Organizaciones como el Partido Conservador Cristiano, la Vanguardia Social Cristiana o el Partido Cristiano Nuevo Tiempo, han expresado una perspectiva apocalíptica ante la posibilidad de una nueva Constitución, en donde se repite demasiadas veces la idea de “Rechazar para reformar”, casualmente coincidente con la campaña pública que han desplegado fuerzas políticas como la UDI y la mitad de RN, que lideran la campaña por el Rechazo. En la vereda de enfrente, circula una carta abierta difundida a comienzos de septiembre por un grupo de 25 evangélicos –entre laicos, pastores y pastoras–, en que piden a los fieles “votar en conciencia en el proceso constituyente en curso, continuando nuestra tradición histórica en favor del pluralismo religioso y la libertad de pensamiento y religión, sin dejarse atemorizar ni paralizar por campañas del terror que anuncian el fin de la Libertad de Culto y otras calamidades similares”.
“Tenemos cerca un plebiscito, que no nos divida entre amigos y enemigos”, advirtió el pastor Emiliano Soto en la única referencia clara al plebiscito del 25 de octubre que hubo en el Te Deum evangélico que se realizó ayer y al que asistió el Presidente Sebastián Piñera, junto a otras autoridades de Gobierno. La ceremonia esta vez se hizo en la sede que la iglesia Alianza Cristiana Misionera tiene en Las Condes y fue bastante más sobria que en sus versiones de años anteriores en su tradicional locación de la catedral de calle Jotabeche, en Estación Central. Tuvo un tono y una forma lejanos a otras ocasiones, como aquella versión de 2017 en que las encendidas prédicas de los pastores aludieron incómodamente a la entonces Mandataria Michelle Bachelet.
Aunque el discurso del obispo Emiliano Soto –reconocido como más cercano a la oposición– esquivó la política contingente, lo cierto es que la disputa entre las opciones del Apruebo y Rechazo con miras al referendo constitucional de octubre, ya se instaló en el mundo de la fe protestante. No solo eso, la campaña ya está desplegada de lleno desde la semana recién pasada.
“Tengan en cuenta que ustedes son los que pueden marcar la diferencia sobre esta elección, especialmente por los valores morales que ustedes les pueden transmitir a las personas que creen que esto se está perdiendo”, palabras del lunes 7 de septiembre y que corresponden a Fernando Cerimedo, director de la encuestadora argentina Numen, que la semana pasada publicó un sondeo realizado entre 18 mil personas y en el que, respecto del plebiscito del 25 de octubre, un 53% de las personas votaría Rechazo y un 47% Apruebo.
El mensaje de Cerimedo era justo lo que querían escuchar los más de 20 representantes de distintas organizaciones que ese día se juntaron por Zoom para lanzar la plataforma «Evangélicos por el Rechazo». En la ocasión, se oyeron oscuros presagios sobre lo que puede pasar si en octubre se impone la opción del Apruebo, como que el proceso “es espurio e ilegítimo y quienes promueven este cambio, están promoviendo la violencia y atentando contra la libertad”, según dijo el pastor José Lema, de la Unión Evangélica. En la misma línea, Belarmino Silva, de la Red Evangélica de Unidad Nacional, advirtió que “la libertad está en peligro, queremos que nos mantengan este contrato”.
Todas las organizaciones que participaron del encuentro, como el Partido Conservador Cristiano, la Vanguardia Social Cristiana o el Partido Cristiano Nuevo Tiempo, expresaron una perspectiva apocalíptica respecto de una nueva Constitución. Entre los participantes se repitió demasiadas veces la frase “Rechazar para reformar”, una linea que casualmente coincide con la campaña pública que han desplegado fuerzas políticas como la UDI y la mitad de RN, que lideran la campaña por el Rechazo.
El pueblo utilizado
Como ha sucedido desde hace un par de años ya, Renovación Nacional es el partido de la derecha que se ha preocupado de estrechar lazos políticos con el mundo evangélico y es sabido que sus diputados, Eduardo Durán Salinas, Francesca Muñoz y Leonidas Romero, son activos representantes de la llamada “bancada evangélica”. Pero ahora, esa coordinación se ha intensificado y apunta al trabajo electoral con miras al Rechazo en el referendo.
La diputada Catalina del Real –parte de los parlamentarios RN por el Rechazo– participó en el programa de entrevistas que tiene el pastor Hédito Espinoza, una de las figuras más combativas en la cruzada valórica contra leyes como la de Unión Civil para parejas del mismo sexo o la que permite el aborto en tres causales. “No soy evangélica, pero como católica hemos encontrado coincidencias en términos valóricos con la Iglesia evangélica, especialmente cuando hay gente dentro de nuestro partido que se ha expresado por el Apruebo”, afirmó la diputada Del Real.
Sin embargo, según Daniel Rosas, uno de los voceros de «Evangélicos por el Rechazo» –la organización que nació a partir de iglesias con base en La Pintana–, las relaciones con los partidos políticos están cortadas. «Estamos conscientes de que históricamente hemos sido utilizados, pero ahora no tenemos a nadie que nos defienda. Lavín y Longueira quieren una nueva Constitución y, desde nuestro punto de vista, Pablo Longueira y Camila Vallejo no tienen ninguna diferencia. Lo importante, más allá de los colores, es mantener a Dios en el centro de la sociedad. Hoy precisamente una de nuestras metas es demostrarle al pueblo que nos hemos equivocado en el relacionamiento con los políticos. Necesitamos nuestros representantes”, recalcó Rosas.
El vocero de «Evangélicos por el Rechazo» habló del temor extendido que impera entre las huestes evangélicas respecto a que nueva Constitución les afecte directamente. “Existen evidencias suficientes como para sostener que uno de los elementos que se quiere tocar es la Ley de Culto. Hay ciertas leyes, como la Ley Zamudio o el proyecto de Ley Mordaza (que busca sancionar el negacionismo de la dictadura), que buscan coartar un poco la libertad de conciencia, la libertad de expresión. Precisamente, nuestra libertad de conciencia, nuestra libertad de culto es la manifestación de nuestra creencia. Si coartan esa libertad, que en la práctica se traduce en el culto, no estamos hablando de un supuesto, sino de evidencias concretas”.
Aunque en la agrupación de «Evangélicos por el Rechazo» afirmaron que son independientes y que van a acoger a todas las organizaciones o partidos que se adhieran a sus valores, es fácil encontrar coincidencias con el Partido Republicano de José Antonio Kast. Una de sus vicepresidentas, María Gatica, es evangélica y, según afirmaron en el partido de Kast, el acercamiento al mundo evangélico es “muy anterior a este proceso electoral”.
Relaciones cortadas
En el juego político, el clan Durán está a la baja desde que el patriarca, Eduardo Durán Castro, generó una fuerte controversia motivada por su lujoso estilo de vida como líder de la catedral de Jotabeche y que definitivamente cayó en desgracia ante sus fieles cuando se comprobó que mantenía una relación extramarital. El 24 de junio, la Corte Suprema zanjó una disputa entre facciones por el control de la catedral –y por cierto la abultada cifra mensual del diezmo que entregan los fieles–, confirmando la destitución de Durán.
Aunque su hijo sigue ligado a Chile Vamos, ya no tiene la misma llegada en La Moneda, particularmente con la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos (ONAR), que depende de la Segpres. La ruptura es, en todo caso –según una fuente del organismo–, en ambas direcciones. Aunque aún permanece como parte de la instancia el pastor Jorge Méndez, cercano a Durán, las relaciones se hallan en un pésimo momento.
“Cuando cayó Durán, se vieron muy debilitadas las relaciones con el Gobierno, porque el Gobierno se desmarcó. Además, el Presidente Piñera apoyó las leyes a las que ellos se oponían, le puso la firma a la Ley de Identidad de Género. Después, los diputados de la bancada evangélica tensionaron al Gobierno votando a favor del 10%. El Gobierno sancionó y despidió a Patricio Moya, que fue uno de los del Te Deum del 2017 contra Michelle Bachelet. Claramente hay un quiebre. Se rompieron las relaciones clientelares”, explicó un integrante de la ONAR, recordando que Moya se quejó públicamente en un video de su desvinculación a mediados de julio, apuntando directamente a una vendetta del entonces ministro Claudio Alvarado (UDI), por no haber logrado alinear a los diputados evangélicos en contra del proyecto para retirar el 10% de los fondos previsionales.
Eso es una cosa y otra distinta es decir que las relaciones clientelares se acabaron, porque esas prácticas son inherentes a los gobiernos de cualquier coalición. Los evangélicos, de acuerdo al último Censo, se calculan en 3 millones de personas, casi el 20% de la población. Este volumen se divide en unas 3.500 iglesias de distintas denominaciones, que en la práctica representan a votantes –en la mayoría de los casos– muy disciplinados. Por eso, las relaciones con este mundo no se pueden cortar así tan fácil y totalmente.
Por ejemplo, en la Subdere, en un puesto clave de cara a las próximas elecciones de autoridades regionales y municipales, trabaja Eleonora Espinoza, militante RN e hija del pastor Hédito Espinoza, uno de los que lleva el estandarte a favor del Rechazo y que ha llegado a ocupar el lugar en popularidad que quedó después de la caída en desgracia de Durán Castro.
Verdad a medias
Esteban Quiroz, abogado y vocero del otro bando, «Evangélicos por el Apruebo», no cree que el voto evangélico sea tan disciplinado como se piensa, porque en las iglesias existen muchas personas y cada una vota en conciencia.»Hay mucha caricatura y eso es parte de la instrumentalización que viene desde 1974, cuando se creó el Consejo de Pastores que apoyaban a la dictadura, que les regaló la visibilidad del Te Deum a cambio de invisibilizar a las otras iglesias protestantes que luchaban por los Derechos Humanos”, explicó.
Otro dato ilustrativo es que, de los 20 candidatos a diputados evangélicos que se presentaron en la última elección parlamentaria, fueron elegidos solo 3. Uno de ellos, Leonidas Romero, gracias al arrastre del nuevo sistema electoral.
Los dichos de Quiroz coinciden con una carta abierta difundida a comienzos de septiembre por un grupo de 25 evangélicos –entre laicos, pastores y pastoras–, algunos de los cuales trabajaron en la redacción de la Ley de Culto, quienes pidieron a los fieles “votar en conciencia en el proceso constituyente en curso, continuando nuestra tradición histórica en favor del pluralismo religioso y la libertad de pensamiento y religión, sin dejarse atemorizar ni paralizar por campañas del terror que anuncian el fin de la Libertad de Culto y otras calamidades similares”.
Quiroz recordó al otrora poderoso obispo Javier Vásquez, de la catedral de Jotabeche, mentor de Eduardo Durán, quien “también decía que, si ganaba el No en 1988, se iba a acabar la libertad de culto. Pero la libertad religiosa es un derecho humano que nos pertenece a todos. Es demasiado amplio, está garantizado y es parte de la mayoría de las constituciones en el mundo. Esta es una campaña del terror que no tiene asidero con la realidad ni la experiencia. Básicamente lo que están haciendo es asustar al pueblo evangélico, usando argumentos que tienen que ver con cuestiones íntimas. Pero no mencionan otros temas valóricos que involucran a la fe cristiana, como el abuso a los consumidores, el cohecho, la desigualdad”.