero en este caso cambiar el uno por el otro evidencia desde desconocimiento hasta una mala intencionalidad de tergiversar y abastraer, al distanciamiento social en su dimensión de categoría de las Ciencias Psicológicas.
La Psicología Social marxista define a la distancia social, que nada tiene que ver con la distancia geográfica o espacial, en el que el concepto distancia está vinculado con diferencias políticas, económicas, culturales y de diverso tipo, que se producen entre grupos sociales de hombres y mujeres que interactúan.
Según los estudios de un conjunto de autores, encabezados por A. Leontiev y K.K. Platonov estas diferencias, son producto de la distancia social impuesta; se visualizan en el sistema de estereotipos sociales y cuanto más negativas son las ideas de un grupo sobre otro, más intensa es la percepción de exclusión. El uso del término de distancia social ha devenido en la práctica y manejo como la distancia de clase que separa a personas, el refrán clásico “juntos pero no revueltos” –usado por algún vocero empresarial en marzo pasado– y otras conductas a manera de ejemplos, reflejan que se practica una permanente separación.
La más dramática es la exclusión económica, la distancia entre hombres y mujeres por su nivel a acceso al trabajo, a la riqueza y bienestar y, por lo tanto a las facilidades que solo disfrutan ciertos grupos con poder adquisitivo, pero que mantiene fuera a una inmensa mayoría como la que vive en Guatemala.
La pregunta es si hay intencionalidad en tergiversar el verdadero sentido del concepto de distanciamiento social, sea latente o manifiesta, o si se trata de algún desconocimiento que –no porque se busque polarizar– sino porque pretenden hacer creer que no se vive en una sociedad antagónica, pero donde la clase burguesa pone la pauta para aumentar las distancia social.
La Psicología Social burguesa ha creado métodos para mantener y aumentar la distancia social entre grupos de seres humanos, aunque tengan intereses comunes, como por ejemplo los sistemas de educación en nuestro sistema capitalista: la enseñanza formal es pública para pobres y privada para ricos, o capas medias con recursos. Los adinerados y ricos viven bien lejos de los barrios de trabajadores, tienes sus clubes exclusivos, etcétera.
Otra práctica para mantener y aumentar la distancia social está vinculada a la imposición de estereotipos sociales. En Guatemala, como en el continente, la idiosincrasia popular ha estado impregnada por el pensamiento burgués que pinta a los oprimidos como perezosos, ignorantes, abusivos, “choleros”.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, de manera arbitraria, sin piedad, se ha apropiado para sí las dos palabras “distanciamiento social” y pone entre paréntesis “distanciamiento físico”, como si lo uno es lo otro. Claro que lo hace con fines prácticos y se refiere a la medida para desacelerar los contagios por coronavirus a nivel local, nacional y mundial, es decir mantener un espacio entre personas.
Llama la atención el hecho de que se recomiende el no contacto con grupos y evitar concentraciones, más otras afirmaciones como que las personas se tengan que acostumbrar a convivir con el coronavirus por meses o años, lo cual nos obligará al aislamiento permanente. Me suena a que buscan evitar que discuta el origen de los grandes problemas sociales como el distanciamiento social que provoca la sociedad.
El pasado 15 de abril la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo público que recomendaba que se usara distanciamiento físico porque el otro concepto puede implicar una sensación de desconexión de los seres queridos y en un momento en que estar físicamente aislado de los demás, puede afectar la salud mental-
“Hemos estado diciendo ‘distanciamiento físico’ porque es importante permanecer físicamente separados pero socialmente conectados”, dijo Maria Van Kerkhove, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la OMS, y agregó que las personas deben cuidar su salud mental y la de los seres queridos durante la pandemia.
“La organización quiere subrayar cuán importante es que las personas se mantengan socialmente conectadas; no hay confinamiento de la risa, ni para hablar con la familia y encontrar formas de conectarse”, indicó la funcionaria.
La OMS dijo que mantenerse físicamente alejado de los demás es una de las formas más efectivas en este momento para combatir la propagación del virus. Sin embargo, hacerlo va en contra de los deseos de conexión y contacto físico de las personas y podría contribuir a sentimientos de ansiedad, soledad, miedo y dolor que podrían crear otra crisis: una de salud mental.
*Corresponsal de El Independiente en Guatemala.