El régimen empieza a dar muestras de severo agotamiento, sus métodos de engaño han empezado a hacer agua y recurre cada vez con mayor frecuencia a exabruptos y explosiones brutales de violencia represiva que lo ponen en evidencia. Aquella imagen pretendida del presidente “cool”, de la pareja presidencial perfecta, que exhibe a su hija con fines políticos en cuanto acto le resulta conveniente, ya no alcanza para seguir engañando a todo el mundo todo el tiempo.
Por: Miguel A. Saavedra
Así parece suceder con programas como los que impulsa la oficina de la Primera Dama de El Salvador, que promueve con videos de impecable factura, una supuesta política para que los nacimientos y el desarrollo de la infancia en el país sean experiencias a la altura de las grandes potencias en la materia.
El spot publicitario, retratando un país casi inmaculado, ofrece una versión del programa: “Nacer con cariño” como una panacea en el cuido y desarrollo infantil, y de la atención materno-infantil. Publicistas al servicio de la misma oficina se encargan de difundir en el exterior las supuestas bondades del programa, sin ahorrarse autoelogios para vender (como lo hicieran, por ejemplo, con el Bitcoin) la idea de un país de primer mundo, adelantado a su tiempo.
Pero mientras esta burda mentira se difunde en redes sociales y llega a las audiencias locales e internacionales, otra imagen da la vuelta al mundo: la foto de una mujer salvadoreña que daba a luz mediante una operación cesárea, esposada a una cama de hospital y, en las mismas condiciones, se veía obligada a amamantar a su hijo recién nacido. La mujer no tiene causa judicial o acusación formal. Es una más de la víctimas del régimen de excepción de la actual administración salvadoreña.
Será importante conocer si el tratamiento recibido por Karla, que así se llama esta víctima del brutal régimen aplicado indiscriminadamente por el gobierno, condice con el mencionado programa “Nacer con cariño”, ¿o sólo se trata de una clase de niños los que se ajustan a los criterios necesarios para “nacer con cariño”? ¿Es esa la interpretación oficial de “vivir juntos”?
El caso de Karla Vanesa Ramírez Ramos, que luego de dar a luz, continuará en prisión junto a su bebé, será presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La pregunta inmediata es, ¿se presentará el Gobierno ante la Comisión o continuará con su actitud de negar con su ausencia todo reconocimiento a los organismos internacionales que reclaman ante las denuncias de violaciones sistemáticas a los DDHH?
El Salvador, el rostro amable del monstruo
Si hay un lugar en Nuestra América donde estos avances del fascismo se muestran en todas sus facetas, ese lugar es El Salvador. Por más de tres años el régimen fue exitoso en desmovilizar a las fuerzas populares, aplastar en gran medida a la oposición, gobernar a fuerza de decretos y caprichos presidenciales, engañando a la población con publicidad, juegos de apariencias y maquetas, la expresión moderna de los espejitos de colores.
En los últimos días encontramos en El Salvador numerosas expresiones del salvajismo fascista; al mismo tiempo, encontramos un uso recurrente de la propaganda para justificar o directamente negar los hechos. Cuando estos resultan injustificables o innegables, promoverá una batería de noticias y eventos distractores que sirvan para que los hechos pasen desapercibidos o sean olvidados con rapidez.
Triunfo del pueblo y extraordinaria derrota del régimen
No se detiene allí la creciente brutalidad, y nuevamente queda en evidencia toda la falsedad de la política pública orientada a la niñez y la adolescencia. El domingo 6 de noviembre se conoció acerca de la detención arbitraria y extrajudicial de un grupo de 8 menores de edad, pertenecientes a una de las comunidades del Bajo Lempa, en el oriental departamento de Usulután. Se supo que elementos del ejército irrumpieron con violencia en medio de la noche, en las humildes casas de las familias de la Comunidad Amando López para llevar detenidos a ochos jóvenes:
1. José Ricardo Marroquín Sánchez, 17 años.
2. Marlon Isaí Rosa Hernández, 16 años.
3. Santos Emerson Vigil Mejía, 16 años.
4. Jesús Roberto Días Márquez, 16 años
5. Juan Carlos Marroquín Hernández, 14 años
6. Arístides Adonay Vigil Mejía, 14 años
7. Edwin Guadalupe Rosa Hernández, 14 años
8. José Daniel Coreas Canales, 16 años.
Las denuncias de los familiares hablan de maltratos, violencia inaudita y torturas. El pecado de los niños fue haber participado en una obra de teatro escolar que recreaba aspectos de la memoria histórica en el Día de la Resistencia Indígena, incluyendo el papel represivo de la fuerza armada durante el conflicto armado (1980-92).
La inmediata movilización de la comunidad, de las familias de los menores, su difusión amplia en redes sociales, las denuncias internacionales ante la incalificable situación, que evidenciaba el tipo de Fuerza Armada y de régimen represivo que vive y sufre El Salvador, hicieron efecto inmediato y la misma noche del domingo 6 los adolescentes eran liberados. El régimen, que se sentía omnipotente, volvía a sufrir una derrota gracias a la reacción del pueblo indignado y la solidaridad inmediata que recibió el caso, a pesar de la maquinaria de troles activada desde las oficinas de gobierno.
Estos incidentes, que cada vez se dan con mayor frecuencia en El Salvador, dan cuenta de la acelerada descomposición de un régimen que mientras planifica su continuidad, en lugar de explotar la cara amable que le dio resultados hace tres años, se ve obligado a mostrar su verdadero rostro, monstruoso, represivo y autoritario, que camina hacia una dictadura.
El gobierno “cool” de talante “moderno” y de actitud contestataria, construido por los asesores de marketing del presidente y tan cuidadosamente desarrollado por el personaje para ofrecer permanentemente una falsa idea de popularidad inalterable ante los hechos, está demostrando su extrema fragilidad. Es tan débil que solo a la fuerza puede recurrir. El régimen y el presidente están mostrando por fin el verdadero rostro del fascismo. El rostro amigable ya no resulta suficiente para contener un pueblo que, no lo olvidemos, tiene amplia experiencia acumulada en desarrollar tácticas de resistencia.
Una de las maniobras represivas del gobierno acaba de ser derrotada. Puede resultar un pequeño paso de gigante para el pueblo.