Es muy importante analizar la situación laboral y sus consecuencias en las personas trabajadoras, flexibilidad de los derechos implica altas jornadas de trabajo, bajos salarios, disminución de prestaciones laborales, nula estabilidad laboral y, cómo el mercado está siendo abordado como algo preponderante en la vida de las personas ¿y el sindicalismo cómo es afectado en todo este panorama?
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
La economía de las personas trabajadoras continua siendo afectada negativamente y va en caída libre, desde diferentes épocas pasadas y presentes, la economía salvadoreña ha sido un factor para evitar y oponerse al desarrollo y evolución positiva de los derechos laborales y sindicales, y por ende el bienestar común no ha llegado y, con ello el sindicato como instrumento de lucha y defensa de la persona trabajadora, el mercado lo mantiene prisionero, y no logra superar ni reivindicar las necesidades concretas que le lleven a una diferente situación en el presente hacia una mejora sustancial de las condiciones materiales de existencia.
La lógica de mercado que se impone en todas las actividades donde solemos encausarnos como seres humanos, y sobre todo en el trabajo que continúa desvalorado y cada vez más deshumanizante, perdiéndose como factor que dignifica siempre a la persona, porque le permite ser, y olvidarse un tanto del tener, ser tiene el significado de pensar, hacer y actuar de conformidad al conocimiento y al entendimiento que dispongamos, en ambientes de democracia participativa.
El rechazo del mercado—diferente al comercio—el cual es siempre necesario el intercambio de las diferentes productos y servicios entre los grupos humanos en existencia—.Se quiere imponer una lógica de invertir sólo en aquello que saque enormes utilidades, pagando salarios bajos y manteniendo una alta concentración de desempleados, en favorecimiento de pequeños grupos económicos que siguen acumulando riqueza, en detrimento de las grandes mayorías que siguen en ahogos diarios y permanentes de sus vidas, por no disponer de un mayor grado de conocimiento y recursos en favor de la vida; para desarrollar procesos económicos en función de las mayorías desposeídas, excluidas y marginadas por una sociedad dominante y controladora.
Los diferentes gobiernos que han abusado del poder y en componendas con los grupos oligárquicos mantienen sometidos a las pueblos y personas trabajadoras; sin lograr superar las crisis que enfrentamos, en tanto modelos económicos aplicados con una lógica de mercado han debilitado derechos y formas de subsistencia con la capacidad de generar cambios y transformaciones fundamentales que eleven la decencia, la ética, las condiciones dignas para una existencia en armonía con todo lo que significa bienestar colectivo y vida natural y social.
Cómo conseguir recursos económicos que permitan una existencia digna y bienestar común en la población, dedicarse a la producción social, minimizando la propiedad privada sobre los medios de producción; en actividades de provecho colectivo que traigan la recaudación fiscal necesaria y suficiente para dar cobertura a derechos básicos y fundamentales para vivir en comunidad: salud, educación, vivienda, recreación, justicia social, además de protección social y ambiental.
El sindicalismo ha quedado rezagado en tanto no logra desligarse de las ataduras que le dominan—lo partidario, lo económico, lo político que no le permiten ser dialogante, propositivo e interlocutor con el poder gubernamental -empresarial; muy pobre en el conocimiento de los procesos económicos que le afectan su naturaleza e integridad. El mercado y la riqueza producida laboralmente, concentrado en pocas manos y en favor de quienes tienen mayor poder es la causa de la situación de las diferentes crisis; éstas hoy son agravadas por el covid 19 que muta y se transforma en formas mayormente contagiosas que aceleran condiciones de exacerbación y agotamiento de las condiciones y servicios de salud, aumentando la demanda de la atención pública, el aislamiento, cierres de la economía y restricciones diversas a la movilidad social.
El sindicalismo necesita de mayor organización, autonomía, de formación político-ideológica, de conocimiento económico-social, capaz de proyectar una naturaleza diferente, construir liderazgo social con diferentes grupos laborales sobre los temas de una agenda propia que recoja sus intereses más amplios y como clase trabajadora. Hay un deterioro de la economía capitalista, las crisis están desequilibrando condiciones de oferta y demanda que generan aumento de precios en los productos y servicios, hay deterioro del poder adquisitivo de los salarios, el consumo se debilita por el alto endeudamiento, también la capacidad productiva, se genera alta inflación, la corrupción va minando los pocos recursos, valores y principios que sostienen la democracia formal.
Es tiempo que el sindicalismo retome la lucha por la democracia participativa y sindical, debe cruzar ese horizonte y encausar la demanda económica, laboral, social y popular por los intereses de la gente.
*Sindicalista salvadoreño