Como saben soy periodista, y además escritor. Hace algún tiempo llegué a la conclusión que el principal problema de nuestra sociedad es cultural, pero más que señalar el asunto poco comprendido me dedico a generar soluciones, por eso me esfuerzo por el rescate de la identidad nacional, regional, y porque no decirlo… humana.
Considero que eso implica la investigación antropológica de nuestras raíces, porque esos saberes son los cimientos de una cultura fuerte; y aunque resulte complejo asumirlo ahí es donde estriban nuestros patrones de conducta. Al menos eso es lo que creo y por eso busco el rescate de las tradiciones orales e indago sobre mitologías, luego de lo investigado busco una forma creativa para difundir el conocimiento.
Fue en ese afán que llegué al municipio de Nahuilingo a finales del año pasado, investigaba más a fondo la leyenda del “Pescadito de Oro” y “La Cuyancúa”; y entonces inevitable supe del sitio arqueológico de Tacuscalco, que está en la antigua finca Las Victorias.
Me dijeron que la gente local de allí habla de unas tales “burletas”, que son una especie de risas paranormales que se escuchan durante la noche en los solares a las afueras de este municipio, con el agravante de que son cada vez más frecuentes a partir de los últimos meses. Me dicen que se han intensificado a partir de la construcción de una urbanización que están ejecutando. Frunzo entonces mi seño y el asunto me da mala espina.
No me tomen a mal pero en verdad no creo en este tipo de fenómenos y si bien es cierto investigo tradiciones orales y mitos, sé que estos derivan de preocupaciones sociales que están ocultas en el imaginario colectivo. Soy un materialista dialéctico y siempre busco una explicación racional.
Me dice un viejesito mientras saca agua de un pozo: “Están terraseando con esos tractores el mismísimo lugar donde nuestros abuelos tenían templos y lugares sagrados, eso es malo, por eso han comenzado de nuevo las “burletas” y los sustos.
Al hacer unas cuantas preguntas a las personas correctas me doy cuenta que mi investigación dejaría de ser antropológica, y en vez de escribir un libro de mitologías y fantasías de la zona, la práctica comunicativa me llevaba irremediable a un reportaje de periodismo de investigación.
Desde que me dijeron que había una empresa destruyendo el patrimonio cultural y contaminando aun más el medioambiente sabía que en este tipo de historias siempre tienen algo que ocultar. Al final de esta investigación que les presento les confieso a ustedes mis estimados lectores que con tristeza nunca me sentí tan impotente ante la destrucción de un tangible de la identidad nacional, Tacuscalco es un tesoro cultural.
Hugo Vladimir Díaz jefe del departamento de arquelología de SECULTURA nos dice que no es cualquier cosa la que se echa a perder a cada hora que pasa, es nada más y nada menos que un sitio arqueológico de gran importancia, “de primer orden”, es el mismo lugar donde Pedro de Alvarado chocó por segunda vez con la cultura “nahua pipil”, el sitio es mencionado en el códice o lienzo de Tlaxcala.
A pesar que existe una denuncia en el juzgado ambiental y por su parte SECULTURA también ha pedido el cese de la construcción, la Fiscalía General de la República y el gobierno central no han detenido la implacable maquinaria de terracería que justo mientras lees estas líneas continuan destruyendo los vestigios de nuestra historia.
Ubicado en la periferia sur de la actual ciudad de Sonsonate este lugar fue en época pre colombina el punto de encuentro de los pueblos Izalcos, era un centro sagrado ceremonial y comercial donde existían mercados de intercambio y centros de adoración, templos, campos de juego de pelota y lugares donde los ancestros enterraban a sus muertos.A pesar de que los vecinos y comunidades de los alrededores llevan más de seis meses organizados tratando de detener la obra sus peticiones no han rendido frutos.
El patrimonio cultural arqueológico de Tacuscalco está en seria amenaza a ser extinto, los salvadoreños perderíamos a corto plazo en su totalidad un valor ancestral de la memoria de la cultural nacional, Nahuilingo perdería un atractivo turístico tan rentable como lo es el sitio arqueológico Tazumal para el municipio de Chalchuapa.
Antes de 1524, fecha cuando fue conquistada esta zona por los españoles, el sitio ya tenía más de 2 mil años de haberse fundado.
Resulta paradójico y hasta macabro saber que exacto el mismo lugar en donde se dio la gran batalla entre Pedro de Alvarado al mando de la fuerza conquistadora hace unos 500 años contra el pueblo Pipil, sea en la actualidad de nuevo un escenario de lucha contra la dignidad cultural y ecológica en contra del mismo pueblo originario de habla nahuat.
En esta área se pueden identificar al menos cinco montículos piramidales y un sin número de piezas arqueológicas de lo que fue un centro urbano antiguo.
Daño al ecosistema y medioambiente
Pero el problema no solo es cultural, es también ambiental, y de igual forma es grave pues la construcción de 724 viviendas y un centro comercial, según Salvador Recinos y Nicolas Sánchez representantes de MESUTSO (Mesa para la Sustentabilidad de los Territorios de Sonsonate) dicho desarrollo urbano no goza de los permisos en regla por parte de Ministerio de Medio Ambiente, ni SECULTURA.
Por otra parte indagamos con la ODUAMSO (Oficina de Desarrollo Urbano del Área Metropolitana de Sonsonate) quienes nos confirman que sí han extendido autorización para la construcción. Wilfredo Francisco López, jefe de la ODUAMSO nos explica vía telefónica que la urbanización Acrópolis goza de todos los permisos de construcción, y además nos dice que para obtenerlos entre los requisitos solicitados por esta oficina es necesario tener antes los respectivos avales tanto de Ministerio de Medio Ambiente y SECULTURA, lo cual afirma que estaban en regla a la hora que ellos entregaron la respectiva acreditación a la empresa, que fue a la sociedad “Chiripíos S.A. de C.V.”, y luego fue vendido (el proyecto) a Fénix S.A. de C.V.
Por lo tanto, al ser presentado el caso en el concejo municipal de Nahuilingo el pasado mes de noviembre fue aprobado con el visto bueno del mismo alcalde del municipio; sin embargo, algunos concejales se opusieron como el caso del Marvín Zepeda, quien nos describe la situación jurídica de ilegalidad que incurrió el concejo municipal al otorgar permisos de construcción a la empresa urbanística que actualmente está destruyendo el sitio arqueológico.
La ONG ambientalista UNES (Unidad Ecológica Salvadoreña) y la Mesa por la Sustentabilidad de los Territorios de Sonsonate (MESUTSO), en diferentes ocasiones han denunciado la futura contaminación del ya deteriorado Río Ceniza; sin embargo, la empresa constructora no da información suficiente que garantice el trato de las aguas residuales. El pasado 9 de marzo en una visita que hicimos diferentes medios periodísticos y otros miembros de la sociedad civil pudimos constatar un alto nivel de agresividad por parte de la empresa constructora, fueron evidentes acciones intimidatorias de parte de sus empleados hacia los observadores y miembros de prensa.
Mientras la campaña electoral acaparó la atención mediática y política en los últimos meses las exigencias de once comunidades eran desatendidas por todas las candidaturas, el único que mostró cierto interés ante la problemática fue el diputado re-electo Adelmo Rivas del partido GANA; el partido izquierdista FMLN estuvo ausente a pesar de que sus candidatos fueron invitados en diferentes ocasiones a los foros populares donde se denunciaba la situación.
Entre los pasos concretos que se realizaron fue interponer una demanda en el Juzgado Ambiental de Santa Ana en contra de la empresa constructora para detener la obra.
SECULTURA ha demostrado como institución estar a la altura por la defensa del patrimonio cultural facilitando información pública para transparentar este caso, dicha documentación la estamos sistematizando para la próxima entrega periodística de esta investigación; sin embargo, el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales deja dudas a través de una política pasiva y tímida ante la posible contaminación del Río Ceniza, pero fuentes internas a dicha entidad que piden anonimato expresan que esta conducta institucional está por cambiar.
Nos quedamos a la espera del desarrollo de acontecimientos del caso de la destrucción del sitio arqueológico de Tacuscalco, añadiendo al cierre de esta publicación que ODUAMSO nos presente la documentación y atestados con la cual aprobaron el proyecto, y de igual forma esperamos obtener entrevista con el popular alcalde re electo de Nahulingo Miguel Ángel Mejía, quien estamos seguros tendrá mucho que decirnos al respecto de este caso.