La cantaleta

Todas las fechas que el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, y sus más altos funcionarios anunciaron como punto de partida de una eventual invasión militar de Rusia contra Ucrania se vencieron, sin que un solo soldado o tanque de Moscú haya cruzado la línea de demarcación.

Por: Guillermo Alvarado

Más aún, el presidente Vladimir Putin anunció que una vez terminados los ejercicios militares realizados en esa zona, sus tropas comenzaron a retirarse a sus cuarteles de manera gradual y escalonada, según corresponde a sus propios programas y no a un calendario impuesto desde Washington.

La cantaleta de la Casa Blanca, sin embargo, se mantiene intacta y el fin de semana Biden volvió, una vez más, a anunciar la “inminente” operación militar rusa, sólo que esta vez acompañada de irresponsables provocaciones que incrementaron la tensión.

Entre ellas la más peligrosa es el inicio de una ofensiva contra las zonas de Ucrania que auto proclamaron su independencia, Lugansk y Donetsk, donde fue necesario evacuar a miles de civiles, hombres mujeres y niños, hacia la vecina Rusia para proteger su vida y su seguridad.
A la vez el presidente ucraniano, muy cercano a Estados Unidos, Volodymyr Zelensky, exigió que se acelere el proceso de adhesión de su país a la OTAN, a sabiendas de que la expansión de la organización guerrerista hacia las fronteras con Rusia es el meollo del conflicto.

En las últimas tres décadas esa alianza militar pasó de 16 a 30 miembros, muchos de ellos que formaban parte de la antigua Unión Soviética y hoy son vecinos del territorio ruso, violando así compromisos internacionales.

Los reclamos de Moscú de que se garantice su seguridad y cese esta aproximación bélica hacia sus límites soberanos fueron desoídos por Estados Unidos y la Unión Europea y precisamente esa es la fuente de la actual crisis en esa región.

Resulta increíble que los miembros del mecanismo integrador del viejo continente no se hayan dado cuenta, o no les importe, lo que es peor, de que si se desata la guerra que desea Washington, esta se librará en su territorio y les tocará a ellos poner los muertos y el sufrimiento.

La Casa Blanca demostró en Corea, Vietnam, Iraq y Afganistán que no le importa perder algunos miles de sus soldados, que son hijos de obreros y de las minorías étnicas, nunca de los millonarios y oligarcas, pero los europeos parecen olvidar el terror de las dos matanzas universales del siglo pasado.

En sus cálculos bélicos Biden parece estar basado en la falsa premisa de que los ramalazos de la guerra no llegarán a su país, pero esta vez podría estar brutalmente equivocado.

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