‘Todo ello pone en peligro la recuperación y la capacidad de esos países para una reconstrucción sostenible y con igualdad’, afirmó.
Bárcena presentó el informe especial Financiamiento para el desarrollo en la era de la pandemia de la Covid-19 y después: Prioridades de América Latina y el Caribe en la agenda mundial, que propone cinco medidas para afrontar los retos a corto, mediano y largo plazos y pone énfasis en iniciativas que facilitarían construir un futuro mejor.
En todos los países de la región, sin excepción, la situación fiscal se deterioró y el nivel de endeudamiento aumentó, y se espera crezca del 68,9 al 79,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2019 a 2020, lo que la convierte en la región más endeudada del mundo en desarrollo, según el documento.
Para la Cepal, es también la zona con el mayor servicio de deuda externa en relación con las exportaciones de bienes y servicios (57 por ciento).
Bárcena explicó que la brecha de financiamiento del sector público se agrava por la necesidad de apoyar la balanza de pagos, sobre todo en las economías más pequeñas, debido a las interrupciones de la cadena de suministro y a la disminución de las exportaciones, en particular de servicios (turismo).
De 2019 a 2020 el déficit en cuenta corriente (gasto en las importaciones de bienes y servicios superior a los ingresos por las exportaciones) pasó del 1,4 al 4,5 por ciento del PIB en Centroamérica y del 4,8 al 17,2 en el Caribe.
El informe alerta, además, sobre lo otorgado por el Fondo Monetario Internacional, el cual solo cubrió, como promedio, el 23,1 por ciento de las necesidades de financiamiento de los países latinoamericanos, equivalente solamente al 0,8 por ciento del PIB y al 6,5 de las reservas internacionales de la región.
De acuerdo con la Cepal, esta no es una opción disponible para la mayoría de los países, en particular para los pequeños estados insulares del Caribe, pues solo se benefician de estos instrumentos economías más sólidas como Chile, Colombia y Perú, asegura el texto.
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