Los otros rostros de El Salvador

Este 2 de junio se abre al público una nueva exposición de Máscaras en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) de la Intendencia Municipal de Montevideo, de mi Colección de Máscaras Latinoamericanas.

Por: Eco. Claudio Rama

En la muestra se exponen 47 piezas correspondientes a 6 localidades de El Salvador: San Antonio Abad; La Paz; Jayaque; Cuisnahuat; Panchimalco y Conchagua, que he ido consiguiendo en múltiples viajes y “pescas mascareras” como les llamo, gracias a actividades académicas con la Universidad Tecnológica de El Salvador, la Universidad Evangélica de El Salvador, la Universidad Don Bosco, la Universidad Modular Abierta y la Universidad de Oriente (UNIVO). Mi enorme agradecimiento a sus autoridades que en los últimos años me han invitado a trabajar, conocer y alimentar la colección y especialmente al Rector Doctor Pedro Arieta Vega de la UNIVO.

Las máscaras etnográficas de El Salvador se pueden clasificar en tres grupos: las de origen prehispánico, como las utilizadas en la danza de El Tigre y el Venado; las máscaras de origen colonial asociadas a la evangelización que se utilizan en la danza de Los Historiantes, y las máscaras que se utilizan en fiestas populares en las cuales participan personajes mitológicos como La Siguanaba o El Cipitío.

La Danza de Moros y Cristianos, que en El Salvador asumió el nombre de Danza de Historiantes, está ligada a la presencia colonizadora española que la introdujo en la zona en su afán evangelizador. Es conocida también como la Danza de la Conquista o la Danza entre el Bien y el Mal. La Danza de los Historiantes, es la tradición mascarera más extendida en El Salvador, e incluye 32 grupos de Historiantes con leves diferencias en 31 municipios del país. Todos los pueblos y municipios donde se celebran las Danza de Historiantes tienen presencia de población indígena, pero no en todos los pueblos indígenas existen danza de historiantes que tienen una concentración en el occidente y centro del país. En general no existen grupos de blancos llamados ladinos que desarrollen las Danzas de Historiantes, por lo que se considera una tradición exclusiva en los pueblos indígenas. Fue más extendida y hay una reducción de sus variantes, planteando la desaparición de algunas de éstas manifestaciones que soporta la propia tradición de los Historiantes. También hay una reducción de los artesanos mascareros y no se aprecia continuidad de esa tradición que descansa en muy pocos y viejos mascareros. Existe información documental de la existencia de los Historiantes desde el año 1776, aunque probablemente ya existían desde antes. Sus orígenes se encuentran en la dominación musulmana en España y su primera referencia se encuentra en el año de 1150 como espectáculo de un combate entre «moros y cristianos». Ellas rememoran las luchas por la reconquista del poder por los cristianos, auxiliados por la Santa Inquisición y la figura del Patrón Santiago como inspiración. La fiesta cristiana católica en honor a un santo patrón católico y las cofradías constituyen los elementos promotores de los Historiantes. Es una fiesta que se mantiene viva a través de cofradías en múltiples países del mundo y es parte de los rituales festivos de la conquista y que une a la gran mayoría de los países latinoamericanos entre sí y con España.

En América Latina hay presencia de esta Danza en casi todos los países con sus características peculiares, pero casi sin variar la estructura básica y la representación teatral de lucha entre moros y cristianos. Ella sirvió para «cristianizar» a los habitantes luego del sometimiento militar, y con ello cumplirla función de control político y moral y la afirmación de una identidad común con el universo de valores de España. Las Danzas de España se ajustaron a la función evangelizadora. Y con ellas se buscaba mostrar que el Dios cristiano era más poderoso que los “otros dioses”, incluidos los de los musulmanes. En el nuevo continente, en esta danza se sustituyó al bando moro por indígenas no cristianizados, o incluso diablos como los Diablos Negros de Jayaque, mientras los cristianos eran representados por conquistadores blancos o indígenas bautizados. Estas Danzas fueron introducidas por los misioneros (sobre todo dominicos y franciscanos) mediante representaciones de teatro popular con su función pedagógica. La Iglesia difundía la enseñanza de «buenos y malos», donde la doctrina cristiana de los conquistadores era la buena, usando como argumento a estas danzas.

El baile de los historiantes o de Moros y Cristianos, se realiza por hombres divididos en cuadrillas de dos bandos: por un lado los Cristianos y por el otro los Moros. Los cristianos portan la cruz y los moros elementos decorativos como serpientes o sirenas. Entre las máscaras destaca el «Gracejo», que tiene su boca torcida y expresión de burla e ironía, o de herida de guerras.

Todos bailan con indumentarias que imitan los trajes de guerreros cruzados militares cristianos y moros de los siglos XVI y XVII. En la región, los moros han incorporado caracteres de las culturas indígenas tales como plumas, cascos con figuras zoomorfas, serpientes y micos con un colorido brillante y fuerte contraste en todo el traje y accesorios. El bando de los moros se atavía más lujosamente y con monedas antiguas en el tocado. Los Cristianos visten más sencillos y usan una máscara, de raigambre europea con rasgos de hombres blancos barbados, de mostacho, ojos claros y algunos de cabellos rubios. Ambos utilizan como decoración figuras de papel estaño, espejos, listones de colores, flores de papel, encajes, cascabeles, bordados y otros artículos brillantes. La narración dominante refiere al santo de San Bartolomé que cuida a la princesa, y de los Moros y diablos que persiguen a los santos y secuestran a la Princesa. San Bartolomé pelea y da su vidapor ella: la ofrenda de la vida es el centro del valor evangelizador y cristiano.

A cientos de años, la tradición de los Historiantes perdura en El Salvador, muchas veces impulsada aún por la propia Iglesia, pero en otras a cargo de cofradías independientes que reafirman las tradiciones nacionales, y no ya de los colonizadores, aunque nos recuerden siempre el lazo entre España y nuestro continente.

Fuente: www.grupormultimedio.com

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