Asesinatos, expulsiones, arrestos, ataques y amenazas constituyeron una constante en 2022 en los territorios ocupados palestinos, donde la colonización judía y las demoliciones de viviendas son apenas la punta del iceberg de la política expansionista de Israel.
Por: Roberto Castellanos*
Aunque la llamada “coalición del cambio” en Tel Aviv prometió un nuevo enfoque hacia los palestinos tras formar Gobierno en junio de 2021, en la práctica intensificó sus operaciones contra ellos.
Ahora el panorama es aún peor, luego del triunfo electoral en noviembre último del bloque de ultraderecha, encabezado por Benjamin Netanyahu, que tiene figuras abiertamente racistas, xenófobas y antiárabes como los diputados Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir.
La creciente escalada de violencia de los colonos y el Ejército israelíes desató una respuesta en Cisjordania, donde a lo largo de todo el año se reportaron numerosos ataques contra las fuerzas ocupantes.
Ello, a su vez, desembocó en operaciones castrenses masivas que tuvieron como epicentro las norteñas ciudades de Nablus y Jenin, bastiones de las milicias armadas.
Según la ONU, 2022 fue un año letal para los palestinos en la Ribera Occidental debido al accionar de las tropas de Tel Aviv.
Esa campaña incluyó el cierre de varias oficinas de ONG palestinas en la Margen Occidental, incluidas la Asociación de Derechos Humanos y Apoyo a Prisioneros (Addameer), el Centro de Investigación y Desarrollo Bisan, la fundación Al-Haq y el movimiento Defensa Internacional de la Infancia.
Tal decisión fue duramente criticada en ambos lados de la frontera de facto, así como por organismos, instituciones y gobiernos de diversas latitudes.
En el plano interno descolló la continua crisis económica de la Autoridad Nacional Palestina, causada por la pandemia de la Covid-19, la caída de las ayudas internacionales y las retenciones de Israel de los impuestos que cobra en su nombre.
Un aspecto positivo fue el acuerdo de nueve puntos adoptado en octubre por 13 facciones en Argel, Argelia, para avanzar hacia la unidad nacional y poner fin a la división que desde hace 15 años mantiene enfrentados a la organización nacionalista Fatah y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
Jerusalén Este
Como ocurre desde su ocupación en 1967, la zona oriental de Jerusalén volvió a ser epicentro de la violencia y de las medidas expansionistas del Estado judío, debido a su relevancia histórica, religiosa, política, geográfica y económica. A lo largo del año el Comité de Planificación y Construcción del Distrito israelí de la urbe dio luz verde a numerosos planes de ampliación o creación de nuevas colonias judías, rechazados por la comunidad internacional y varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
También se mantuvo la estrategia de impedir la construcción de estructuras árabes, tanto negocios como viviendas, al negar el otorgamiento de permisos y demoler aquellas que fueron levantadas sin autorización.
Solo en el primer semestre las autoridades de ocupación emitieron mil 860 órdenes de demolición en Jerusalén Este, denunció el activista Fakhri Abu Diab, miembro del Comité de Defensa de las Tierras del barrio de Silwan.
La campaña de judaización de Jerusalén incluyó asaltos a barrios árabes como Sheik Jarrah y Silwan, y los sistemáticos arrestos del gobernador palestino, Adnan Ghaith, quien ahora se encuentra bajo reclusión domiciliaria indefinida a la espera de juicio por violar una orden de visitar Cisjordania.
Para Khalil Tafakji, cartógrafo y jefe de la Sociedad de Estudios Árabes en el Departamento de Mapas de Jerusalén, la estrategia es clara: remodelar la zona ocupada y cambiar su demografía.
Como parte del plan, el gobierno de Tel Aviv retiró a mediados de año la licencia a seis escuelas árabes en esa área al considerar que impartían un discurso antiisraelí.
El verdadero objetivo de la medida fue distorsionar nuestra historia y reemplazarla con la visión israelí, denunció la cancillería palestina.
Franja de Gaza
Por enésima ocasión, las Fuerzas Armadas de Israel lanzaron en agosto una ola de bombardeos contra la superpoblada franja de Gaza, inmersa en una crisis humanitaria por los continuos ataques y el férreo bloqueo aplicado desde 2007.
Más de dos millones de palestinos volvieron a sufrir durante 66 horas el poderío militar de Tel Aviv, una situación que se repite sistemáticamente desde que el enclave costero pasó a ser controlado hace 15 años por Hamas.
Fuentes médicas reportaron la muerte de 49 ciudadanos, 16 de ellos menores de edad, y 365 heridos como consecuencia de la lluvia de misiles y bombas que golpearon el territorio durante casi tres días, del 5 al 7 de agosto.
Según la ONG Oxfam, el bloqueo contra el territorio impacta cada aspecto de la vida diaria de 2,1 millones de palestinos, 41 por ciento de ellos menores de 15 años.
Ese cerco tiene efectos devastadores para la población civil del territorio al limitar la importación de bienes esenciales, incluidos materiales de construcción, paralizar el comercio interno palestino y las exportaciones, cuestionó.
Recientes datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, revelaron que el costo acumulado del cierre y de las restricciones económicas totalizaron 16 mil 700 millones de dólares de 2007 a 2018, una cifra equivalente a seis veces el Producto Interno Bruto de la franja.
Cuatro de cada cinco niños en la franja de Gaza viven con depresión, dolor o miedo tras 15 años de bloqueo israelí, precisó la ONG Save the Children.
Política Exterior
La visita a Ramala del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, significó uno de los sucesos destacados este año, aunque sus resultados fueron pocos menos que nulos, pues el gobernante rechazó obligar a Israel a sentarse a la mesa de negociaciones.
Meses después de su visita, la mayoría de sus promesas a los palestinos siguen sin cumplirse, destacó el diario The Times of Israel.
Recientemente el departamento de Estado reveló que hasta la fecha se entregaron solo 14 millones 500 mil dólares de los 100 millones anunciados para el Hospital Augusta Victoria, en Jerusalén Este, que atiende a pacientes palestinos, subrayó la publicación.
El paquete anunciado por Biden incluye además instalar servicios de 4G de internet, pues en la franja de Gaza la velocidad es de apenas de 2G y en Cisjordania 3G, así como el relanzamiento del Comité Económico Conjunto Israelí- Palestino, paralizado desde 2009.
El mandatario también prometió ampliar a 24 horas la operación del cruce de Allenbey, entre la Ribera Occidental y Jordania, pero esa posibilidad es lejana todavía.
Para los palestinos el año culmina como empezó: bajo una creciente presión de las tropas y colonos israelíes, con graves problemas económicos y sin esperanza de un cambio para mejor.
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Egipto.