Poco a poco el telón cae y la verdad aparece. En la medida que la pandemia avanza nos damos cuenta de que lo sucedido al personal de salud y a cientos de personas que fueron retenidas en alberges donde contrajeron el virus y fallecieron dice que más que improvisación hubo todo el dolo del mundo para no brindar la atención médica oportuna; muchos fallecieron encerrados en cuartos de hoteles, abandonados a su suerte, bajo llave, solos, olvidados no por sus familias sino por el estado ¿Cómo se le puede llamar a eso?: Más que un genocidio.
Van cinco meses y no hay un plan de contención y de respaldo al personal de salud de primera línea, el personal de salud que empezó en “la línea de fuego” sigue ahí, no hay descanso, no hay relevos, ¡No hay nada! Realmente lo que está sucediendo al sector salud no tiene nombre, se suspende el bono de ciento cincuenta dólares, el personal de salud que estuvo incapacitado por contagiarse en la primera línea una vez terminada la incapacidad es enviado a su mismo lugar de trabajo, a tratar pacientes ¡Covid positivos! y debe el pueblo salvadoreño saber de la renuncia masiva en el Hospital Rosales de la que poco se habla; hace unos días aparece un vergonzoso memorándum que todo aquel personal de salud que estuvo incapacitado por contagiarse del virus estando en primera línea se le descontará el bono ¿Tan poca importancia se le da al sector salud?: Si, poco importa la vida del personal de salud y es imperativo conocer el número real de personas fallecidas pertenecientes a salud, debe el Colegio Médico tener voz y junto a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos solicitar con nombre y apellido a cada personal de salud fallecido, no es un centenar, es aproximadamente el 30 % de todos los fallecidos que al 22 de julio eran 729 personas.
Médicos especialistas que fallecieron fueron enviados a atender pacientes Covid positivos cuando a este personal se le debió cuidar pero poco importaron vidas de maestros de quince generaciones, poco; vino el revanchismo político donde por pertenecer a determinado partido político se le castiga al colega enviándolo a una muerte segura. Se tuvo tres meses para preparar determinados planes sin embargo en este momento nada tiene rumbo, el país del olvido es víctima de la nula empatía para el sector salud. No se vale decir que el MINSAL ha proporcionado el equipo de bioseguridad adecuado, es el mismo personal de salud que debe comprarlo para su protección cuando debe el estado dar tal equipo.
Hay una justicia divina y otra terrenal y poco a poco se avanza hacia la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a denunciar este genocidio contra el personal de salud y contra aquellas personas que fueron asesinadas en esos centros de contención; hay dos casos en particular, el primero es del Doctor Fredy Majano, hermano de un gran Amigo quien venía de Canadá a un retiro espiritual, maestro de generaciones y fue encerrado en “Las Fábricas de la Muerte” (Villa Olímpica) y ahí contrajo el virus y el caso del gerente de ASOFARMA quien murió encerrado en una habitación de un hotel sin recibir la atención médica adecuada ¿Cómo se le puede llamar a eso?: Más que un Genocidio.
Hay algo que muy pocos saben, ¿Cuánto personal de salud ha fallecido y en el acta de defunción aparece neumonía atípica, neumonía viral u otro diagnóstico?: Esas personas no recibirán el seguro de vida por quince mil dólares y eso no tiene nombre porque por no hacer las pruebas o mentir con los resultados habrán hogares que quedarán en la calle, en una pobreza total; sin seguro de vida y sin el ser amado ¿Cómo se le llama a eso?: Más que un Genocidio.
No entiendo cómo puede haber tanta perversidad en no proteger ni física ni económicamente al personal de salud, cuentan familiares del personal de salud fallecidos que recursos humanos en vez de orientar al doliente lo trata mal, ¡Esto no puede seguir! Se tiene a la misma gente en los mismos lugares de trabajo sin importar su estado emocional y físico mientras, se niegan permisos cuando es un derecho del empleado; todo es antojadizo, nada es planificado, nada y se deben deducir responsabilidades y llevar a la justicia pues no es algo que raya el delito ¡Es delito encerrar a una persona y dejarla morir en el mayor abandono posible! Y este es un caso aislado pero hay cientos de casos que merecen ser investigados; no creo que el fiscal general lo haga, es un tipo mediocre que se mueve cual delfín en las aguas pero hay una justicia internacional y también local donde una demanda al estado por negligencia es aceptada donde corresponda.
Detengan este genocidio, no podemos seguir matando al personal de salud. En el nombre de Dios que este genocidio termine y que valoremos y entendamos que la vida no es cuantitativa, la vida es cualitativa y no es alegrarse o entristecerse porque hay muchos o pocos muertos, una sola persona representa a la humanidad misma (Padre, hijo, hermano, ser querido) y todos somos el mundo.
Por: Francisco Parada Walsh. Médico salvadoreño