Por: Francisco Parada Walsh*
A pesar de que cada día hay más médicos que putas el arte de la medicina se ejerce como desde el mismo inicio de la humanidad. Cada cabeza es un mundo y cada médico es una historia. Debo referirme a El Médico Apasionado, aquel hombre o mujer que no le aturra la cara a nada, siempre prestos a servir, a amar, a sanar y en el peor de los casos, a consolar.
El Médico Apasionado es un ángel que vuela sobre el dolor, que se empapa del mismo y conoce la realidad de este mundo tan indiferente y desigual, tiene la capacidad de ponerse en los zapatos de su paciente, se alegra cuando su paciente es dado de alta y se entristece cuando se pierde la batalla. Personalmente casi, casi todos mis amigos médicos son seres luminosos y debo aclarar que basta un revoloteo de las alas para saber que mis pacientes serán atendidos por El Médico Apasionado. Vivir en la zona rural y poder desmarañar un nudo y hacer que el paciente llegue hasta la clínica u hospital donde lo espera un médico amigo no tiene precio, no, ese acto de bondad es un puente lleno de respeto, solidaridad y fe que tiendo desde mi montaña embrujada hasta la clínica de mi amigo.
Hombres y mujeres que ven en el paciente el rostro de un dios esquivo para ese paciente pobre de dinero y rico de amor que atiendo, médicos que ven a Cristo en la faz del paciente atormentado; el arte de la medicina no se trata de dinero, ni de un éxito pasajero sino ese calor que se siente en el alma cuando servimos a nuestros pacientes; hay algo indescriptible que viene a mi mente, a mi alma cuando sé que hago lo correcto; como he dicho siempre, no debe el paciente agradecerme nada, es mi persona la agradecida por la confianza depositada en mí.
No se trata de fama y menos fortuna, no, El Médico Apasionado es aquel que llega a visitar a sus pacientes o cuando pasa la visita o ronda “dice buenos días”, llama al paciente por su nombre, no es un expediente más sino un paciente; es cálido, respetuoso, de hablar suave, sincero, sencillo y sobre todo un gran ser humano; son esos mis amigos que en una consulta médica resuelven un problema, no andan ni por cerca pensando en lucrarse, no, no, ellos no necesitan el lucro terrenal pues son y serán dueños de un lucro divino infinito para ellos y su familia. Debo aclarar que en mis amistades profesionales una cosa es ser un conocido al que guardo respeto y otra es un amigo que puedo confiar en él, que sin dudarlo pondría mi vida en sus manos y es a ellos a quien refiero a mi gente.
Gracias a ellos la rueda de la compasión y bondad gira, gira y sirve, y sirve a otros. Siempre he pensado que una amistad se firma en la rectitud de la vida, en esa mirada firme del uno hacia el otro y no por las noches de parranda, no, El Médico Apasionado cada día es más escaso, tengo la inmensa dicha que mis amigos aparte de ser grandes hombres y mujeres son médicos astrales, difícil encontrar médicos tallados en finas maderas por ebanistas divinos pero los hay y son mis amigos; nuestros temas de conversación que tratamos son cortos, hablamos del paciente, de cómo se encuentra, de la felicidad que ya se le dio el alta médica o que El Médico Apasionado me envía un segundo después que ese paciente referido sale de su paraíso el resultado de esa fraterna atención médica, ni el paciente sabe que cuando ya llegó a mi montaña embrujada, mi persona sabe que todo está resuelto.
Perfectamente sé qué paciente puede o no pagar pero eso no es lo que importa, una ayuda siempre cae bien, siempre y me hace entender que el verbo más importante es: El, Ella, aquellos y no Yo. Sé que mis Amigos Médicos Apasionados no necesitan que les dé las gracias, aunque lo hago, ellos ya tienen un lugar especial reservado para las almas benditas.
Para esos hombres y mujeres que hacen de este mundo un lugar lleno de compasión, de amor y de servicio que es El Médico Apasionado le dedico este bellísimo poema: “Los que saben reír en su vida cotidiana, y hacer su trabajo de muy buena gana, los que han escalado los más altos puestos y después de electos siguen siendo honestos, médicos sufridos que aun hacen visitas y ven a pacientes que llegan a cita, buenos operarios que son muy escasos, fabricantes de autos con muy buenos trazos, los que duro trabajan sin nunca rendirse, son especies que están ya por extinguirse, los que no se dejan vence por los años y que sobreviven a mil desengaños, gente que en familia se sabe reír, sabe a ratos jugar y a ratos vivir, a los que comprenden que a todos los niños hay que prodigarles cuidado y cariño, dejarlos correr, dejarlos jugar, niñas que no sueñan a estrellas llegar, chiquillos que no sufren por poder distinguirse, son especies que están ya por extinguirse, el grande que sabe cuidar del pequeño, el marido que a nada le frunce el sueño, pintores que en su obra dan el corazón y con ello logran que haya comprensión, los que se casan para toda una vida, sabiendo que ésta será compartida, aquellos que flotan en su nube rosa, los que aman el teatro ,más que otra cosa, las hijas que saben a qué horas recluirse, esas son especies ya por extinguirse; los que usan el músculo para trabajar , los que nos divierten, los que saben cantar, aquel que escucha a su conciencia sea niño, adulto o esté en la adolescencia.
Los seres humanos que que con cariño y valor a este planeta le dan paz y calor; amarillos, negros, blancos o morenos, desde campesinos, astronautas y galenos, luchemos todos, todos por unirnos, porque somos especie a punto de extinguirnos”.
*Médico salvadoreño