Los actores y escritores de Hollywood y su lucha contra la inteligencia artificial

El descontento entre los guionista o escritores de Hollywood tuvo su origen en la precarización de su condiciones salariales y laborales a raíz de la llegada de las plataformas de streaming.

Por: Fabian Acosta Rico*

Series, películas, documentales, programas… como las que produce la pionera Netflix o sus competidores Disney Plus, HBOMax, Amazon Prime… han proliferado y gozado de holgados presupuestos que no necesariamente han mejorado los ingresos de los creativos o inventores de historias; por el contrario el número de estos se ha visto reducido a lo que se conoce como “mini salas”; son empleados por la industria por periodos cada vez más cortos no logrando tener así un ingreso regular y, para empeorar las cosas, la mayoría de estos proletarios de las ideas y la pluma, la mitad para ser precisos, trabaja por el salario mínimo establecido por el sindicato. En peor situación están los guionistas de programas de comedio para plataformas de streaming; ellos ni siquiera reciben el sueldo mínimo.

El malo de esta historia son las compañías de streaming y en el caso de los actores la situación es algo parecida. Antes de Netflix, a un actor que tuvo algún papel en una película o serie se le daba una regalía, por así decirlo, cuando estas eran re-estrenadas o retrasmitidas.

Ahora las plataformas de streaming no quieren hacerlo dado que son otras condiciones las que en ellas prevalecen; sus ingresos son por suscriptores y no por sus productos como ocurre por ejemplo con una entrada de cine o por un disco blu-ray. Desde cierta lógica, acoplada a estas nuevas realidades, lo justo sería que el actor recibiera alguna remuneración por las reproducciones, en la plataforma, de su serie o película.

El futuro ya nos alcanzó y este conflicto sindical hollywoodense es el mejor ejemplo. En el casos de los escritores están en riesgo de que sus guiones u obras en general sean reescritas, continuadas o reinventadas por estos grandes modelos de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés) y que por esta apropiación, a través de la IA, no sean remunerados y más por que persista la duda de que en realidad se haya dado pues podría ser que nuestra IA aprendió no de uno, sino de cientos guiones para su nueva creación.
En el caso de los actores la situación pudiera parecer aún más grave, pues estamos hablando de la posibilidad de que su imagen sea escaneada y después replicada empleando tecnología de IA generativa de tal suerte que, por ejemplo, se le contrate para protagonizar a un personaje para la primera o segunda temporada de una serie y después, con su réplica digital, se sigan filmando el restos de las temporadas sin que al actor se le pague por el uso de su imagen. Esta es una de las razones por las que está peleando el Sindicato de Actores de Cine-Federación Estadounidense de Artistas de la Televisión y la Radio por el uso no regulado de esta IA generativa buscando, en su defecto, un nuevo tipo de contrato, más actual, que proteja a sus integrantes de la pérdida de ingresos por estas sustituciones.

Esta problemática es la perfecta intersección entre realidad y ficción pues en efecto ya el novelista Stanislaw Lem la había anticipado en su libro Congreso de futurología, llevado por cierto a la pantalla grande con el nombre del Congreso en el 2013. La trama de esta historia de ciencia ficción se centra en una actriz veterana, Robin Wright, la cual recibe la oferta de Miramount Studios consistente en un contrato para explotar su cuerpo o más bien imagen digitalizada para generar películas protagonizadas por ella empleando únicamente personajes generados por computadora. En este caso la actriz, justamente si recibiría una remuneración por las producciones en las que apareciera su yo-avatárico-virtual; algo por lo que están peleando los actores de Hollywood.

Poniéndonos también futurológicos: ¿qué tan lejos estaremos de que los grandes estudios y las compañías de streaming lleguen a realizar una película o serie sin humanos cuya escritura y realización corra por cuenta de una IA? Si ya es un tanto desalentador que una máquina le quite el puesto de trabajo a las personas de carne y hueso en los bancos, supermercados, call-center… peor será que también esta sea la encargada y responsable, de principio y a fin, de los productos que sirven para nuestro entretenimiento (y porqué no también para nuestro masificado adoctrinamiento).

*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara – México

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