La Ética en sentido estricto, siempre será ese mojón histórico de lo que hemos ido alcanzando; y al ir a la raíz de las realidades, siempre será un factor contestatario y desideologizador, de aquellas realidades que de hecho no están orientadas a la salud y la vida de las personas.
Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*
La ética como bien apuntaba el Padre Ellacuría, no se reduce a un código médico, como algo externo. La ética es una realidad intrínseca a la praxis médica y por tanto del saber médico; ya que la medicina como tal no es una tékhne, como bien señala Ellacuría.
Y precisamente porque esa vocación particular de los médicos, como apuntan las diversas expresiones del Juramento Hipocrático, señala que: “Consagraré mi vida al servicio de la humanidad.” Más abajo esta versión indica, además que: “La salud de mis pacientes será el objetivo prioritario de mi trabajo.” Remarcamos otras expresiones que marcan el rumbo y sentido que recogen las diversas expresiones del Juramento Médico:
“En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia.”
“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad.”
“Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.”
“DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;
La vocación médica está marcada por este carácter preciso; en tal sentido la ética médica tiene esa peculiaridad que hace de los buenos médicos, auténticos servidores que van abriéndole brechas a la vida, en el más pleno sentido.
Parafraseando a Ellacuría cierro este apartado anotando que; No es buen médico, aquel que es disciplinado y cumplidor de las políticas de Salud que impone cualquier régimen a lo largo de la historia. Buen médico es aquel que hace buena Medicina. De ahí que el saber médico sea un saber Rebelde ya que su horizonte es la humanidad entera.
Este contexto de capitalismo neo liberal, que por cierto no es nuevo y tampoco liberal, se convierte en un reto para los verdaderos buenos médicos. Definitivamente para estos regímenes, la Salud sigue siendo un Gasto y no una Inversión. De hecho, eso mismo les exige una buena inversión en servicio comunicacional ideológico, para enmascarar la realidad de desprecio total por esas mayorías que dicen representar.
La medicina y el saber médico como tal, son una realidad humana de primer orden, ya que tiene que ver con la vida y la supervivencia misma de la Especie humana. En tal sentido, la inteligencia médica y sus logros históricos, nos muestra -en términos humanos- ese estar forzados a hacerse Cargo de la realidad, desde el plano de la salud de la gente. La medicina no trata con cuerpos, nos dirá Ellacuría, sino que, trata con Personas.
Ese saber médico es parte de ese marco de Posibilidades en términos de salud y vida que ha ido ganando la humanidad a través de la praxis médica. Praxis que ha tenido que ir superando prejuicios, bloqueos culturales, religiosos, políticos y ahora, obstáculos desenmascaradamente Económicos.
Afortunadamente la praxis médica se ha ido constituyendo como iconoclasta y anti idolátrica, precisamente porque es un saber radical que tiene que ver con la supervivencia de la especie humana. Ese saber que nos aporta la medicina constituye una realidad posible y posibilitadora de vida para la humanidad.
Pero no podemos negar que esa tentación de Poder y Dinero, que marca el mundo de muchos políticos, no trascienda hacia la vida de los seres humanos que ejercen la medicina como una vocación especial.
De ahí que la Ética médica como tal, está siendo tergiversada y reducida a códigos de conducta idealistas, divorciados de la realidad humana; aduciendo que la medicina es una mercancía a la cual todo mundo tiene acceso igualitario, siempre y cuando pueda pagarla.
Ahora bien, ¿rectamente se puede considerar desde el plano médico, que su praxis es una mercancía más? Eso es algo que está abierto para el debate y no sólo al interior de los hombres y mujeres del mundo médico, sino de la sociedad en su conjunto.
Lo cierto es, que esa realidad atroz y clasista, está dando por resultado, médicos para pobres y médicos para ricos, negando de suyo, una vocación al servicio de la humanidad, y mercantilizando una praxis que da por resultado la exclusión de grandes sectores de las sociedades.
Qué tanto pues, están ejerciendo su libertad personal nuestros médicos? ¿Qué tan seria y formal está siendo la educación de nuestros médicos? ¿Están aprendiendo a ejercer su libertad, y optando por lo fundamental que es la vida humana de todos y todas?
Ahora bien, el carácter de esta particular vocación, no excluye sino más bien justifica la necesidad de que los médicos vivan digna y decorosamente. Esa necesidad es enmascarada por el sistema, haciéndoles ver que la mercantilización del servicio médico es la única vía para lograr solvencia económica.
El saber médico, dado que parte de la realidad, llega incluso a generar una metodología que impacta en las ciencias sociales. Y esa trascendencia está marcada precisamente, porque parte de la vida misma del ser humano y sus realidades.
Todo buen médico carga con su vida y carga con la vida de los demás. Su vocación en realidad es una Carga. Los médicos no son mecánicos que arreglan una determinada máquina, son seres humanos luchando por la vida de otros seres humanos.
Y la carga emocional que eso implica toca muchas veces las raíces profundas de ese ser humano que ejerce la medicina como vocación de servicio. Esa carga también se hace patente, cuando tiene que enfrentarse a esquemas de salud que te obligan a ajustarte a esquemas básicos, qué en sentido estrictamente médicos, no son básicos; son simplemente, cálculos financieros de reducción de costos. Y esto, porque para nuestros políticos, el Estado y el gobierno, no son más que una empresa que han asumido y de la cual tienen que sacar un lucro que entre más grande será mejor.
En consecuencia, los médicos muchas veces no pueden pedir tales o cuales exámenes y estudios, no porque no sean necesarios, sino porque no entran en el esquema de gastos esperados; y eso se aplica también, hasta en las recetas de medicamentos que el médico puede prescribir.
Ese esfuerzo político de los gobiernos a través de los sistemas de “salud”, por convertir a los médicos en una suerte de autómatas que medio te ven, y que no te auscultan debidamente, y en menos de 10 minutos te extienden una receta tan pobre como la consulta; tiene por objetivos, entre otros, reducir costos, abandonar a esas mayorías pobres y enfermas a su suerte y, por supuesto tener más recursos disponibles para ser sustraídos de las arcas nacionales.
Estamos convencidos que esta Vocación Especial de los hombres y mujeres del mundo de la medicina, de la salud; está llamada de suyo a chocar contra todo aquello que pervierta su Misión: la salud de todas las personas sin distinción.
La realidad de la salud de las personas en nuestros países, deja al descubierto que la tal Inclusión social no es más que una palabra de moda para uso de documentos oficiales.
Un políticos -de los nuevos- que abundan por allí, repetía viejas estupideces ideológicas: “Uno de los grandes problemas que enfrentamos en el tema de salud, es la sobrepoblación.”
Pero sólo basta tomar tu teléfono y buscar en internet, cuáles son los 20 países más poblados del mundo y verás que no aparece El Salvador y menos Centroamérica en su conjunto entre los más poblados. Es más, te darás cuenta que entre los países con más densidad poblacional, están los países ricos; ya que, de suyo, la población es un factor de desarrollo y generación de riqueza.
La praxis médica es radical, y al ir a la raíz de las cosas que tocan a la salud de las gentes, adquiere esa dimensión Política -en letras mayúsculas- de la cual no puede despojarse. En tal sentido, Encargarse de la salud de los demás, es la misión esencial de esa praxis médica; y en tal sentido, esa praxis realiza y se realiza, en el enfrentamiento con las realidades de todo tipo que impiden la salud de las personas.
Y dentro de esa realización, -por cierto, preferimos esta palabra y no éxito- está la realización del médico como persona. Conocemos a muchos médicos que les hace felices saber que han curado, que han salvado vidas. Pero también, que han sufrido al no poder hacerlo y más aún, cuando los obstáculos son la pobreza y la marginación que sufren los pacientes.
Impedir e impedirse convertir la praxis médica en una mercancía más, es parte de la misión política de las buenas y buenos médicos. Y eso pasa por la opción de servir a la humanidad como horizonte, o bien plegarse a esos grupúsculos de poder, que se nutren de la vida de las mayorías empobrecidas.
Ser consecuentes con esa vocación especial, implica una convergencia con el Camino de Jesús que dice: “El ladrón entra solamente a robar, a matar y a destruir. Yo, en cambio, vine para que tengan vida y la tengan en abundancia.” Jn 10,10
Ellacuría, Ignacio; Escritos Filosóficos, Tomo III; UCA Editores 2001, El Salvador.
Ellacuría; Cursos Universitarios; UCA Editores; 2009; El Salvador.
*Investigador y docente universitario.