Por Guillermo Alvarado.
Un estudio, realizado por grupos de investigación de dos universidades brasileñas, revela que en las últimas décadas han crecido en la ciudad de Río de Janeiro y varias zonas metropolitanas diversas milicias irregulares, que son verdaderos ejércitos en las sombras.
El documento fue elaborado gracias a la colaboración entre la Universidad Federal Fluminense y su similar de Río de Janeiro y muestra cómo se ha ido tejiendo, con la indiferencia o la complicidad de las autoridades un poder oculto, pero implacable, que domina la vida de millones de personas.
Los datos fueron publicados en enero, pero ahora adquieren relevancia en la prensa internacional, sobre todo luego de las amenazas del presidente Jair Bolsonaro de militarizar al país si los gobernadores insisten en restringir la movilidad de las personas para contener el virus.
Este reciente fin de semana grupos de personas salieron a las calles, sin ningún tipo de protección, para proclamar su apoyo al gobernante en la supuesta cruzada por la libertad de movimientos, que es la causa principal de que Brasil esté al borde del colapso por la crisis sanitaria.
Unos 15 millones de contagiados y más de 400 mil muertos son el resultado de la tozudez de Bolsonaro.
Muchos de los que manifestaron en Río de Janeiro son miembros de las milicias irregulares, formadas por antiguos policías o militares, bomberos, suboficiales de las fuerzas armadas, pandilleros y hasta traficantes de drogas.
Su forma de financiarse es muy variada y va desde la venta forzosa de protección a pequeños y medianos comercios, el control de servicios esenciales en las favelas, como el agua potable, electricidad, gas o transporte.
Pero el meollo de sus ingresos está, vean que sorpresa, en el control del mercado inmobiliario. En la zona oeste de la ciudad y en varios municipios del área metropolitana estos grupos se apropiaron de numerosas tierras y son los que manejan la construcción, alquiler o venta de viviendas.
Los autores del documento señalan que el asesinato de la concejala Marielle Franco se debió al combate que ella hacía contra estos negocios sucios.
Para tener y mantener ese poder, las milicias tienen a su favor a numerosos políticos, parlamentarios y concejales, pero lo más importante es que disfrutan de la simpatía, y no se sabe si de algo más que eso, del presidente Bolsonaro.
La investigación cita a la plataforma digital Pista News, donde se asegura que las milicias controlan el 56,8 por ciento del territorio de la ciudad de Río de Janeiro, donde una población de 2,18 millones de personas, la tercera parte del total, vive bajo el dominio armado de estos grupos.
Un cáncer peligroso que podría extenderse por todo el país.
Fuente: Radio Habana Cuba.