Nunca imaginé que la tortura se volvería a practicar en El Salvador, viví una guerra civil que dejó más de ochenta mil muertos, un sin número de desaparecidos y pensé que aparentemente el país había aprendido la lección. Pero no.
Por: Francisco Parada Walsh*
Policías y soldados, disfrutando torturar a otro pobre como ellos, siempre el pobre jodiendo al pobre, no me imagino el comportamiento de estos torturadores cuando llegan a sus casas ¿Qué pasará por sus mentes? ¿Cómo tratarán a sus hijos? Videos donde se observa a una mujer policía golpeando a un hombre esposado, su víctima totalmente sometida; esa es nuestra genética, se les ajotó y ellos corrieron en busca de la presa, y cada día que pasa se envalentonan, se rompió todo un estado de derecho donde la tortura se consideraba un crimen de lesa humanidad.
Se debe leer la Convención de Ginebra y entender que basta un insulto a una persona sometida y ya se considera tortura; cualquiera dirá que pegarle una puteada a un pandillero es lo menos que se puede hacer sin embargo parto que en mi mundo vivo en una sociedad ideal, en mi diario vivir a pesar de saber que estoy matriculado en la maldad, creo y actuó pensando que habito un país de primer mundo, algo he de ganar, algo y por lo menos, tiro alto para pegar en medio a diferencia de creer que vivo en este preámbulo al infierno, eso sería enfermizo.
Una vez que fui arrestado, se desencadenó una violencia inimaginable, totalmente sometido y esposado terminé con fractura nasal, una mano luxada y una docena de patadas que se marcaba la bota del policía; entendí que así se imparte justicia en estas tristes tierras. Estaba listo para ir a Washington a poner una demanda por tortura contra el estado de El Salvador sin embargo, los escuadrones de la muerte del FMLN no me dieron tregua, sabíamos con mi abogado que no llegábamos vivos a Comalapa. Fin de la historia.
Viví lo que es la tortura sin embargo la tortura más grande que una persona pueda ser sometida es la pobreza; todos los detenidos son pobres, invisibles para la mayoría de personas, jamás vivirá esa rabia de un estado una persona que disponga de recursos económicos; ser pobre es ya nacer torturado, ser pobre es ser condenado a siempre ir contra corriente, ser pobre es algo que no es casualidad y más peligroso que un pobre es aquel que piensa; ¿Qué tortura más grande puede ser no tener qué comer? ¿Qué tortura más dolorosa es tener a un hijo enfermo y no tener para comprar un medicamento? Básicamente somos un país que tortura a su gente, no es nada nuevo, así funcionan las sociedades y una paliza o una descarga eléctrica no se compara a ese futuro que depara al pobre, todo es adverso, todo mundo tiene miedo y tristemente fue esa juventud pobre los que dieron el triunfo a quien ahora los somete a las acciones más bajas que un ser humano pueda hacerle a otro, realmente es patológico lo que vivimos.
La pobreza es delito en nuestro país, no imagino lo que un joven que fue detenido injustamente debe sufrir, jamás imaginó que un estado volcaría toda la furia contra él, y todo, por ser y parecer pobre y los que ejecutan esa violencia inenarrable, son soldados y policías tan pobres como el detenido.
De una golpiza nos reponemos pero de la pobreza es un imposible; el país cae en picada y aun, no nos damos cuenta; resumiré lo que vive y el sentir del ciudadano: “La pandemia fue manejada mejor que ningún otro país, mientras las familias que deben recibir el seguro de vida por haber perdido a un pariente miembro del personal de salud es torturada a que deba sacar a los hijos del colegio, no alcanza para pagar la hipoteca o el alquiler; El Salvador es el centro financiero mundial y solo es de esperar que cual pompas de jabón, reviente la bonanza y todos seremos ricos; que se están acabando a las pandillas cuando por tres años el país ha sido torturado por el estado que negociando la vida del salvadoreño con estos grupos y nuevamente, se tortura a un país y al más pobre que se le violó, se le descuartizó, se le torturó de todas las formas inimaginables y todo ¡Por ser pobre!” La pobreza aumenta día a día, lo que un día fue la clase media son pobres, sobreviven con un trabajo y básicamente su vida es ser esclavos modernos; quizá por ser profesionales, ese cinturón de la población asume que no es pobre sin embargo lo es y ¿Qué pensará el joven que fue capturado por su sencilla apariencia y ser pobre? Realmente dudo que piense, ya le anularon el pensamiento, al contrario, si salen libres de este embrollo, de seguro agradecerán a su mesías que gracias a él, son libres.
Nos han robado el auto estima desde que nos conquistaron, no practicamos valores sino anti valores; de una u otra forma somos hijos de la violencia y nos identificamos con ella; la pobreza y la violencia van de la mano y eso hace que a nadie le importe que la tortura más grande sea ser un pobre más.
Arrancar el pelo, que se le apaguen colillas en el cuerpo, arrancar la piel o las uñas como azotar las plantas de los pies y cualquier tipo de violencia sexual no se compara a la tortura que es ser pobre; todos esos viles actos son transitorios pero nacer pobre y morir más pobre solo puede suceder en estos países donde una gran parte de los detenidos, jamás volverán a ser quienes eran por perder un empleo, morir injustamente aunque nadie justifica que exista el morir “justamente”; es la pobreza la que nos tiene marcados. Y cada día somos más los pobres. Y nuevamente, aun falta.
*Médico salvadoreño