Amenaza al estado laico

El estado moderno surge de la revolución francesa, dotándose de valores fundamentalmente humanistas y apartándose de la religión a la que considera dañina para sus fines y propósitos. Así nace el estado laico y liberal, cuyo centro y razón es el hombre [la persona humana, hombre y mujer], para quién deriva además en las entidades que estimulen su desarrollo, divorciándose así de la religión y su histórica influencia.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Aquella radical medida no era una arbitrariedad, sino un paradigma fundamental en toda regla, sustentado en las implicaciones que a lo largo de los siglos supuso aquella íntima relación.

El canon de Los Derechos del Hombre, por ejemplo, que fueran forjados por los revolucionarios franceses, nunca habrían visto la luz de haber sido propuesto ante los tres estados monárquicos, donde de regular el representante del pueblo era anulado por los otros para así preservar sus privilegios, sin ninguna consideración.

Ello porque las circunstancias daban lugar a aquellas arbitrariedades, que dependían del humor que la religión alegaba puede la divinidad tener, en contraposición al estado liberal, en el que la norma y no la expectativa, define el camino a seguir, por lo que cualquier desvío es producto de otras causales – como en el lamentable caso actual de nuestro país donde el sentido de la ley es torcido antojadiza y elásticamente favoreciendo al ejecutivo en menoscabo de la propia ley, sentando un peligroso precedente para el futuro – acabando así con la objetividad que la signa, que sustituye con una vulgar y bajera parcialidad que preconiza el derecho divino [11/01/2020/La Nación/CR]para así favorecerse.

Pese a ello en los últimos 20 años, políticos de todos los signos a lo largo y ancho de nuestra América Latina, han pactado con el pentecostalismo duro, que busca así espacios políticos que le permitan acceso a los recursos estatales, con todo lo que ello implica y que vimos lamentablemente en el golpe de estado adelantado en Bolivia, donde la presidenta de facto no tubo ningún problema en adelantar un programa de adoctrinamiento religioso para legitimarse, no dudando en provocar el choque de la fe del golpismo, representada por el pentecostalismo mas puritano, patriarcal, excluyente, intolerante y vertical del blanco dueño del latifundio y la empresa, contra la fe tradicional del indígena humilde y participativo, miembro de la comunidad e hijo de la Madre Tierra a la que quiere conservar, y que fuera abatido en Senkata a sangre y fuego por el golpismo que aún lo niega, siendo ello otra de sus características: la mentira y desinformación.

Ahora, las mismas amenazas suponen para nuestro Estado la permisión al pentecostalismo de asumir responsabilidades políticas, pues son ambos incompatibles dado que el estado es por principio participativo y democrático, mientras el pentecostalismo es vertical, intolerante, patriarcal y excluyente.

Lo cierto es que los políticos criollos en su descomposición moral no encuentran consecuencias en aliarse con cualquiera, lo que es peligroso por sus implicaciones, y por tanto necesario atajar para defender el estado de derecho, la norma, y por supuesto, al humanismo.

*Educador salvadoreño

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