Un análisis post-mortem del tejido cerebral de personas que habían sido diagnosticadas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) puede ayudar a explicar los misterios sobre el trastorno, como por qué las mujeres son más susceptibles a él y si una respuesta debilitada del sistema inmunológico juega un papel importante en el manejo del estrés, según ha descubierto un equipo encabezado por investigadores de la Universidad de Yale, en Estados Unidos.
El análisis de los patrones de expresión génica en el tejido cerebral ubicado en cuatro regiones de la corteza prefrontal (áreas del cerebro asociadas con una función cognitiva superior y control ejecutivo) reveló diferencias claras entre quienes habían sido diagnosticados con TEPT y quienes no.
Las principales diferencias en la actividad genética afectaron particularmente a dos tipos de células en los pacientes con TEPT: las interneuronas, que inhiben la actividad neuronal, y la microglía, las células del sistema inmunitario en el sistema nervioso central, según publican los investigadores en la revista ‘Nature Neuroscience’.
Capacidad deficiente para responder al TEPT
“Los hallazgos sugieren que, en conjunto, estos cambios podrían contribuir a una capacidad deficiente para responder al estrés traumático”, resalta Matthew Girgenti, científico investigador del Departamento de Psiquiatría de Yale y autor principal del estudio.
Aproximadamente el 8% de la población general ha sido diagnosticada con TEPT. Pero entre aquellos que han experimentado un estrés psicológico severo, incluidos los veteranos de combate, los refugiados y las víctimas de agresiones, hasta el 35% presenta síntomas, que incluyen volver a experimentar eventos traumáticos, evitar a los demás e hiperactivación cuando se exponen a eventos que recuerdan a las personas su experiencia traumática.
Si bien los tipos de células más profundamente afectadas por el TEPT eran los mismos en hombres y mujeres, había claras diferencias entre los géneros en el lugar de la corteza prefrontal en que se expresaban los genes que impactan en esas células.
Estas diferencias podrían ayudar a explicar por qué las mujeres tienen más del doble de probabilidades de desarrollar TEPT y otros trastornos de ansiedad que los hombres y por qué es probable que experimenten síntomas más graves, sugieren los hallazgos.
Aproximadamente la mitad de los pacientes con TEPT también son diagnosticados con algún tipo de depresión. Sin embargo, los patrones de expresión génica que se encuentran en el tejido cerebral están más estrechamente relacionados biológicamente con la esquizofrenia y el trastorno bipolar que con la depresión, encontraron los investigadores.
“Este es un nuevo comienzo para el campo del trastorno de estrés postraumático –reconoce John Krystal de Yale, profesor de investigación traslacional y de psiquiatría, neuro y psicología, y coautor principal del artículo–. Necesitamos nuevos tratamientos para el TEPT, y estudios como este proporcionarán la base científica para una nueva generación de esfuerzos de desarrollo de medicamentos”.