Aberraciones y desvíos hacia el interior de la PNC

Antes que nada, sería injusto inferir que la actual PNC es producto del actual momento, sino consecuencia de la acumulación intencionada de malas decisiones que administración tras administración han ido sumándose.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Fue la PNC una de las entidades surgidas de los acuerdos de paz, cuyo propósito originario es la manutención del orden social como la persecución y represión del delito a través de medidas y técnicas de punta, garante del respeto a los DDHH como de que jamás, la corrupción y descomposición moral, firma de un estado fallido, fueran de nuevo su signo identitario.
Se la constituye para sustituir a los anteriores cuerpos de seguridad, cuyo historial puede resumirse así: criminales.

Esto era porque eran una extensión intencionadamente ineficaz de un estado militarista, corrupto, atrasado y medieval, con una estructura administrativa que sólo respondía a los intereses de los varones oligárquicos, cuyos caprichos el estado siempre atendió solicitó.

En tal escenario, los que entonces cumplían la función de cuerpos de seguridad tenían una única función: intimidar de la población, manteniéndola férreamente reprimida junto a los otros entes armados estatales.

Tal escenario promovió su desviación lo que impuso la necesidad al final del conflicto armado de crear un nuevo cuerpo de seguridad, característicamente civil y sujeto al orden constitucional, para garantizar el cumplimiento de sus funciones. Sin embargo, desde su nacimiento la PNC estuvo bajo el ataque de las fuerzas más oscurantistas del viejo orden, negando por ejemplo su naturaleza civil, al sumarle intencionalmente elementos de las fuerzas enfrentadas durante el conflicto armado.

A ello debemos añadir como durante las administraciones Calderón y Flores se le impuso una dirección crasamente militar y consecuentemente ideologizada, con la intención de corromperla, negando por vez primera los ascensos a los elementos de carrera, y derivándolos a los elementos militares que se añadieron a la organización. A esto le siguió el trasladar las funciones de seguridad más puras y de manera gradual, al ejército, con la excusa de haber sido superada por el hampa cuando en realidad se le impedía el cumplimiento de su tarea constitucional.

Tampoco se la actualizó en su inventario de equipo, y solo gozó su profesionalización a nivel tanto administrativo como formativo el decenio pasado, cuando se la reorganizó a un nivel de academia para conservar su naturaleza civil, mientras en la calle continuaba su descomposición al mezclarla con militares para así ejecutar su misión.

En consecuencia, la PNC se la ha descompuesto intencionadamente, resurgiendo por ejemplo los escuadrones en su interior, la corrupción en su proceder, reduciéndose en la actual administración, a apenas una represora que acierta por casualidad con los responsables de algún que otro delito menor.

Eso no es casual pues se corresponde con la necesidad de que no cumpla sus funciones constitucionales, al igual que tampoco las cumple el aparato judicial o el educativo, y con el solo propósito de que se garantice la impunidad de las élites, y consecuentemente, la no resolución de los graves desafíos que impone la injusticia, la exclusión y la inequidad social.

*Educador salvadoreño

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