René Mauricio Mejía.
El lunes 9 de julio, la Embajadora de los Estados Unidos Jean Manes, haciendo a un lado el protocolo diplomático, expresó su preocupación por el interés que supuestamente tiene China por invertir en el puerto de la Unión y crear un polo económico en la zona oriental, que según la señora embajadora, tendría fines militares.
Habrá que preguntarse: ¿por quién está preocupada la distinguida embajadora de Estados Unidos? ¿Por el pueblo salvadoreño o por los intereses geopolíticos de su país?. Es obvio que la mayor preocupación es el avance económico y comercial que China registra no sólo en la región centroamericana sino en el mundo entero, proyectándose a corto o mediano plazo, como la primera potencia económica mundial, con una balanza comercial que ya le es favorable, en tanto los Estados Unidos le compra más productos a China de los que Estados Unidos le vende.
Los temores de la señora embajadora son comprensibles desde su visión como estadounidense; ya que su presidente, Donald Trump, ha emprendido una guerra comercial incrementando los aranceles a las importaciones que tiene represalias económicas no solo de China, sino también de Europa, Canadá y México, cuyas consecuencias serán muy negativas para la economía estadounidense, escandalosamente en deuda con China, que por cierto tiene millones de dólares invertidos en los Estados Unidos, quien a la vez tiene empresas norteamericanas radicadas en China, escenario que le quita legitimidad a las declaraciones de la Embajadora Manes, en tanto las inversiones Chinas son buenas para los Estados Unidos pero para El Salvador no son “claras ni transparentes”. A nuestro criterio deberíamos alegrarnos sí los chinos tienen interés en el puerto de la Unión, es una obra mal proyectada dejada por el último gobierno de ARENA que a la fecha nadie ha querido administrar, así que si ahora hay un inversionista que puede darle utilidad, bienvenido sea.
Consideramos que la preocupación de la señora embajadora sobre el aspecto militar, es un tanto incongruente con la realidad debido a que China no tiene ninguna base militar en América; tampoco China participa en apoyo a las guerras en las que Estados Unidos participa actualmente, dedicando millonarias sumas de dólares de su presupuesto nacional para sostener estas guerras y bases militares que tiene a lo largo y ancho del planeta, en consecuencia si por algo hay que preocuparnos es por esa carrera armamentista de los Estados Unidos que pone en peligro la existencia de la vida en el planeta. Para tranquilidad de la señora embajadora le aclaramos que la concesión del puerto de la Unión será resultado de una licitación en un proceso en el que intervendrá la Asamblea Legislativa, en la que el partido de gobierno no tiene mayoría y que la mejor forma de enfrentar la expansión económica de China es que las empresas estadounidenses participen y presenten una mejor opción y que seamos los salvadoreños quienes decidamos el futuro inversionista para el rescate del puerto de la Unión.