Nunca estuvimos tan cerca de la paz, al mismo tiempo, jamás nos ha parecido tan distante. Estas cavilaciones las esboza Pierre Weil, psicólogo y educador francés, nacido en Estrasburgo, en su obra “El arte de vivir en paz: por una nueva consciencia y una nueva educación”[1].
Por: José Guillermo Mártir Hidalgo
Afirma que se han creado productos tan maravillosos por la divulgación científica y al mismo tiempo el aumento de la miseria, la violencia y el miedo, no habían alcanzado cotas tan altas. Acumulamos conocimientos en cantidades, pero, nos falta sabiduría para usarlos.
Esto se debe a la crisis de fragmentación, que ha llegado a límites extremos de amenazar la sobrevivencia de todas las formas de vida en la tierra. Propiedad del pensamiento humano es clasificar, dividir y fraccionar, para establecer relaciones entre los fragmentos. La propia ciencia moderna, comienza a exigir el surgimiento de una nueva consciencia. Ya que la visión fragmentada de la realidad genera la cultura de la irresponsabilidad, refuerza la ceguera y es peligrosa en las relaciones sociales entre sujeto y objeto.
Es un error hablar de paz como algo externo al hombre. Esta noción de paz, se condensa en el tratamiento del conflicto y sus causas específicas. Más que ausencia de conflicto, la paz es un estado de consciencia, la cual debe ser procurada en el interior de cada hombre, comunidad o nación. De nada sirve desarmar a los hombres, si sus espíritus no se forman de manera pacífica. Si no trasformamos el espíritu de los hombres, el conflicto explotara mucho más fuerte que antes. La máxima militar “Si quieres la paz prepárate para la guerra”, es mantener la paz por medio de la fuerza.
El preámbulo del acto constitutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) dice, las guerras nacen en el espíritu de los hombres, es en ellos donde se debe erguir la defensa de la paz. La Declaración de Yamusukro, realizada en Costa de Marfil, en el mes de julio de mil novecientos ochenta y nueve señala que, en el espíritu de los hombres comienzan las guerras. La paz, dice Weil, tiene dos variantes. La paz, como resultado de la ausencia o disolución de los conflictos intrapsíquicos (tesis de naturaleza psicoterapéutica) y la paz, como estado de armonía interior (resultado de una visión no fragmentada del saber). Una nueva visión de la paz es holística. La palabra holístico promueve la concepción de cada realidad como un todo, distinto de la suma de las partes que lo componen. La paz es al mismo tiempo felicidad interior, armonía social y relación equilibrada con el medio ambiente. Una visión holística es una consciencia cósmica de naturaleza transpersonal, trans-social y transdisciplinar.
De igual forma, la educación ha sido concebida desde una perspectiva fragmentada, dividida y deformada. La “educación” es confundida con “enseñanza”. Esta se dirige a las funciones intelectuales y sensoriales, lo que favorece la separación entre los pensamientos, opiniones, actitudes racionales moldeadas por la escuela, de los hábitos y comportamientos formados por la familia. Una propuesta holística tiende a despertar y desarrollar la razón, la intuición, la sensación y el sentimiento. Mientras que, la educación tradicional tiende a condicionar a las personas a vivir exclusivamente en el mundo exterior. La propuesta holística se orienta, tanto para el mundo exterior como para el mundo interior. La visión holística insiste en la simplicidad voluntaria, cooperación, valores humanos, formación general precedida de la especialización y el dinero, visto como medio de servicio de los valores fundamentales, no como un fin en sí mismo.
En el antiguo modelo de educación, el alumno es considerado como especie de cinta magnetofónica o film virgen, sobre el que el profesor registra su enseñanza de forma mecánica. El nuevo paradigma sustituye el concepto de alumno por el de estudiante, quien participa activamente del proceso y asume dirigir su propia transformación. El antiguo modelo racional occidental, lleva a la destrucción del planeta y a la solución de conflictos de manera violenta. Todo lo opuesto es en la educación holística para la paz, la cual es un proceso que se inspira en los métodos activos dirigidos a las personas como un todo. Manteniendo o restableciendo la armonía entre el sentimiento, la razón y la intuición. Entre las metas de la nueva educación están la salud del cuerpo, el equilibrio entre la mente y el corazón y el despertar o permanencia de los valores humanos. Se trata de vivir en paz consigo mismo (ecología interior), con los otros (ecología social) y con la naturaleza (ecología planetaria). El arte de vivir en paz establece una consciencia personal, social y planetaria.
Todo lo contrario, es el proceso de destrucción de la paz en el ser humano. En el plano mental, es creer que el sujeto y el universo no tienen una relación humana entre sí. En el plano emocional, el miedo empieza a crear emociones destructivas. Y en el plano físico, los efectos terribles del estrés sobre el organismo. Separado de sí mismo, el hombre genera emociones destructivas, como el apego y la posesividad en sus relaciones con las cosas. Las emociones destructivas, causan estrés y destruyen el equilibrio del cuerpo. La fragmentación del individuo se proyecta en el conocimiento, se extiende hacía la naturaleza y a lo colectivo, propiciando una vida social violenta y condiciones económicas de explotación, que refuerzan el sufrimiento humano. El hombre en desarmonía crea una sociedad violenta, enferma y destructiva.
El desarrollo de la paz interior tiene tres espacios. Paz del cuerpo, paz del corazón y paz del espíritu, los cuales son interdependientes. En cada uno de nosotros hay funciones y cualidades emocionales responsables de la paz interior, social y planetaria como la alegría, el amor altruista y la comprensión, que alimentan la responsabilidad personal, social y planetaria.
La meditación nos lleva ver para dentro. Meditar es quedarse sentado sin hacer nada. Hay técnicas para ello, como concentrarse sobre un pensamiento o imagen interior, prestar atención y sentido a objetos exteriores y la danza en su forma meditativa, como el Tai Chi Chuan. Métodos diferentes de educación para la paz son la educación cultural para la paz, que se centra en tratar de transformar los valores. La educación social para la paz, depende de la educación individual para la paz, por lo que es necesaria una acción directa sobre las relaciones humanas interpersonales, inter e intra grupales. Y la educación económica para la paz, precisa de una nueva economía holística que, integre y trascienda contribuciones positivas de los sistemas económicos actuales. Finalmente, el arte de vivir en paz con la naturaleza, es volver al ser humano consciente de que es parte indisociable de la naturaleza.
*Psicólogo salvadoreño
[1] Weil, Pierre. El arte de vivir en paz: por una nueva consciencia y una nueva educación. En: https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:nOBjzujZBccJ:https://issuu.com/fundacionunidas24/docs/el_arte_de_vivir_en_paz_pierre_weil_versi_n_final&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=sv