Hombres de Verdad

Por: Francisco Parada Walsh*

¿Cuánto Nicolás Martínez necesita El Pinochini de América?: No muchos. “Yo fui un día, creo que era miércoles, 16 de Septiembre, fue miércoles, fui en la mañana a la Asamblea, en la tarde me estaba hablando la asistente del secretario Conan Castro para que fuera inmediatamente a Casa Presidencial el día siguiente en la mañanita; yo tenía una reunión a las ocho y media, entonces véngase a las once; fui, pregunté para qué me querían, no me pudieron explicar, era obvio y cuando llegué a Casa Presidencial el secretario Conan Castro, me pidió, que lamentaba pero que el presidente de la República me pedía que abandonara el cargo, que me estaba destituyendo; le pregunté yo qué era eso, si era destitución, y me dijo por favor ponga la renuncia, okey, perfecto le dije: es que mire me dijo: Usted fue a la Asamblea y ya se le había dicho que no fuera; okey, excelente ¿A dónde firmo? Y ya, adiós. Eso fue todo.

¿No tenía que ir a la Asamblea?: Si, varios funcionarios me pidieron, el ministro de hacienda, la comisionada Recinos y otros me pidieron que no fuera; por supuesto que no les hice caso, era absurdo, era ilegal, era anti ético, era ilógico, era en contra de la población salvadoreña; simplemente no vayas y ya; obviamente cuando acepté el cargo lo acepté porque sabía la ley del Banco y yo creía que el presidente de la república entendía qué era la ley del Banco Central y que estaba nombrando a un presidente técnico, ético, ahora si él ahora cree que es mejor que haya un presidente político, creo que los asesores de él andan súper desubicados, eso no es correcto, el presidente del Banco Central tiene que ser nombrado en base a los requisitos que dice la ley, esté o no esté de acuerdo Nicolás Martínez, nayib bukele u otra persona; no puedo decir más”.

Hay una enorme diferencia entre el ensayo de José Ingenieros “El Hombre Mediocre” y los hombres de verdad, el ejemplo de valentía, honor y ética de Nicolás Martínez debe servir al país como una luz en la oscuridad, entender que hay hombres de verdad, que aman a su país, que cumplen la ley, que no les tiembla la mano para poner una renuncia; debería ser estas declaraciones enmarcadas, formar parte de los textos escolares que estudian los alumnos para conocer nuestra historia, para que las futuras generaciones sepan que un día en El Salvador de los Ladrones hubo un hombre gallardo que prefiere dormir en paz que atentar contra un país y su gente; mi admiración va más allá de lo que estas líneas dicen pues la honorabilidad es un valor intangible, nadie puede decir que es honorable sino los hechos y de sobra Nicolás Martínez nos demuestra lo bello que es la verdad, que prevalezca el juicio crítico y la honradez y no la torpeza y el saqueo.

Debe cada salvadoreño leer estas líneas, aun, si pertenecen al partido en el gobierno pues entenderán que dentro de ese dislocado fanatismo hay hombres de verdad y no los hombres mediocres que gobiernan actualmente. ¡Qué ejemplo de hombre! Hombres que prefieren su vida sencilla y tener como pareja a la verdad, a la justicia y el honor. Nicolás Martínez debe estar tranquilo, sus futuras generaciones pueden sentir el pecho henchido de orgullo y decir: “Mi padre tuvo el valor de”, eso no es de cualquiera, los mediocres tiemblan, ruegan, lamben los zapatos del amo, ¡Qué vergüenza! Sepa Nicolás Martínez que muchos nos identificamos con su actuar; pena deberían sentir los funcionarios que intentaron intimidarlo pues sabedores de lo ilegal de la decisión que le pedían poco les importó, sin embargo a Nicolás Martínez sí le importó decir la verdad.

Tristemente querer ocultar que este gobierno ha recibido quince millones al día dice la debacle económica que nos espera y eso fue lo que Nicolás Martínez dijo. Deben los seguidores y fanáticos entender que esto apenas empieza, esto es la punta de un tempano que muestra sus uñas, su bajeza. Nicolás Martínez no necesita de reconocimientos, pergaminos, somos nosotros los que debemos imitar a este hombre de verdad, que ese párrafo viva en toda la historia de El Salvador para siquiera un día decir que en El Salvador hay hombres probos, capaces, que son un ejemplo de vida. Gracias Nicolás Martínez por no ser un hombre mediocre sino un Hombre de Verdad.

*Médico salvadoreño

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