Santa Cristina de los Lunáticos

Por: Francisco Parada Walsh*

Hubo una etapa en mi vida que adolecí de una severa depresión y como decía Churchill siempre el perro negro aparece, me visita, me vigila. Y en esa angustia, en esa tristeza no había espacio para la oración, al contrario, miraba todo lo bueno con indiferencia y lo malo atornillaba mi alma a la cama; eso era un día normal en mi vida, y en esa muerte.

Hubo una sencilla película llamada  “En Busca de un Milagro”, actores desconocidos sin embargo me dejó muchísimos mensajes; el personaje principal no se cansaba de pedir a santos habidos y por haber lograr ganar una maratón y qué aparece Santa Cristina de los Lunáticos; esa misma noche me hinqué y con profunda devoción y respeto empecé a rezar a mi Santa Cristina, no eran oraciones complicadas sino fáciles, era lo primero que se venía a la mente, algo así: “Santa Cristina de los Lunáticos, devuelve mi vida a la cordura, no pido solo por mi sino por todos aquellos que adolecen de trastornos siquiátricos, ya estoy cansado de reír por no llorar, el amanecer me aterra como si fuera un vampiro al que le abren su ataúd y es el sol quien me clava un puñal en mi pecho, el terror aumenta Santa Cristina, ten compasión de esta alma sufriente y errante que vive acongojada, que  no tiene presente ni futuro, Santa Cristy, no sé lo que hago, quisiera ser un hombre fuerte, pero no puedo mi querida Cristy, perdón por vocearte pero es tanta mi fe y confianza en ti que ni por un segundo sé que te molestarás, recuerda antes que todo que tratas con un pobre y desdichado enfermo mental; soy un debilucho de carácter, necesito que mi familia me apoye como siempre lo ha hecho, apenas puedo salir a la calle, las multitudes me dan miedo, pavor; si mi querida Cristy, sufro como solo tú sabes y no basta con mi dolor y mi tormento sino que me llevo de encuentro a mi familia, al vecindario, a todos aquellos que un día me conocieron sano, bueno, ni tanto mi querida Cristy, siempre alguna teja se me ha resbalado pero ese es otro asunto; mi gente me trata bien pero poco a poco veo que se aburren, a veces me visitan delirios que me hacen sentir mejor aunque todo es mentira, inmediatamente tengo que medicarme, no puede faltarme una bolsota de drogotas, bueno mi Cristy debo confesarte que soy un adicto a los depresivos, mejor me falta el guaro que la quetiapina y el rivotril y tantas más.

Mi querida Cristi, ya ni sé que tomo, unas pastillas me duermen, otras me despiertan y quisiera quedarme  en medio de ese trance, como en la cuerda floja que no sé si regresar o avanzar, algo así como estar despierto y poder dormir y soñar por un mundo mejor. Quita mis malos pensamientos, ya sé que soy un lunático sin cura, sin cura que escuche mis problemas. Mi querida Cristy, mi cuadro clínico es complicado, a veces me molesto contigo, perdona mi sacrilegio pero es parte de mi locura, te rezo, te enciendo velas y en vez de mejorar cada día estoy más loco; lo que más me preocupa son los delirios cuando la luna  ilumina el camino del sufrimiento, aúllo como un lobo en celo ¡Auuuu! ¡Auuuu! Y asusto a mi familia aunque te seré franco, poco me importa.

Mi querida Cristy, dame paz, esperanza y sabiduría para entender y discernir que muchas cosas que vienen a mis pensamientos son malas, claro, no quiero dañar a nadie, bueno, a veces sí, quisiera destruir este país, más de lo que está y que no quede alma alguna, me enfadan los políticos de todos los partidos y qué diera por tener poderes sobrenaturales y que desaparezcan todos los órganos cancerosos del estado y poder decir: “El estado soy yo”; hacerles un disparo de nieve y que mueran congelados, que mueran de frio, de despecho del bueno; mi queridísima Cristy,  debo aclararte que de despechos hay despechos, hay despechos excelentes, muy buenos, buenos, regulares y NM (Necesita mejorar): el despecho del malo solo lo deseo para mí mismo, que los delirios de grandeza se vayan a comprar tortillas o a algún lugar pero que se vayan y volver a ser ese Francisco sencillo, ese quiero que sea mi apellido: “Sencillo”, ya ves mi Cristy que estoy loco y te ruego que me vuelvas ese hombre tranquilo, pacifico, amante de los animales, de la buena mesa, de la música.

Mi querida Santa Cristina de los Lunáticos, sé fiel conmigo, el infiel debo ser yo, solo yo; cuídame y si mi cuadro clínico es tan severo bórrame de la faz de la tierra con una luz cegadora y “ódiame por piedad yo te lo pido, cúrame sin medida ni clemencia, antidepresivos quiero más que indiferencia porque la locura quiere menos que el olvido…”

*Médico salvadoreño

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