Mi nombre es Dra. Elvira Eugenia Quan

Por: Francisco Parada Walsh*

Fui, soy y seré Médico perito forense en el Instituto de Medicina Legal “Dr. Roberto Masferrer”, Santa Ana, fallecí víctima más de la indolencia que del Covid-19. Nuevamente la muerte se encapricha con el personal de salud y sigue aumentando el número de colegas fallecidos y a nadie parece importar, el Colegio Médico calla, Médicos por un Salario Digno no existe, los sindicatos se venden; en fin, que la masacre continúe.

Todos los que formamos parte del personal de salud estamos expuestos a una muerte que se puede evitar sin embargo nada nos conmueve, duro decirlo pero es la verdad pues cuando el mismo gremio médico es indiferente a la muerte de su gente no hay ya nada que hacer. Lamentablemente muchos colegas que leyeron los artículos relacionados a la muerte de tantos compañeros nunca creyeron o nunca se imaginaron que sus nombres aparecerían en estos títulos y debo hacer esto personal pues en ningún momento estoy exento de salir bien librado y no sé si después alguien escribirá MI NOMBRE ES FRANCISCO PARADA WALSH Y QUIERO DECIR, QUIERO GRITAR… Soy objetivo, toda persona corre el riesgo de morir por contagiarse con el virus y debemos saber que el personal de salud es el más expuesto, no hay ni primera ni última línea donde unos colegas se rifen la vida con la muerte, todos corremos un riesgo demasiado grande sin embargo ni a nosotros mismos nos afecta,  nada nos conmueve.

Debe entender cada persona que lee estas líneas que en semanas o meses puede formar parte de esta triste y llorosa lista y entender quiénes son los responsables, son el presidente de la república y el ministro de salud que con todo el dolo del mundo han masacrado a mi gente y los que aun sobrevivimos nos alegran nuestras derruidas almas enviándonos  un pan con gallina cortesía del fatal ministro de salud.

Me hierve la sangre si eso es suficiente para resarcir el daño causado a cientos de hogares salvadoreños, hogares que perdieron a su madre, al padre, a un hijo; hogares reventados por un dolor indescriptible, una pobreza que no se queda fuera del cuarto de la vida y ya olvidamos a los maestros de maestros, ¡Qué vergüenza pertenecer a un gremio médico que prefiere anestesiar el dolor con guaro que con dignidad, ética y empatía hacia los caídos en esta guerra tan desigual! ¿Será que somos realmente una sociedad o un revoltijo de caracteres? Cada quien debe contestarse.

Estoy seguro que seguirá muriendo el personal de salud, esto no es una premonición sin embargo se ha tenido tiempo para rotar al personal de salud, enviarlo a casa a descansar , pagar el bono de la vergüenza, mantener al personal con las mejores vitaminas y minerales para que el sistema inmunológico sea fuerte (Puede parecer un desatino lo anteriormente escrito sin embargo el médico promedio no dispone de un salario que le permita comprar tales medicamentos) ,aumentar los salarios como  fueron los  altísimos honorarios que sin duda alguna recibieron los paramédicos españoles pero nada de eso parece que sucederá.

Cuando muere el jefe del servicio de neurocirugía pocos entenderán el valor académico y humano de perder a un maestro de maestros y por otro lado aparece un anuncio donde se necesita contratar al nuevo jefe de dicha sub especialidad con un salario no superior a los quinientos dólares, lo anterior solo dice el desprecio que hay para con el gremio médico, mientras vulgares e ignorantes funcionarios que no funcionan reciben salarios arriba de los cinco mil dólares. Debería ser el Colegio Médico una luz en la oscuridad y tapizar cada pared con la foto de todo el personal de salud, no solo de socios ni de médicos no socios sino de todo el personal de salud, esto no es político, es un acto humano para recordar siempre a todos los que fueron enviados al paredón de fusilamiento y dejar de ser una cantina de medio pelo.

¿A quién le importa la muerte de la doctora Elvira Quan?: A mí sí me importa, la muerte siempre ha estado cerca de mí y conozco el dolor de perder a una madre, a una amiga, a un hermano y debería importarle sobre todo a la sociedad, cosa que no parece. Doctora Elvira Quan, que Dios la reciba en su santo seno y que brille para usted la luz eterna de los escogidos por Dios por practicar el arte de la medicina. Solo a través de una cámara kirlian se podría ver a un ministro de salud con todo el personal de salud masacrado mientras se dedica a repartir panes con pollo.

¿Tan baja auto estima tenemos?: Por supuesto, con la nada nos conformamos, ser amigo de un vil y despiadado asesino dice lo patas arriba que estamos.  Mi país no es un país, es un reino de la locura y del mal. Todos los ángeles se preparan a recibir clases, el hecho de estar en el cielo no los exime de una vida sin sacrificio, deben seguir preparándose cada día más, es Jesús que con su rostro cubierto por lágrimas les avisa a todo el personal de salud que en segundos llegará al cielo la Doctora Elvira Quan, todos lloran, todos; no pueden ocultar su dolor, es el doctor Calderón quien algo molesto le pregunta a Jesús ¿Por qué sigue muriendo tanto personal de salud? A lo que Dios le responde: Ustedes son mis preferidos y tampoco olvido ni olvidaré  a los responsables de sus muertes. Mientras, dejarán a un lado las clases de bioquímica y solidaridad y es la Doctora Mirna García quien les dice que tomen el libro de cantos: Todos lo tienen en sus manos, es la Doctora García quien les dice que cantarán “Alma Misionera”, todos asienten. Se escucha un trinar de voces: “Señor, toma mi vida nueva, antes que la espera desgaste años en mí, estoy dispuesta a lo que quieras, no importa lo que sea, tu llámame a servir”…

*Médico salvadoreño

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