El 4 y el 7 de septiembre se escribió una de las páginas más negras en la historia de El Salvador de Qué. El 4 de septiembre una “Sala de lo Constitucional” de la Corte Suprema de Justicia da el aval para que el presidente pueda reelegirse otro período y el 7 de septiembre será el día donde sin disparar una sola bala, masacraron a un país.
Por: Francisco Parada Walsh*
Pero este dolor no parece importar, prueba fehaciente es ver un estadio a reventar, fue noticia en las redes sociales cómo se cantó el Himno Nacional, salió el orgullo de Cuscatlán, apenitas por dos horas y nuevamente ese salvadoreño indolente se vuelve a poner otra máscara, donde oculta las lágrimas, el dolor, el miedo al futuro.
¿De qué sirve cantar un himno a todo pulmón mientras en días seré esquilmado, explotado y pobre como nunca imaginé?: Debe cada fanático, si, esos hombres y mujeres que apenas se pueden una o dos estrofas de ese falso himno responderse, me pregunto ¿Estarán todas esas personas dispuestas a salir a las calles a defender el futuro de sus hijos, luchar por todo lo conquistado, batallar contra el desempleo que se viene? ¡No! No, todo es pan y circo, tristemente la plaza de toros ya no es una cervecería donde ajotamos a un hermano a que muera desnucado, hoy, esa plaza se llama estadio, se llama futbol donde arengamos a nuestros falsos héroes, nosotros embebidos en guaro, cánticos sencillos y alegría por el espectáculo visto; todos regresan a casa, no se acuerdan del futuro, apenas se comenta el partido. Estadio lleno. Mente y Corazón vacíos.
Mientras escribo, se prepara otro sueño, ver el partido de futbol dominical, nada parece preocupar a ese salvadoreño amante de la selección nacional; por ahí leí que es este grupo de jugadores el corazón o el epicentro donde la patria se refleja, no estoy de acuerdo con esta apreciación pues patria es luchar por el futuro de mis hijos y de todos, patria es salir a las calles a defender la dignidad de mi país y de mi gente, patria es amar a esta tierra y defenderla contra la tragedia que vivimos, patria es servir a mi hermano que quedará sin trabajo ante los despidos que se vienen, patria es gritar al unísono esas treinta mil voces las injusticias que nos azotan pero que una vez terminado el partido, toda mi patria queda reducida a mi casa, a mi trabajo y todo acabó.
Tierra de indolentes, de cobardes que gritan un gol pero no la jodida que se llevarán. A veces pienso que la selección de futbol es un siquiatra nacional, que sirve de catarsis donde por unos minutos se olvida tanto dolor que vivimos y preferimos sacar esa derrota eterna que sufrimos y morimos y a lo mejor somos felices; pero no pensar en lo que se viene, en que en horas toda la economía de una familia se tirará al resumidero y todos los dueños de ese himno nacional desearán haber guardado unos reales para aguantar siquiera un par de días la tragedia que viviremos.
Poco importa el contagio del virus, no, somos arrechos, somos hijos del “Pájaro Picón, Picón” y de la siguanaba y en ese llanto risible nos envalentonamos y somos los “próceres del futbol”, una vez que el partido termina, sale a relucir la violencia, la realidad de lo que somos. Decían que las religiones son el opio del pueblo, le agregaré que el futbol y el guaro terminaron de embrutecer a una sociedad ya medio perdida.
Patria es ceder el paso, tratar con dignidad a la empleada, dar de comer al hambriento, respetar al vigilante que cuida mi colonia, no robar al paciente, no mentir, servir a mi prójimo, amar a los preferidos de Dios: Niños, pobres y ancianos y por más que he buscado en la biblia no aparece que los preferidos de dios sean los futbolistas; patria es luchar por la memoria de todos los fallecidos durante el conflicto, no permitir que nos vulneren esta triste democracia, rezar por cada desaparecido pero si ni la iglesia lo hace ¿Por qué lo debe hacer el fanático al futbol? No, viva el gol, máxima expresión de una sociedad idiotizada como pocas, violentas hasta el copete y hambrientas, como ninguna.
¡Arriba con la selección! Pobre patria, pobre fanático, que así como grita a todo pulmón el gol, debería gritar el hambre que vivimos y viviremos, pero no, que otros se encarguen de eso, soy demasiado importante, no, yo no me meto en política ¡solo en el estadio!
*Médico salvadoreño