Entre el mercado y la escuela

Una amiga locataria del mercado San Juan de Siguatepeque me llamó y dijo “profe tiene que venir al mercado, le presentaré a un niño que quiere matricularse en la escuela de su aldea, pero su mamá no se lo permite”. Sinceramente no me explicaba las razones para que alguien no quisiera que un niño disfrute la escuela.

Por: Melvin Martínez*

El domingo fui al mercado, conocí a Daniel, un niño de trece años, que sueña con ser enfermero. Me contó que vive en una comunidad llamada Las Pavas, en el municipio de El Rosario, cerca de Siguatepeque. Daniel Es elocuente tiene una plática Interesante. En minutos me relató que, todos los jueves y domingos, vienen a trabajar al mercado de Siguatepeque. Se levantan a la una de la mañana con otros niños y se vienen de la aldea a vender frutas y verduras durante todo el día al mercado.

En medio de la plática llegó otro niño amigo de Daniel, de una aldea cercana llamada El Junco, afirmó que también quiere estudiar en la escuela, va a quinto grado, pero sus padres no lo apoyan. Mauricio es el nombre del niño, y en tono cargado de esperanza y orgullo expresó que su ilusión es ser piloto y volar y ver el mercado desde el cielo.

Son miles de niños en las aldeas de la zona rural a quienes sus padres no motivan, ni apoyan, para ir a la escuela. Valoran más el poco dinero que fruto del sacrificado trabajo infantil pueden llevar a sus casas, que las ilusiones y el potencial que los pequeños cargan en sus corazones.

La refundación de la educación sin duda estará orientada a responder a los niños que como Daniel y Mauricio tienen proyectos de vida que transformarán nuestra patria.

*Educador hondureño

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