El banco Davivienda con domicilio central de operaciones en Colombia y operando la misma marca en El Salvador intenta burlar una vez más la justicia salvadoreña al continuar dilatando, con triquiñuelas y amaños ante el Órgano Judicial, el pago del embargo por 49 millones 314 mil 303 dólares con 55 centavos a favor de Antonio Salaverría.
El empresario y cafetalero José Antonio Salaverría continúa con el proceso de ejecución forzosa de la sentencia que condena al Banco Davivienda Salvadoreño. Sin embargo, el más reciente escándalo de obstaculización de la justicia por parte de Davivienda raya el delito. En la publicación de sus balances contables semestrales (publicados en prensa escrita y pagina oficiales del banco) anticipan, como si lo supieran, la forma en que procederá la Sala de lo Constitucional en un amparo interpuesto.
Lea a continuación el fragmento de la delicada y atrevida publicación del banco en sus estados financieros auditados al 30 de junio de 2020 donde textualmente manifiestan:
“Por el momento, IJASAL ha iniciado el trámite normal de ejecución de la sentencia del 13 de junio de 2019 de la Sala de lo Civil, procediendo al diligenciamiento del embargo. Sin Embargo, una vez que se admita la demanda de amparo presentada por el Banco y suspendidos los efectos de la sentencia impugnada, el trámite de ejecución será detenido https://www.davivienda.com.sv/Api-portalDavivienda/media/EFCDj20.pdf”, según señala el demandante.
Para Salaverría dicha publicación, además de constituir un engaño por parte de la institución bancaria hacia sus usuarios, acreedores, deudores, reguladores, clasificadoras de riesgo e inversionistas puesto que sustenta su situación financiera frente a terceros en un hecho de futuro incierto, atenta contra la institucionalidad del país, particularmente la credibilidad de la justicia, dado que, en forma atrevida e irresponsable, convierten un hecho incierto en la admisión de la demanda y la suspensión del acto reclamado, o se están adelantando a un hecho que pronto sucederá.
En pocas palabras, dijo, estarían adelantando criterio en el sentido de una futura resolución judicial.
Por su parte, el equipo jurídico de Salaverría le hizo un llamado al “Órgano Judicial a no dejarse sorprender, ni amedrentar, ni presionar bajo ninguna circunstancia, por los poderes fácticos de este país”.
Al momento, el proceso de ejecución forzosa del banco embargado se encuentra en la Sala de lo Civil donde ésta debe pronunciarse sobre un recurso de revisión promovido por los apoderados de Davivienda.
Posteriormente, el expediente bajará al Juzgado Primero de lo Mercantil donde la jueza, deberá proceder a la liquidación y adjudicación de los bienes embargados. Esto sería la última etapa de un proceso que ha durado más de 12 años.
José Antonio Salaverría espera que se le haga efectivo el embargo por 49 millones 314 mil 303 dólares con 55 centavos de parte del Banco Davivienda.
Breve historia del caso
En su oportunidad, el empresario Salaverría explicó que el banco de forma arbitraria inició un proceso ejecutivo en contra de sus propiedades y que con el cese de los préstamos que tenía, inició con el embargo de propiedades, entre ellas beneficios de café.
“De manera ilegal el banco inició los embargos sin tener sustentos legales y sin tener mora. Ellos incumplieron todo lo que se ha venido ventilando en este proceso, como también, los convenios que se habían pactado con el banco en su debido momento, por ese motivo se presentaron tres demandas en el 2009 y que ahora llegan a su fin. El banco no ha tenido un sustento legal para decir que no puede pagar ese dinero y simplemente se han hecho los desentendidos para el no pago”, puntualizó Salaverría.
“Nos quebraron totalmente”
“Había suscrito un convenio con HSBC hoy Davivienda y luego me embargaron indebidamente. Ellos tenían un pagaré por 160 mil dólares y lo llenaron como quisieron a fin de provocar un incumplimiento. Nosotros tratamos de pagar al día siguiente todo el dinero que exigían, pero se opusieron a ello y nos quebraron totalmente”, afirmó Salaverría.
“Nosotros dábamos empleos a unas cinco mil familias y al menos teníamos 1,260 productores de café, entre ellos había tres presidentes de bancos y seis directores porque confiaban en nosotros”, indicó el cafetalero que ahora pide justicia.