Días después de renunciar a su banca en el Senado, el expresidente uruguayo expresó: «No dejaré la política mientras las neuronas me funcionen». Elogió a Alberto Fernández y opinó sobre el rol del Estado, la pandemia y las sociedades actuales, que «parecen de locos».
Días después de renunciar a su banca en el Senado, el expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica expresó: «Amo la política, pero amo más la vida. No dejaré la política mientras las neuronas me funcionen«. Brindó una entrevista a AM 750 este sábado por la mañana.
«Estaba dejando de estar. Ser senador implica relacionarse todo el tiempo con gente, recibirla, ir a lugares. Me di cuenta de que ejercía el papel de senador demasiado nominalmente«, añadió.
Para Mujica, «los hombres pasan», pero «quedan las causas». Son «eternas», como por ejemplo «la lucha por la equidad». «Hace 20 años que la lista que nos representa es la más votada. El legado que podemos dejar es que haya brazos que levanten las viejas banderas«, sostuvo.
El plebiscito en Chile
Sobre el plebiscito de mañana en Chile para reformar la Constitución pinochetista, Mujica dijo que “habrá cambios, es evidente”, y que para eso “alcanza con que haya una grado de unidad en las fuerzas progresistas”.
Aunque matizó: “No necesariamente se hacen mejores ciudadanos, sino mejores consumidores”; y apuntó a los cambios pendulares en la región: “México no se hizo de izquierda, votó en contra. Brasil no es fascistoide. Se vota en contra de algo, no a favor”. Consideró que “es una época peligrosísima, la sociedades parecen de locos”.
Su visión sobre Alberto Fernández y la Argentina
Opinó que «Alberto Fernández es el personaje ideal para esta hora de la Argentina«, en un contexto en el que el país «tiene dificultades notorias». Estimó que «no parece que hubiera un acuerdo mínimo para navegar en esta crisis y se toma confrontación como estrategia» por parte de la oposición.
«Hay un componente de odio en la oposición argentina, y el odio no construye: destruye. Es un flagelo que tiende a que todo esté en blanco y negro. Una sociedad precisa una negociación permanente. Debe haber un nosotros por encima, que es la propia Argentina», dijo el exmandatario.
Graficó con la idea de que «hay una cultura del choque, no del entendimiento», y que «para bailar hacen falta dos». En tal sentido, se refirió a una imagen de su despedida del Senado. «Me abracé con Sanguinetti, estamos en las antípodas, pero hay entendimiento», expresó sobre su saludo con el expresidente del Partido Colorado.
Contó que le dijo a Alberto Fernández «que no se pelee con el campo, porque ayuda a traer divisas» y que no habla con él hace varios meses. «‘Qué changa te agarraste’, le dije cuando asumió. Es un hombre bueno, no sé si la Argentina se da cuenta de lo que tiene«.
Dijo que «el problema argentino es el exceso de recursos, que genera ambición, pero es un país formidable». Y se refirió al éxodo argentino: «El que crea que va a vivir barato en Uruguay, la queda».
En otro pasaje, afirmó: «Necesitamos sociedades ricas, pero si hay estados prescindentes, habrá una porción de sociedad sobrante, y eso es responsabilidad de la política. No nos podemos pelear con los que tiran del carro, pero no podemos dejar concentrar, porque sino la ración no alcanza». Y abogó por un rol central del Estado.
Opinó sobre Cristina Fernández de Kirchner: «Es una formidable dirigente que tiene al 35 por ciento del Pueblo como soldado”. Además, consideró que la actual vicepresidenta «demostró una clarividencia brutal”.
La pandemia
Sobre la pandemia, expresó: «Todos vamos a estar más pobres con la pandemia, algunos en mayor medida, otros en menor medida, hay que ver cómo se tolera, si se hace con los sectores más fuertes de manera equitativa, ahí está la gran disputa». Y advirtió que «sin una construcción sólida de solidaridad, habrá un costo muy grande en los sectores más débiles con consecuencias por varios años».
En otro orden, dijo que «derecha e izquierda corren el riesgo de equivocarse feo porque la sociedad moderna, subliminalmente, está muy influida por el peso de la cultura consumista que es una necesidad imperiosa de la acumulación de capitales de esta época”.
Puso este ejemplo: «Hace unos años una pareja iba a pasear, ahora van a los shoppings a mirar vidrieras. Hay una ansiedad potencial que confunde ser con tener. El nivel de vida precisa cosas y cuando las tiene precisa más. Eso se paga con el tiempo destinado a trabajar. No queda tiempo para cultivar los afectos y darle tiempo a cosas que no son de mercado».