Para escribir temas técnicos debo leer, quizá una de las gracias de escribir es leer y re leer y cuando reviso, escudriño lo que se nos viene, no dudo que el hombre es el ser más perverso que existe; no hay cielo ni infierno, somos nosotros los culpables de lo que vivimos y por ende, de la tragedia que nos espera.
Por: Francisco Parada Walsh*
No somos un país productor de nada, más que de rencores, envidias, muertes y dolores. No tenemos ni la más remota idea de lo que es la seguridad alimentaria y debe el lector saber que un súper mercado ante una hambruna que ya se empieza a vivir no está preparado, no almacenamos nada, todo se consume y en horas quedaría vacío, nos mataríamos por comida y moriremos por inanición pero de esto nadie habla, debe el futbol, la misa y el culto ser los referentes de la felicidad de mi patria, patria hambrienta y algo olvidadiza.
La seguridad alimentaria implica: Tener comida disponible. Que haya un modo de conseguirla (por ejemplo, dinero para comprar alimentos) Que estos alimentos sean suficientes, inocuos y nutritivos para que nuestro cuerpo pueda conseguir la energía y nutrientes necesarios para tener una vida sana.
En El Salvador hay 684 mil personas en condición de inseguridad alimentaria aguda o en crisis alimentaria (24 de diciembre de 2020). Publicado por: Programa de Sistemas de Información para la Resiliencia en Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Región del SICA. Mientras tanto, para el período de marzo a mayo de 2021 (primera situación proyectada) se tiene a 985 mil personas (15% de la población analizada) en condiciones de crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda (Fase 3 o 4).
En cuanto al período de junio a agosto de 2021 (segunda situación proyectada) se tiene a 1.04 millones de personas (16% de la población analizada) en condiciones de crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda. En ambos períodos proyectados, los departamentos de Ahuachapán, La Unión y San Miguel están clasificados en Fase 3 mientras el resto de los departamentos se clasifican en condición de estrés (Fase 2).
Nadie tiene preparado una alacena para soportar una escasez de alimentos por una semana, en mi caso personal apenas dispongo de lo que comeré mañana y no es que no entienda lo que está por suceder sino que sencillamente no dispongo de los medios económicos para comprar quizá lo básico; sin embargo son pocos los que se detienen a ver la realidad que se vive, acá en el área rural cada día la vida es más cara, el precio de los insumos agrícolas es altísimo y los precios de los vegetales se mantiene bajo.
Estas montañas no pueden abastecer a un país por ni siquiera semanas pero ni las autoridades ni el pueblo se percata, es más, los comentarios que escucho es que no me complique, que me aflija cuando llegue la catástrofe; quizá sea una buena salida, una evasión completa de la realidad pero no creo que la humanidad tenga mucha vida; es la parte dos de la película “Acabemos con la Humanidad”, cuyos directores son los hombres más ricos del mundo que difícilmente aguanten hambre, en este momento que escribo no tenemos ni idea de cuántas personas fallecieron en el mundo a causa de la pandemia, luego viene esta segunda parte, todo se escasea, nadie vende, todos se quedan con sus productos, me refiero a los países productores y empieza una hambruna de proporciones bíblicas.
¿A quién le importa que el virus fue creado en un laboratorio? ¡A Nadie! Así vivimos y así moriremos, nadie repara en que el trigo viene de Europa y los tambores de guerra no han callado, y me remito a dos ejemplos claros y opuestos: Una familia que tenía un almacén en el centro de San Salvador invitó a un amigo a cenar, tocó frijoles, crema y plátanos fritos, mi amigo se sorprendió pues hablamos de familias adineradas y ya no hay los banquetes de antaño y el otro ejemplo es el de otra familia que pertenece al bloque hegemónico de poder que, en una cena común y corriente sirven once platos, entre carnes frías, ensaladas, postres y más para apenas tres personas, al día siguiente todo es sustituido por otros suculentos guisos.
Me acerco más a la familia dueña de ese almacén, poco a poco mi dieta normal está siendo sustituida por carbohidratos y he reducido los tres tiempos por dos, no alcanza el dinero y día a día percibo que la situación del campesino es más difícil, claro, esa pobreza infinita es la dicha del poder, mantener ignorantes y pobres a millones de salvadoreños, anular el juicio y deben estos bolsones de pobreza ser importantes para las elecciones.
Acá se desayuna frijoles, arroz y chirmol, se almuerza arroz, chirmol y frijoles y se cena chirmol, frijoles y arroz, Eso es lo más normal. En San Salvador muchísimas familias se levantan tarde para evitar el desayuno, no por salud sino por pobreza y así, hacen dos tiempos únicamente. Quizá sea un tema irrelevante para muchos pero tristemente es lo que se avecina y nuevamente cobra vida: “Sálvese quien pueda”, todo se resume a mi vida sin importar el hambre del otro. Dejaríamos de jer jalvadoreños.
*Médico salvadoreño