Durante siglos, el ser humano ha migrado a diversas zonas del mundo encontrando nuevas perspectivas de vida, diferentes costumbres, tradiciones, experiencias y vivencias que lo vuelven parte de este nuevo entorno.
Nuestro país no ha sido la excepción y es que por sus caminos han circulado inmigrantes de nacionalidades como chinos, musulmanes, alemanes, franceses, italianos, hindús y árabes-palestinos. Esta última gran comunidad ha formado parte de la historia salvadoreña desde 1682, cuando el cura Ilyas ibn Hanna al-Mawsili visitó tierras cuscatlecas, como parte de su peregrinación por diversas zonas de América Latina.
Pero no fue sino hasta el periodo comprendido entre 1892 y 1918, que inició la migración árabe-palestina, cuando más de 90 personas provenientes mayormente de Belén comenzaron a arribar a El Salvador; ellos iniciaron su travesía como comerciantes ambulantes que ofrecían sus productos casa por casa.
Poco a poco, estas familias se fueron asentando en zonas importantes de nuestro país, donde podían tener mejor acceso a educación y a la proliferación de sus productos y servicios, llegando incluso a convertirse en los más grandes comercios de principios del siglo XX.
Esta información pudo conocerse gracias a los grandes aportes que realiza la Dirección Nacional de Investigaciones en Arte y Cultura (DNI) de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, quien delegó a la investigadora Melissa Rivas para ahondar en la presencia árabe-palestina en El Salvador.
Rivas ha dedicado un año a recopilar información que se publica en la revista USUL, de la Asociación Árabe-Palestina en El Salvador, la cual aborda temas como la migración, comercio y otros.
La Unidad de Comunicaciones de Secultura conversó con la investigadora para conocer más acerca de sus hallazgos de la temática.
¿Cómo surge el proceso de gestión para realizar publicaciones en la revista USUL?
Primero hay que mencionar que esta investigación se está realizando en el marco de un convenio entre la Asociación Salvadoreña Palestina y la Secretaría de Cultura; este convenio se firmó en el 2016 y como parte del mismo la Secretaría, en uno de sus puntos, se comprometió a investigar sobre la historia de los árabes-palestinos en El Salvador y colaborar con otro tipo de actividades, entre ellas incluyendo la publicación de las investigaciones que, en este caso, se realizan en la publicación de la revista USUL.
¿Cómo se planteó la DNI escribir acerca de la historia de los árabes-palestinos en El Salvador?
De hecho, la primera publicación es la que realizó otro investigador, Olivier Prud’homme, que publicó un artículo en un libro compilatorio. El trabajo abarca de finales de 1880 hasta 1918.
El período que él estudió me sirvió para retomar ésta investigación y cuando se hace un estudio de una comunidad siempre es importante tomar en cuenta la parte histórica. Hay que hacer un proceso de configuración de la misma, entonces eso explica incluso ver el momento que inicia la migración de los árabes-palestinos a El Salvador. Por eso es que el primer artículo habla precisamente de eso, del proceso que se da a principios del siglo XX y, a partir de eso, pues ir viendo cómo ellos se fueron asentando e integrando a la sociedad salvadoreña.
¿Por qué la DNI considera que es importante mostrar este tipo de temáticas?
Hay que considerar que la investigación toma en cuenta la cuestión de la diversidad cultural, aparte de resaltar que la población salvadoreña tiene genes árabe-palestinos, entre ellos los descendientes que si bien es cierto que estudian y trabajan aquí, ellos no olvidan su vínculo con sus antepasados e incluso la familia que aún mantienen, por eso es importante resaltarlo, que esta comunidad está aquí y que forma parte de la población salvadoreña. Además, hace importantes contribuciones, por ejemplo, la Asociación Benéfica Femenina, que tiene diferentes actividades de proyección social frente a la comunidad y otras asociaciones que ellos tienen.
¿Cuál ha sido la aceptación por parte de los miembros de la comunidad árabe-palestina?
Les ha llamado la atención. En general parece que están conformes con la información, porque en muchos casos era poca la información que ellos conocían de sus abuelos, porque no hubo mucha transmisión familiar y valoran bastante conocer todo lo que proporcionamos.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades que ha tenido para poder hacer ésta investigación?
La más importante es que la información está dispersa y eso implica ir buscando. Por ejemplo, lo primero que yo empecé a ver fue que en el AGN yo buscaba las cajas que tienen información sobre extranjeros, pero hay que mencionar que la información estadística de población en El Salvador casi no hay, por lo menos en las primeras décadas del siglo XX. No es hasta 1926, cuando era Alfonso Quiñones el presidente, que pone la Ley de Estadística y es hasta 1930, que se realiza el primer censo nacional, por eso no hay mucha información y aun cuando ya se empezaban a realizar los censos era difícil de llevarse a cabo, por eso la información estaba incompleta y dispersa.
Si bien es cierto en la AGN hay una parte que se llama nómina de extranjeros residentes, donde ahí tienen información no solamente de palestinos extranjeros sino que también de sirios, alemanes, libaneses, españoles y toda cantidad de extranjeros, pero fuera de eso no había mayor información. Entonces, empecé a buscar información en otras cajas y otros archivos, como las cajas sin clasificar, y mucha de la información de hecho que he encontrado estaba en las cajas sin clasificar. En realidad no pensé que esa información iba a estar ahí sino que la primera vez que busqué las cajas sin clasificar estaba buscando un dato específico, que lo había leído en otro documento, pero al empezar a revisar me di cuenta que había bastante información. Es más que todo eso, la dispersión de información y la dispersión de las mismas personas.
En este caso no es como decir que vamos a investigar de una población de campesinos en un municipio determinado, porque ahí directamente vamos a un lugar y hacemos, los entrevistamos, pero en este caso no. Los descendientes árabe-palestinos están dispersos por todo el país, entonces tenemos que estarles llamando, acordando entrevistas e ir viendo cómo coordinar todo tipo de actividades. Esas fueron otras dificultades.
Acordémonos que este es un grupo muy numeroso y la investigación no solo me estoy enfocando de solo a los residentes en San Salvador, sino que se han hecho entrevistas a descendientes de palestinos en diversas partes de El Salvador.
¿Cuántas publicaciones van a realizar como DNI para que se visibilicen en la revista y sobre qué temas va a escribir?
No se ha acordado una cantidad específica de publicaciones, pero por el momento he identificado 5 temas que son los que estoy trabajado. Hasta el momento solo se han publicado dos, uno salió en septiembre de 2017 y otro de marzo de 2018. Los otros los tengo programados para el trascurso del año.
Entre las temáticas, la primera tuvo que ver con el proceso migratorio de los árabe-palestinos; la segunda fue sobre la presencia en la actividad económica de El Salvador, que ha sido una temática muy importante, luego se hablará sobre los clubes y las asociaciones que ellos fundaron, incluso el primero que he encontrado es de 1922, y es importante porque son muestra de los primeros intentos de mantener unida a la comunidad palestina y de reproducir sus tradiciones y costumbres.
Hay otra que tiene que ver con la Ley de Migración de 1933, que es en la que se prohíbe la entrada de árabe-palestinos ―y otros grupos― en El Salvador. Es algo que me pareció importante porque no es una cuestión de racismo sino que hay que ver todo el contexto de nacionalismo que existía en ese momento, no solo en el país sino que a nivel internacional, porque de hecho en otros países de Centroamérica también se les prohibió la entrada. Esa ley no fue específica de El Salvador ni del general Martínez, sino que en diferentes países de Centroamérica se publicaron leyes de ese tipo, por eso me pareció importante abordar ese contexto en el cual surge la ley.
El siguiente, tiene que ver con la parte más contemporánea, la cuestión de los descendientes de los árabe-palestinos, cómo ha sido su inserción en la sociedad y ellos cómo se entienden a sí mismos; si bien es cierto ellos han nacido aquí y entienden nuestras costumbres, pero también mantienen ese vínculo con la comunidad palestina.
¿Qué otros detalles importantes ha descubierto en la investigación?
He encontrado varias cosas interesantes, por ejemplo, a mí me ha llamo mucho la atención profundizar el contexto de 1933, porque es una época interesante no solo en El Salvador sino que de región y cómo se vivió ese momento. También, el poder establecer periodos en el proceso de migración, entender por qué en algunos momentos la migración era mayor y por qué a veces disminuía, luego ver la cuestión de cómo se fueron estableciendo, dónde ponían su casa y centros comerciales.
También fue interesante que, en algunas ocasiones, se denunciaba a algunos palestinos de ejercer un monopolio en los mercados. Eso me llamo la atención, como pasó con el señor Comandari, que él estaba acaparando y perjudicaba a los comerciantes nacionales; pero lo interesante de eso eran los motivos y, claro, esto es una problemática de los 30 y ahí se ven perfectamente todas las ideas nacionalistas que existían en la época, porque de hecho las medidas que se ponen, incluso del 36, que se aprueba un decreto por parte de la Asamblea Legislativa en la que se prohíben a los palestinos, árabes y chinos establecer más comercios en el país con el argumento de proteger a los comercios nacionales dentro del contexto específico.
Leyendo su primera publicación “Los primeros inmigrantes árabe-palestinos en El Salvador”, ¿por qué se dio la prohibición de inmigrantes para las fechas de la Primera Guerra Mundial?
En realidad es algo generalizador. Hay que tomar en cuenta que en esa época existían bastantes prejuicios raciales, por ejemplo, o la prohibición para los chinos, del siglo XIX. Hay casos que se les llama o exhorta a las mujeres a no tener hijos con chinos, que eso perjudicaba a la raza nacional. Existían prohibiciones raciales en la época.
¿Qué áreas son las más importantes en las que se ha desenvuelto este sector poblacional?
En un principio la parte económica, porque por ejemplo si bien algunos autores mencionan que las familias árabe-palestinas o sea las más ricas que conocemos actualmente, se dice que ellos hicieron su fortuna durante los años de su guerra; sin embargo, Héctor Fuentes dice que el momento más propicio fue principios del siglo XX y de hecho se encuentra que por ejemplo, en 1933, cuando Martínez llega al poder y que hay una serie de actividades como la Guardia Cívica, vemos que diferentes personas árabe-palestinas hacen donaciones al Gobierno, en algunas ocasiones de dinero y otras de víveres, para ayudar al Ejército en las actividades que realizaban.
También, para 1969, que fue la guerra con Honduras, la comunidad árabe-palestina también hizo donaciones al Gobierno durante la campaña del Ejército contra los hondureños. Estamos hablando de cantidades de hasta diez mil colones, que en la época es una cantidad considerable de dinero, entonces uno se queda con la idea de que desde antes esta comunidad ya tenía una riqueza. Y claro, actualmente hay familias como los Simán, Salume, Hasbún que son de las familias más ricas del país y que son muy conocidos, y que algunos autores los toman como parte de la oligarquía nacional.
También se manejan muy bien en temas políticos. Muchos de ellos han tenido un papel importante en la política: Antonio Saca fue presidente de la República; Shafick Handal, Hato Hasbún, el señor Dada Hirezi que fue Ministro de Economía. Tenemos a la familia Simán, los Salume, entre otra familias que han estado en este tipo de actividades, por ejemplo, en Zacatecoluca, ha quedado como alcalde electo Francisco Hirezi y el alcalde de San Salvador, Nayib Bukele, que viene de palestinos.
Dentro de la investigación ¿ha encontrado impacto cultural de los árabe-palestinos?
Sí, hay una serie de impactos, por ejemplo, palabras que tienen origen árabe; algunas iglesias construidas durante la colonia y que tienen arte mudéjar, que es considerado propio de la cultura árabe, aunque la influencia se nos vino más dada a través de los españoles, porque en 1222, el imperio otomano incluía la península ibérica, entonces España, Italia y Portugal son países que tuvieron bastante influencia de la cultura y, en el caso de venir a América y específicamente a El Salvador durante la Colonia, trajeron esos elementos que aun mantenemos.
Posterior a eso, de elementos culturales no es bastante más allá de los productos que uno le compra a las familias palestinas en sus almacenes y fábricas.
En el caso de la publicación de la incidencia económica de los árabes palestinos, se muestra que los mayores lugares donde ellos hacían su comercio era en Santa Ana y San Miguel ¿Por qué se daba ese fenómeno?
Eso es algo interesante que se observa en los registros. El hecho que era en ambos departamentos se daba porque Santa Ana era un centro cafetalero y parte del occidente del país. Recordemos que se da en un contexto donde la economía del país dependía principalmente de las exportaciones del café, entonces tiene sentido que buscaran asentarse en esa zona, porque había mayor actividad económica; también, en un principio ellos vendían de pueblo en pueblo y a las fincas, en parte seguían esa lógica, buscar los lugares donde había mayor actividad económica y en el caso de San Miguel, que no es una región cafetalera pero sí algodonera y ganadera, esa era la parte de la riqueza de ese lugar.
En el caso de San Salvador, si bien es cierto que la población de árabe-palestinos era mayor que en otras zonas, llama la atención que no se encuentren muchos establecimientos comerciales. Especialmente al hablar con algunos de los descendientes en la actualidad aseguran que más de una zona del Mercado Central, ahora Hula Hula, estaba llena de establecimientos de palestinos. Probablemente tenga que ver con que no se hacía una recolección o registro eficiente en la época, puede que sea ese motivo, porque la mayoría de población sí estaba en San Salvador.
¿Cómo traían los productos?
Probablemente, en un principio, a finales de 1800, no era algo tan pesado porque iban de pueblo en pueblo y no podían andar con grandes cantidades de mercadería, pero se considera que como ellos de Palestina para venir a Centroamérica primero iban a Europa y algunos de ellos ya tenían sus asentamientos en Europa y de ahí venían a Centroamérica. Probablemente su paso por Europa les permitían establecer ciertas alianzas con las casas comerciales que le permitían traer todas sus productos en barco.
Si había prohibiciones en cuanto a los inmigrantes, ¿Cómo es que ellos eran los mayores empresarios de la época?
De hecho, el registro que he encontrado es de 1933 y la prohibición fue en 1936, pero el hecho de que ya para esa fecha la mayoría de establecimientos comerciales sea de gran escala, significa que ellos tuvieron una gran aceptación. Pero a mediados del siglo pasado, en los registros de población se dejó de tomar la cuestión de categoría étnica, ya no se sabe cuántos son, aunque hay autores que hablan de 90 mil como población actual de Palestina, pero es muy difícil tener una cuenta.
Acerca de la investigadora
Melissa Michelle Rivas es una investigadora de Secultura, graduada de la Licenciatura en Antropología Sociocultural por la Universidad de El Salvador (2015). Ha formado parte de investigaciones como “Índice de productividad estudiantil en jóvenes estudiantes salvadoreños”, de la Universidad Evangélica, y en temas de Independencia de El Salvador.