¿Y la agenda sindical, dónde ha quedado en el período?

Los comentarios son que se ha olvidado, y por ello la causa sindical no logra reencontrase después de períodos difíciles donde el mercado ha prevalecido sobre sus intereses más genuinos.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

La lucha de clases ha quedado desfasada y, las demandas laborales no coinciden en tanto hay claros debilitamientos en los objetivos político-laborales de los grupos sindicales; además la economía no logra estar en función del bienestar de las mayorías populares; es necesario disminuir los efectos de la turbulencia económica lo que deberá consistir en:

a) Mantener adecuados niveles de crecimiento económico; conservación de empleo y generación de nuevo empleo decente. Los sindicatos han estado actuando con mínima denuncia y generación de propuesta económica a partir de influencias de partidos políticos, de gobiernos y de poderes fácticos que ostentan el dominio dentro del mundo del trabajo.

El bajo nivel de interlocución sindical con el poder—grupos dominantes dentro de la política y la economía del país—quienes mantienen relaciones sostenidas de marginación y exclusión social, y no negocian aspectos relacionados con el mejoramiento de la equidad e igualdad en las relaciones sociales de producción; así como el acuerdo para analizar el modo de producir bienes y servicios, que sólo favorece los intereses empresariales, y mantiene un bajo poder adquisitivo en las personas trabajadoras, además de mantener contraídos los salarios, a la espera que gobiernos en pro desarrollen programas económico-sociales y políticas públicas de provecho para la población asalariada del país y sectores populares, situación histórica que no se ha logrado a la fecha.

El alto desempleo y la falta de ingresos suficientes para disponer de bienestar socio-económico para la clase trabajadora, es el principal problema a resolver. La economía hasta ahora, sólo ha favorecido intereses de grupos oligárquicos que han dispuesto de los gobiernos para facilitarse la acumulación de ganancia en sus negocios y sus intereses económicos.

b) Hay que hacer una lucha sindical por estimular la preservación de los puestos de trabajo; ejerciendo y aplicando sistemas de remuneración, como escalafones y/o tabuladores salariales, que permitan adecuar los salarios al costo de vida. Los aumentos al salario mínimo son insuficientes para satisfacer niveles de bienestar económico que permitan condiciones de vida individuales y colectivas adecuados.

Mucho de las acciones económicas que desarrollan las empresas están en función de imponer mayores restricciones al desarrollo y evolución de las condiciones laborales, la política de bajos salarios sigue prevaleciendo, la estrategia de la flexibilidad y desregulación laboral, así como la deficiente aplicación y cumplimiento de la ley laboral y de otras legislaciones pertinentes, tanto en sede administrativa como jurisdiccional, hace un proceso de completa impunidad en la violación constante a los derechos laborales y sindicales, que se suscita con cierta continuidad y permanencia en las diferentes actividades económicas.

c) Focalizar la ayuda del Estado a los sectores populares, es importante para canalizarlos hacia los grupos vulnerables y mayoritarios de manera oportuna y constante; aumentar los subsidios a diferentes servicios públicos—transporte, agua potable, energía eléctrica, gas propano, servicios de guardería y para la niñez; educación primaria, básica, universitaria y no universitaria—.

El Estado debe disponer de políticas tributarias que permitan recaudar los recursos necesarios y distribuirlos equitativamente para la población que lo necesita.

Atender de manera preferente, a los más pobres, ancianos y a los niños(as) más carentes y sectores populares identificados con problemas estructurales de vivienda, educación, salud y en general protección social.

d) Estimular el crecimiento y el consumo de la producción nacional—fortalecimiento del mercado interno—desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones sociales de producción. Es importante establecer niveles de productividad, desarrollo de mercados, pero se hace necesario que haya política salarial y de empleo que genere mayores niveles de bienestar. Además, acciones que mejoren la formación con el conocimiento, habilidades y desarrollo profesional de las personas trabajadoras.

La agenda sindical, debe ser claramente un faro de trabajo que logre conquistar demandas laborales:

La mejora productiva debe proteger el empleo con trabajo digno y decente; para el caso elevar la productividad en el agro para la soberanía alimentaria; impulsar medidas en defensa de la micro y pequeña empresa—que es la que engloba la mayoría de puestos de trabajo del país— Así como procesos de producción industrial que recogen mayores niveles de absorción de mano de obra, que claramente debe convertirse en mayormente calificada.

Proteger a los más pobres con programas temporales que combinen empleo temporal, pensiones para una alta cobertura poblacional y tasas de reemplazo realistas para mayores de 65 años que alcancen satisfactoriamente la suficiencia de beneficios y, seguro universal de salud; vivienda, educación, protección de la familia.

*Sindicalista salvadoreño

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