Por: Francisco Parada Walsh*
Soy un muñeco de plastilina hecho a semejanza de los dioses con una mezcla de Caperucita roja y el Lobo Feroz. No soy nada, recientemente tuve un leve quebranto de salud y me vi tirado en una sencilla cama, pude apreciar una masa amorfa de carne, de sentimientos, de dolores, de pasiones, de intrigas personales, de gozos mundanos y muy poco divinos.
Y empecé a preguntarme quién soy, no pude contestarme en el momento, pasé días buscando respuestas y quizá demasiado absurdas para que no dañaran mi ego, y realmente no sé lo que es el ego, quedó en la capital del pecado.
Mi primera pregunta fue: ¿Por qué tienes los ojos tan grandes? : Para ver los amaneceres, el humo del café negro con azúcar blanca en tazas verdes como la esperanza, el buen guiso, la magia de mi montaña, la puesta del sol, la vida misma pasar frente a mí, como un tren al que no pude subir y me quedé, me quedé esperando el otro tren; amo la naturaleza, el nuevo clavel que florece, el geranio terco que ya dio flores, el ciprés que erguido crece y crece; y esos ojotes me sirven para ver mejor pues ya no veo o veo el doble, el triple, solo manchas pero debo viajar a mi pasado pesado, ocupé los ojos para leer mucho, me fascinaba leer y aprender, leía de izquierda a derecha y viceversa y la prueba mayor era aprenderme de memoria todo lo que leía, ¡Eso es historia! Hoy no recuerdo donde guardo lo importante, donde dejo las llaves.
Siempre he dicho que nací sabio, sin prejuicios, libre pero en la medida que envejezco me vuelvo torpe, engreído, ignorante. También disfruté amaneceres, atardeceres, la belleza intrínseca de la mujer ¡Todas son bellas! Miraba la música, oía los colores sin estar bajo alguna droga, esa era mi vida y con todo el esfuerzo posible trato de ver justicia, paz, solidaridad, servir a mi prójimo en el que la vida se ha ensañado aunque sé que moriré y nada habrá cambiado.
Soy un muñeco de plastilina, ¿Por qué tienes una nariz tan grande?: Mi nariz es panda, agujereada de tanto oler café, perfumes, sabores y vinos; curiosidad he tenido de zamparme cocaína pero le tengo miedo, soy adicto a todo y no vaya ser que me guste o muera al primer intento, cambio esa muerte por una sobre dosis de viagra para morir en paz, chulón pero feliz, diagnóstico forense: “¡Murió echando un polvo con una sonrisa sardónica que atraviesa su alma!” No creo que haya muerte más divina que morir haciendo la guerra porque hacer el amor es cursi, es una batalla donde a veces uno gana, a veces los dos pero algo raro pasa en esa guerra, nadie pierde. Esa nariz ha estado presa, ella fue la víctima, siempre por vivir en es anarquía maldita que no le encuentro cura.
¿Por qué tienes una boca tan grande? Para gritar gol, perdón, las injusticias de mi pueblo atarantado; quizá de tanto hablar, de cantar, de reír, esa boca se me ha hecho más grande y tal vez el culpable es ese vino que en vano limpia mis venas; cualquier cosa puede faltar en mi vida pero el vino es mi vida, es mi pasión junto a los Rolling Stones.
¿Por qué tienes unas orejas feas y peludas?: Para oír a mis amigos, no pasan de cinco y aun, algunos dejan dudas de su amistad pero son conversaciones telefónicas, no les puedo ver el rostro, su mirada sincera o hipócrita y hablamos, hablamos y hablamos y junto al vino viene ese deleite de la música, amo toda la música, no juzgo, solo la disfruto; recuerdo cuando tenía 12 años y murió Elvis Presley, mi hermana tenía un disco de él, yo era un joven que poco sabía de rock and roll y lo puse tantas veces que quería escucharlo respirar, ¡Ahí está vivo! Me dije cuando el rey del Rock respiró; así ha sido mi vida, amo la ópera, amo la cumbia, amo todo lo que sea música, amo el cantar de los pajarillos, amo el ronroneo de los gatos, amo el “gracias” del paciente, amo el arte sobretodo la pintura, obras que embellecen mi casa de adobe.
¿Por qué tienes un cuello tan grueso?: Para que los vampiros chupen mi sangre, claven una estaca en mi corazón y morir en paz.
¿Por qué tienes un corazón tan grande?: tengo un chacalele que día a día se cansa, ya poco le importa bombear amor, solidaridad, está cansado. Soy un muñeco de plastilina, y mal hecho por cierto; me veo a mí mismo y no soy nada, todo se resume al ego, aquí queda todo, nada me llevo y todos los que me rodean de una u otra forma no son nada, al final, toda la humanidad es una nada, no existe humanidad, existe una especie, eso es todo. Somos más efímeros de lo que pensamos y parece que no nos damos cuenta y mientras surfeamos las olas de la vida, jodemos, fastidiamos al otro, todos somos unos horribles muñecos de plastilina que más temprano que tarde se derretirán en su propio yo, en su personal infierno.
*Médico salvadoreño