El 31 de octubre de 1989, cuando detentaba el poder político una banda terrorista de entonces, un bombazo estalló en la sede de FENASTRAS, central sindical combativa por los derechos de los trabajadores, y mató varios dirigentes, entre ellos Febe Elizabeth Velásquez, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS) y de la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS)
Por: Víctor Manuel Valle Monterrosa
Pocos días después, comenzó la ahora célebre “Ofensiva hasta el tope” del FMLN, que en honor la organización en armas le puso su nombre.
Fue fácil decir que la ofensiva era una respuesta a la bomba asesina, pero es poco creíble, pues una ofensiva de esa envergadura no se organiza en menos de dos semanas, pero al menos sirvió para desenmascarar ante el mundo un hecho más de la barbarie política del régimen de entonces.
Después de 33 años de ocurrida la masacre, aún hay impunidad en torno al caso. Febe murió, como muchos héroes y mártires anónimos, para que la llama de la esperanza por un país mejor no se apagara, aunque después de más de 3 décadas, siguen pendientes muchas tareas de justicia social que nos emancipe del terco subdesarrollo.
Trágicamente, al conmemorar este evento viene a la memoria una frase que se le adjudica al prócer de la independencia de Estados Unidos, Thomas Jefferson, ““El árbol de la libertad debe ser vigorizado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos: es su fertilizante natural”