Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Para ubicarnos en los pros y contra que pudieran derivarse de la acción sindical en las empresas de maquila. Es importante ubicarnos en su origen el cual estuvo dirigido por la manera como los Estados Unidos impone su modelo económico e impulsó el ALCA para alinear las economías de las Américas en su favor e intereses geopolíticos. A partir de los cambios derivados de la globalización económica—las maquilas, que no se concentran sólo en la confección de ropa y prendas de vestir, sino pasa por otras industrias y actividades económicas.
Lo básico de esta nueva lógica económica es la de romper el trabajo en serie y trasladar los costos de producción a países o zonas pauperizadas y de escaso desarrollo económico, con la consecuente desvaloración del trabajo, y dando paso a estrategias empresariales como son la flexibilidad y desregulación laboral, para precarizar derechos.
En el país el conflicto bélico, alejó la maquila más tecnológica como eran partes electrónicas, chips de computadoras a partir de empresas estadounidenses que se instalaron en la zona de San Bartolo, y había proyección para ir instalando zonas francas a lo largo y ancho del país—fue tanto así que el ex Presidente Calderón Sol en 1994 expresó que al país era necesario utilizarlo como toda una zona franca, y de allí las expresiones de los neoliberales extremos vinculados a FUSADES, ARENA, la oligarquía y otras ONG ideológicamente alineadas, impulsadores del modelo económico de libre mercado, como la empresa El Salvador S,A. de C.V.
La situación del empobrecimiento estructural de la población laboral, que mantenía altos índices de desempleo bastante precario y de poca calificación, daba pie a pensar que este tipo de iniciativas económicas dieran para estos países denominados peyorativamente en “vías de desarrollo”, una opción de paliar estas necesidades estructurales, da paso a iniciativas unilaterales de los Estados Unidos por disponer de programas como el tratado generalizado de preferencias y la iniciativa de la cuenca del Caribe, para facilitar el ingreso al mercado estadounidense sin impuestos, de productos elaborados en el país y la región, en la década de los ochenta. Luego esto se convirtió ya no en una iniciativa unilateral sino en algo recíproco dando paso al tratado de libre comercio.
Toda esta complejidad instalada dio un estatus de elusión fiscal favorable para muchas empresas que fueron instalándose en las diferentes zonas francas como San Marcos, Santa Tecla, Colón, Ciudad Arce, El Rosario, Olocuilta, quedando en proyección la Concordia en Usulután, en fin ello implicaba zonas de producción protegidas y blindadas en materia jurídico-legal, laboral, hacendaria en cuanto a la elusión de impuestos para favorecer la importación de mercancías, maquinaria y exportación de capitales a partir de préstamos y/o de la instalación de corporaciones de empresas. Ello supuestamente daba desarrollo a municipios paupérrimos que con esa zona franca podían generarse dinámicas productivas de beneficio a la población local y sus municipios cercanos.
Tales iniciativas productivas conocidas como maquilas la mayoría de capital norteamericano y de confección textil fue incrementándose con la firma del CAFTA, y en dicha coyuntura se recuerdan declaraciones como la del ex ministro de Economía Miguel Lacayo, quien expresó que una de las ventajas competitivas era la de disponer de salarios bajos y no tener organización sindical. En mucho se proliferaron los capitales asiáticos que se les impedía el ingreso sin aranceles al mercado de USA, sino hasta que se introdujo el tratado multifibras en 2005. Lo que daba paso a otros hilos y telas elaborados fuera de los EEUU.
En principio se impidió de manera sistemática las libertades sindicales, aún a la fecha aquéllas se ven afectadas por políticas anti laborales y de discriminación sindical de las distintas empresas, en los gobiernos de arena, fueron más claramente obstaculizadas en lo administrativo y en lo jurisdiccional, y claramente condescendientes a los intereses de dichos empresarios asociados primero en la ASI y luego en la CAMTEX.
Lo esencial acá es que ese impedimento se relaciona con el empleo, y mucha masa laboral es vedada e intimidada de hacer organización sindical, lo que se traduce en fortalecer la estrategia de crear organización paralela, que defiende los intereses patronales antes que los propios, la complejidad ha llevado a que mucha organización sindical constituida, es fácilmente cooptada y crece la venalidad—deteriorándose la conciencia sindical—El patrón para evitar la lucha consecuente, compra voluntades o liquida a directivos sindicales en negociaciones llenas de opacidad. Esto también fortalece el oportunismo y personas trabajadoras se hacen directivos sindicales sólo de credencial, para obtener prebendas del patrono y manifestarse en una supuesta defensa laboral por los intereses de la gente. El problema es que mucha dirigencia que se dice consecuente y se esconde en teorías de una lucha de clases, acaba por hacer prevalecer sus intereses propios antes que los del colectivo.
*Sindicalista salvadoreño